Capítulo dos.

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Capítulo dos.

POV Ambar Nicole Cooper.

¿Porque tendría que soportar todo aquello que había sucedido en mi vida?, cada vez recuerdo menos la figura de mi madre, su silueta se vuelve extraña en mi mente, aquella sonrisa se había borrado de mi memoria. Dolía recordarla, ya que era lo único que me quedaba de ella, pero mi memoria había comenzado a fallarme los últimos días. Dolores de cabeza hacían imposible el reconocimiento de aquella mujer, lo había mantenido escondido, de todos modos era lo mejor, si se lo hubiese comentado a mi padre el ya exageraria e inmediatamente me internaria en un hospital, aunque los dolores de cabeza no cesaban estaba conforme con mantenerme en casa, era mejor que estar en un hospital.

Luego de unos minutos parada viajando en mi mente me decidí darme por vencida y dejar la lectura para otro momento. Mi estómago comenzó a rugir, eso indicaba que era hora de almorzar, debido al incidente del dia anterior me había negado a cenar esa misma noche, y esta mañana sin pensarlo omiti el desayuno, estoy realmente hambrienta, necesito alimentarme urgentemente.

Salí de mi habitación y analicé el pasillo, libre de intruso por el momento, eso era algo bueno. Entonces me encamine hacia la escalera y bajé con total despreocupación, aunque debía preocuparme ya que seguro James estaba en la sala o la cocina, o dios sabe dónde.

- Estaremos bien mamá, Ambar es algo complicada en algunas ocasiones ya sabes, pero es agradable.- escuche su conversación venir de la cocina, me asomé al marco y lo observe, se encontraba de espaldas a mí, mientras que con su mano izquierda sostenía el móvil contra su oído, con su mano derecha vertía un poco de agua sobre un vaso.- ahora que estaré aquí por un largo tiempo puedes venir y al fin conocerla, te agradara, se llevaran bien te lo aseguro.

Betty era el nombre de su madre, solo había escuchado un par de cosas sobre ella, había un extraño rumor sobre ella y la identidad de James, había oído chusmear a mi padre con mi tío Lucas, tal parece que Betty tuvo a James con otro hombre. ¿El sabrá eso?.

Me adentre a la cocina carraspeando la garganta, el moreno notó mi presencia y se despidió de su madre, yo por mi parte le robe el vaso con agua y lo lleve a mi boca para beber un poco. Sin importancia trague todo el liquido.

- ¡Oye!- guardó su móvil en el bolsillo trasero de sus vaqueros.- ese vaso me pertenecía.

- No, estas en mi casa, todo me pertenece a mi.

Deje el vaso sobre la mesada y relamí mis labios, le dedique una sonrisa triunfante, estaba claro, yo siempre ganaría, haría su vida imposible cada minuto que pase en esta casa. Su cuerpo se movió, se acercó a mí lentamente con una mirada desafiante.

- Ajam -chasqueo su lengua y sonrió- ¿entonces yo también te pertenezco?

Di un paso hacia atrás apartándose de su voluptuosa figura, por un momento me había sentido intimidada.

- James Tom Parker - digo rodando los ojos y Sonrió al final. Pude notar como su mandíbula se tenso al oírme pronunciar cada letra.

- ¿Como sabes mi segundo nombre?

- ¿Tom? - entrecerró los ojos frustrado - ¿se suponía que no debía saberlo? - fingí sorpresa y luego solté una carcajada. Su mirada profunda penetro mis ojos sin piedad alguna, su mandíbula tensa me daba indicios de que estaba enfureciéndose, eso hizo que aumentara mas mi sonrisa.

- ¿Que es gracioso?

- Tú, te ves feo con el ceño fruncido.

En tu cara James, Ambar 1 - James 0.

Me sentí estupenda, pude devolverle el favor, mi corazón comenzó a latir de prisa, la adrenalina comenzó a recorrer todo mi cuerpo, sin dudas estaba dispuesta a jugar con fuego.

- Sere comprensible contigo, solo si pides disculpas - soltó de repente, que le pasaba a este pendejo.

- Se claro.

Me crucé de brazos esperando su respuestas, lo rete con la mirada, pero parecía estar muy tranquilo. De un momento a otro se abalanzó sobre mi cuerpo quedando ambos tirados en el suelo, estaba sobre mi haciéndome cosquillas. ¡OH POR DIOS QUE INFANTIL!

- Retractate, di que soy bonito y dejaré de torturarte.

- No... espera, de acuerdo - solté sin aire, las cosquillas cesaron.

- Dilo, no te oigo.

- Eres realmente horrible.

Dando por finalizada la frase me arrastre por el suelo hasta alejarme y ponerme de pie para comenzar a correr.

- ¡Tramposa, no era parte del trato! - grito agitado, me estaba siguiendo y eso me ponía nerviosa.

Sus brazos me alzaron sin problema, esta vez caímos sobre el sofá, intente safarme de todas las formas posible pero fue inútil, sin duda era mucho más fuerte que yo.

- Detente - susurró agitada sin voz.

Cerré mis ojos con fuerza, su aliento golpeaba suavemente mi rostro, podía sentir su corazón latiendo con rapidez, mis manos estaban siendo inmovilizadas por las suyas. Al momento en el que abrí los ojos lo vi, tu rostro sonrosado tan cerca del mío, sus labios húmedos a centímetros de los mio. Esto era una locura.

- Realmente eres un niña mala. - susurró tan suave que hasta logró asustarme. - ¿Qué es lo que haré contigo?

- Me soltaras, luego iras a la cocina y me harás un rico almuerzo.

- ¡JA!, estas demente.

Liberó mis brazos, su cuerpo ahora estaba lejos del mío y por alguna razón me sentía vacía, no dejaba de mirarme con esa mirada tan penetrante que logra intimidarme.

- Agradece que estoy de buen humor, sino ya hubiera acabado con tu vida.

- Vaya, suerte la mía - rió irónicamente cruzandose de brazos - ¿Tienes hambre?

- Si, ¿vas a cocinarme?

Pestañee como una pequeña niña, sus ojos se iluminaron, realmente estaba disfrutando este juego, si al menos las cosas fuesen de este modo todo el jodido tiempo, sería diferente.

Borre mis pensamientos, no estaba bien sentirse confortable con esta situación, no teníamos que llevarnos bien, era extraño, todo viniendo de él lo era.

Su boca se movía suavemente, mis oídos no lograban escuchar lo que decía.

- ¿De acuerdo? - finalizo sonriendo.

- ¿Que? No estaba prestando atención.

- Te decía que pidamos algo para almorzar, no tengo ganas de cocinar, ¿te parece?

Asentí casi sin poder hablar, me sentía extraña, el ambiente era algo pesado, me costaba poder respirar. Seria dificil convivir con aquel chico.

Dulce Pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora