Capítulo quince.

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Capítulo quince.

No supe muy bien lo que sucedía cuando desperté, estaba en el suelo de la sala abrazada a James, quien me cubría completamente con sus brazos y piernas. No sentía ni un poco de molestia, pero realmente el piso estaba frío. Me removí intentando zafarme de sus musculosos brazos y por suerte logré salir de entre ellos, miré a mi alrededor y todo estaba como antes, exceptuando por nuestras pertenencias tiradas por toda la habitación. Agarre la camisa de James y me la puse, luego mientras buscaba mis pertenencias observe a James durmiendo plácidamente. Por un momento quería arrastrarme hasta él y meterme entre sus brazos, pero no comprendía exactamente qué estábamos haciendo o que éramos en realidad. Recogí todo y silenciosamente camine hacía la escalera.

- Mi camisa te sienta bien - su voz ronca me sobresalto, di un salto sorprendida mientras ahogaba un grito y gire mi cabeza para verlo. - ven, mi cuerpo extraña el tuyo.

Sentí como mi estómago se contrae, ¿realmente estaba hablando enserio?. Yo también lo anhelaba, pero debía aguantar, si James notaba que me gustaba pasar tiempo con él se iba a aprovechar, así que debo jugar bien mis cartas.

- Nada de compromisos, ese era el trato. - acomode mi cabello y me dispuse a seguir mi camino. - no debemos enredarnos demasiado sino se complicarán las cosas, disfrutemos el momento. Recuerda, hasta que el tiempo nos lo permita.

Cite sus palabras al final, mi pecho se infló de orgullo, no quería ser su puta de turno o que me utilice como su juguete, pero tampoco quería que él pensara que pasaria algo más, debemos ser cuidadosos.

- ¿Quien dijo que quiero conquistarte o aferrarme a ti por el resto de mi vida? - me detuve a mitad de camina, di media vuelta para observarlo y ya estaba de pie con su bóxer bien puesto. - solo quería una segunda ronda ya que a la primera te quedaste dormida.

No sabía que responderle, trague saliva varias veces y me recompuse, debía ser fría y jugar el mismo juego que él. Me recargue en el barandal y le lance un beso, luego le guiñe un ojo sensualmente, no sabía con exactitud qué estaba haciendo.

- Es que me aburriste demasiado y me dio sueño. - su mandíbula se tensó, ouch eso me dolió hasta a mi, creo que acabo de golpear su ego.

Me encogí de hombros y corrí hacia mi habitación, sin detenerme a escuchar los gritos quejosos de James. De seguro había desatado la guerra entre nosotros, otra vez, comienzo a creer que entré él y yo no puede haber tranquilidad que dure más de doce horas. Mire el reloj que descansaba en mi mesa de luz, eran exactamente las dos de la tarde. Agarre algo de ropa y una toalla, entre en el baño y me quite la camisa de James, la cual tenía un aroma delicioso, y me metí en la ducha. Estuve treinta minutos dentro dejando que el agua cayera por todo mi cuerpo, lave mi cabello con cuidado y luego me enjabone el cuerpo.

Mire mi cuerpo y un escalofrío me recorrio al recordar lo que había pasado con James horas antes, me abrace a mi misma tratando de tranquilizar mis emociones para no imaginar estupideces y salir corriendo. Estaba algo sensible, lo que había sucedido entre ambos me desestabilizó por completo. ¿Que estábamos haciendo realmente o que queriamos lograr con esto?

Me envolvi con mi toalla blanca y luego enrolle otra en mi cabello, me seque el cuerpo para poder ponerme mi ropa interior, sali del baño con la ropa que había seleccionado antes de ducharme, las deje sobre la cama para poder vestirme. Abotone mi vaquero gris, pase mi camiseta negra por mis hombros y luego por mi cabeza para dejarla caer por mi cuerpo, era holgada lo que me daba libertad. Seque mis píes para ponerme unas medias azules, deje el toallon colgado en el baño y me quite la toalla que envolvia mi cabeza para peinarme y secarme el cabello. Después de varios minutis estuve lista y meti mis píes en mis convers negras.

Dulce Pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora