Capítulo tres.

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Capítulo tres.

POV James Tom Parker.

Ambar no era la mujer más hermosa del mundo, pero tampoco era la excepción, si bien su carácter te asustaba bastante, su figura recompensaba el resto, no era tan delgada como esas modelos pero tenia con que defenderse, aunque no debía verla de ese modo, sabía que muy en el fondo ella tenía algo que me atraída, tal vez su torpe forma de actuar o su sensual trasero. «Joder James, eres un pervertido», me golpee mentalmente, debía quitar esos pensamientos. Ella era mi prima, bueno no ciertamente lo era, pero nos habíamos criado prácticamente juntos, la conozco desde los cuatro años, aunque yo soy dos años mayor que ella.

Termine de desempacar mis cosas, la habitación era algo fría, el color azul marino me parecía algo deprimente. Coloque la maleta debajo de la cama y cerré las puertas del armario. Tome el pijama que minutos antes había dejado sobre la cama y me dirigí al baño.

El agua caliente caía por todo mi cuerpo, desde que había llegado necesitaba relajarme, Ambar me tensaba completamente, y en este momento una cálida ducha era lo mejor.

Al cabo de cuarenta minutos salí del baño vestido con mi pijama, me asuste al verla sentada en la cama.

- Creí que iríamos a pasear - dijo con sarcasmo mirando mis pantalones. - son apenas las 16:25 pm, anciano.

Me reí por su tono infantil, se veía relajada inclinada hacia atrás apoyándose en sus mano con las piernas cruzadas. Sus prominentes pechos estaban en alto, esa pequeña blusa apretaba su cuerpo marcando cada centímetro de su figura, estábamos en otoño y ella llevaba un pequeño short, sin duda iba a volverme loco.

- Ninguno estamos vestidos apropiadamente para dar un paseo. - dejó la toalla sobre el respaldo de la silla que está junto al escritorio.

- ¿Porque dices que no? - alzó una ceja, está completamente loca. - será divertido, prometo no ocasionar problemas.

- Te puedes resfriar, estas muy desabrigada para salir.

- Tu pijama es realmente bonito, todo de un tono gris, para nada vergonzoso. - relamio sus labios, por un momento el aire comenzó a faltarme.

Separó las piernas dejando ver su pequeño short rosa, eso era jodidamente terrible, ¿como podía usarlo?, ¿estaba tratando de volverme loco?, pues ya lo estaba logrando.

- No lograrás convencerme. - sentencie firme sin titubear.

- De acuerdo.

Vaya, eso fue fácil. James, estás haciendo las cosas bien.

Se puso de pie abruptamente, sus pies descalzos dando pequeños pasos hacia mí, mi cuerpo se tensó por completo. Cuando llegó a estar en frente mío, se puso en puntas y acercó su boca a mi oído.

- Hace calor aquí, ¿quieres quedarte y prenderte fuego o tal vez salir a enfriarnos un poco?

Colocó su mano derecha en mi pecho para apoyarse mientras se inclinaba hacia atrás para observar mi rostro. Estaba siendo jodidamente sexy, su voz, la ropa, su jodida forma de sonreír. Joder, Mike me mataría, ¿pero realmente valdría la pena probar este pequeño dulce?

- No oigo tu respuesta. - un puchero se asomó a su rostro, su altura era algo baja, aunque estaba haciendo puntas de pie me llegaba a la pinta de la nariz.

- Puedes bañarte con agua fría. - encogi mis hombros restándole importancia.

- Ya lo hice y no ha funcionado. - soltó un breve suspiro, dio un paso hacia atrás como si estuviera frustrada, realmente no saldrá nada bien. - no se tú, puedes quedarte y fingir que eres normal como el resto, pero sabes una cosa; soy diferente y me destaco de esa forma. Para mí, será una completa aventura pasear vestida de esta forma.

Su cuerpo abandonó la habitación, estaba mucho más convencida de lo que había creído, ¿sin dudas iba a hacerlo?, no le veía nada divertido a esto, sin dudas ella no era normal.

Corrí al armario para tomar una chaqueta abrigada, metí mis pies en las zapatillas deportivas y salí de la habitación.

Esto era una locura, lo más sorprendente era que estaba dispuesto a seguir su juego, era eso o declararnos la guerra.

Al momento en el que abrí la puerta para salir de la casa me percate de que estaba detrás de mí, sus manos tocaron mi espalda y me empujaron fuera. Al girarme la vi salir detrás de mí cerrando la puerta con llave, tal parece que tenía todo preparado.

- Sabía que te animarias. - sonrió victoriosa y guardó las llaves dentro de ¿su sujetador? ¡vaya!, sin duda nunca dejaba de sorprenderme. - ¿qué haremos ahora?

- Primero... - me puse a su lado y le comencé a colocar la chaqueta, le subí el cierre hasta lo más alto. - ahora podremos pasear si es que lo deseas tanto.

La mire por un segundo, se veía tranquila, sin nerviosismo alguno o sin algun brote de locura. Junte nuestras manos y la arrastré lejos del silencioso barrio en el que vivía.
Se sentía raro sostener su mano, pero me llenaba de placer hacerlo, era una sensación inigualable.

Era algo similar a una niña tratando de encontrar las respuestas en un mundo lleno mentiras, dolor y tristeza. Su andar en la vida era muy peculiar, no hacía notar su sueños, su deseo ni mucho menos su felicidad, estaba llena de misterios para aquel que la mirase.

Se detuvo de repente mirando hacia un punto fijo, seguí su mirada y logre distinguir la figura de dos jóvenes de casi su misma edad.

- Volvamos a casa. - apretó mi mano levemente, su voz era débil, sus ojos se habían cristalizado y eso me estaba preocupando.

Esos dos tipos notaron nuestra presencia y se acercaron unos cuantos centímetros, la miraron a Ambar con una sonrisa perversa. Yo los conocía de alguna parte, se me hacían familiar.

- No sabía que la rarita tenía novio. - dijo uno riendo.

- ¿Que mierda es tan gracioso? - solté fulminandolos, sus miradas dejaron de intimidarla y se posaron en mi. Me coloque delante de su cuerpo para cubrirla de algún modo si sucedía algo.

- Vaya, ¿esta zorra desquiciada realmente te gusta?

¿Zorra? Nicole no era ninguna zorra, ella no era de ese modo, esta insultandola sin al menos conocerla un poco.

- Dilo nuevamente y te parto la cara a golpes - grite eufórico casi al límite, Ambar aprieta mis brazos con sus manos y trata de arrastrarme lejos de los dos jóvenes.

- James, quiero irme, por favor.

Su débil voz penetró mi corazón, estaba asustada, estos tipos la intimidaba, algo estaba ocultando y necesito saber que es. Les eché una última mirada de desprecio y me di la vuelta para tomar su mano, pude notar la preocupación en su rostro, estaba nerviosa.

- ¿Quienes eran esos tipos?

- Uno de ellos mi ex novio y el otro su mejor amigo.

¿Que? Cómo pudo salir con ese imbécil, poco hombre, esas cosas no se les dicen a una mujer, mucho menos a Nicole, mi pequeño monstruito.

- Dime por favor que no te acostaste con ese tipo - rogue cerrando los ojos.

- Solo una vez y lo deje, no fue para nada especial. - sonrió débil como si quisiera convencerse más a sí misma.

- ¿Porque terminaron?

- Él era violento, lo deje cuando quiso golpearme.

Mi cuerpo se tenso y me paralice por completo, no quise ni imaginar algún tipo de episodio entre ellos así que evite cualquier tipo de pensamiento, simplemente seguí caminando en silencio.

Dulce Pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora