Capítulo siete.

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Capítulo siete.

Luego de ese pequeño "incidente" de esa misma mañana, James se había ido de mi habitación murmurando algunas maldiciones mientras yo reía lo más desquiciada posible, estaba furioso y necesitado ya que había despertado a su amiguito. Probablemente se desquitaria conmigo de algún modo, su mirada me había dejado en claro que iba a cobrarse mi broma.

Quite las sabanas que envolvían el colchón y las coloque para lavar antes de bajar para preparar el desayuno, porque de seguro James no lo haría ya que estaría un poco ocupado en la ducha quitándose las ganas o quien sabe que.

Encendí la radio para distraerme un poco mientras torturaba la naranja con el exprimidor, prepare algunas tostadas con mermelada y un tazón de cereales para James, sabía que eso le gustaba y estaba dispuesta a prepararlo como algún regalo para hacer la paz. Coloque todo prolijamente sobre la mesa y serví un poco de jugo en dos vasos, para el momento en el que había terminado con mi obra de arte James entró a la cocina con el pelo húmedo y su rostro brillante, su dulce y varonil aroma se apoderó de mi ser y respire profundo unas cien mil veces.

- ¿Lo hiciste tú? - rodé los ojos cuando lo vi señalar la mesa. Se veía tan sorprendido como yo por su pregunta, tal vez no era la mejor chef del mundo pero sí sabía preparar un puto desayuno, no era tan imbécil como él.

- No, vino Harry Potter hizo un poco de magia y preparo el desayuno - coloque mis manos en mi cintura, su cara se iluminó y me mostro una sonrisa. - Claro que lo hice yo, idiota.

- Lo de Harry Potter es mucho más creíble.

Solté el aire con frustración, estaba siendo el mismo idiota de siempre,nada había cambiado y eso se suponía que estaba bien, pero a mi me molestaba que sea un jodido idiota todo el tiempo, al menos un gracias o; vaya se ve delicioso, estaría bien. Pero no, el tenia que ser especial y dar su toque de maldad, tal vez podía estar vengándose por lo de esta misma mañana, pero entonces se había estado vengando siendo sarcástico desde que había llegado.

Lo vi sentarse en un banco aun con una sonrisa en el rostro, me había molestado lo suficiente como para querer golpearlo hasta quitarle esa estúpida sonrisa.

- ¿Qué es tan divertido? - mi voz salió de lo más profundo de mi cuerpo, no se inmuto para nada.

Simplemente tomo el tazón con cereales y se llevó una cucharada a la boca. Estaba ignorandome y eso me estaba jodiendo realmente, con la furia consumiendome tome uno de los vaso de jugo y lo derrame en su cereal, luego iba a arrepentirme por arruinar mi trabajo, pero se había sentido bien ver su cara de sorpresa y espanto a la vez.

- Faltaba mi toque personal.

Le lance un guiño seguido de una mueca similar a una sonrisa, su rostro se frunció, me miró entrecerrando los ojos y supe que no terminaria bien, ya estaba despidiéndome de mi vida en silencio. James tiró la cuchara sobre la mesa y se puso de pie, lo vi acercarse a paso lento mientras que yo caminaba hacia atrás para alejarme, justo antes de que fuese capaz de salir corriendo me acorralo contra la nevera.

- Realmente estaba disfrutando de mi desayuno. - sus ojos se clavaron en los míos, sus manos pasaron por mi cintura acariciándola y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. No podía comprender lo que estaba pasando, mi cuerpo se estaba consumiendo por el placer que me proporcionaba su cercanía y su toque. Su aliento chocaba contra mi rostro cuando se inclinó para estar aún más cerca. - pero tampoco me desagrada la idea de que tu fueras mi nuevo desayuno ya que arruinaste mi cereal.

Mi corazón se detuvo por un momento, ¿como podía ser yo su desayuno?, ¿acaso quería comerme?. Mierda, estaba conviviendo con un jodido canibal y eso me aterraba, o tal vez no. Me apretó aún más contra su cuerpo sintiéndome enferma, mis piernas temblaban, estaba jodida, este hombre me estaba acalorando demasiado.

- Soy muy joven para morir ¿sabes?, no voy a dejar que me comas. - solté con nerviosismo, estaba esperando que se alejara o algo asi, pero tal parece que no quería, aunque a decir verdad yo tampoco queria que se aleje. Se rió de mí, como si estar en esa situación fuese de lo más normal.

- No voy a comerte, a menos que tu quieras que lo haga. - sus cejas se alzaron sensualmente, algo que que me intimidaba.

Fue ahí cuando ya me estaba desvaneciendo por completo, una de sus manos se acerco a mi mejilla y la acarició con cautela, como si yo estuviera echa de porselana. Su toque me habia provocado mil cosas, su mano era tan suave que me asombre, nunca lo había sentido, ni siquiera con el único y estúpido novio que había tenido. Se fue acercando lentamente, podía oír los latidos de mi corazón resonar por toda la cocina cuando sus labios rozaron los míos, definitivamente quería besarlo, lo quería probar, quería que me besara como nunca nadie lo había hecho, lo estaba deseando y podia notar que él también lo deseaba tanto como yo, su ojos me miraban muy fijo con un brillo especial. Cerré los ojos esperando el contacto de sus labios con los míos pero no paso nada, cuando abrí los ojos lo mi mirándome sin ninguna expresión, ya no llevaba una sonrisa en el rostro y no sabía que estaba pasando, me sentía estúpida.

Se alejó bruscamente dejándome temblando, no podía reaccionar, había caído como una pendeja, era ridículo, me sentía sucia y usada, el estaba jugando conmigo y yo había caído porque era una maldita pendeja débil.

Cuando lo busqué con la miraba ya no había rastro de su figura por ninguna parte que yo alcanzaba a ver, renegando por lo que había pasado y con la rabia muy a flor de piel, lave los trastos del desayuno que ninguno de los dos había disfrutado.

Era una idiota por haberme dejado llevar, quería golpearme, seguro que al marcharse de esa forma se había reído de mí y me sentía mal por ello. Toda mi vida me había prometido no caer en brazos equivocados, menos en los de un idiota que se relacionaba con putas.

Me pase toda la tarde pensando, estaba traumada, podía sentir sus manos sucias manosear mi cuerpo y me daban escalofríos, no sabia que era peor, si había caído como una idiota ante un típico mujeriego o que fuera James ese idiota.

Antes de que me tirara de mi ventana para calmar la humillación interna que me estaba proporcionando por mi misma, un mensaje de logan me había llegado.

Abrí el mensaje y lo leí;

Niqui, hay una fiesta en casa de un amigo, me gustaria que vengas conmigo para recordar viejos tiempo.

Una sonrisa se formo en mi rostro, eso sin duda sería lo mejor, tal vez haciendo lo que mejor sabía hacer que era beber hasta perder la conciencia podria olvidar la situación vergonzosa que había tenido con el idiota de James, obviamente antes debia asegurarme que Logan me cuidaría y me traería a casa a salvo.

Sin dudar le conteste el mensaje;

Estupendo, pasa por mí a las diez.

Dulce Pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora