Capítulo cinco.

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Capítulo cinco.

POV James Tom Parker.

Sus voces impactaron mis tímpanos, era como si no estuviera allí, ellos continuaban conversando tan plácidamente. Se sentía como si mi figura no les molestara para nada y solo fuera parte de la decoración de la casa. Un escalofrío recorrió mi cuerpo al escuchar que Logan era quien se quedaba con ella cuando Mike hacia esta clase de viajes. Sus palabras tan profundas llenas de alegría me habían dado una señal de que ella se sentía realmente bien estando junto a él, su actitud había sido completamente diferente cuando se dirigía al idiota de Logan, pero cuando hablaba conmigo, algo raro pasaba con ella, se volvía completamente desquiciada.

La suave voz de Ambar susurrando varias cosas sin sentido daban vuelta en mi cabeza, mi mente no dejaba de pensar en lo que podía haber pasado todo ese tiempo juntos, a solas. Eso me hacia sentir furioso, no era una buena imagen la que tenia en mente de ellos dos compartiendo tiempo juntos sin nadie que pudiera vigilarlos.

- ¿Tuviste algún romance en Los Ángeles? - la oí murmurar con un dejo de emoción.

- Nada importante, algunas chicas.

- Eres todo un galán. - trato de sonreír, aunque parecía mas una mueca en sus labios que una sonrisa.

Observe al rubio sobre los hombros de Nicole, él se notaba tranquilo, su rostro no mostraba ninguna expresión de nerviosismo. Mientras que yo, bueno, quería patearle el trasero de mil maneras diferentes, todas conllevaban a partirle la cara como la cereza del postre.

Me daba curiosidad que significaba Logan para ella, sin duda algo tenían, si bien eran amigos notaba un brillo en los ojos del rubio cuando la miraba. Y no era un brillo de esos inocentes que aparecían en los ojos de un buen amigo u hermano.

- ¿Recuerdas nuestro pequeño secreto? - mire de reojo a Logan, que era lo que escondían juntos. Tal vez se habían olvidado de mi presencia ya que estaban hablando libremente.

- ¿El beso? - la dulce voz de Nicole llenó mis oídos, inmediatamente mi cuerpo se lleno de ira, mis pulmones comenzaron a fallarme.

- ¿Que? - ambos me miraron al oír aquella palabra que había sonado mas como un quejido. Ella por su parte se encogió de hombros como si lo que había dicho no tenia importancia.

Di un brinco y los mire seriamente, no entendía lo que acababa de escuchar, me hervía la sangre, mientras apretaba mis puños con fuerzas intentando no golpear a Logan, trate de controlar mi respiración, porque en serio podría caer desmayado en cualquier instante en el que dejara de respirar. ¿Porque me sentía de esa forma?

- Fue solo un beso James, a demás fue cuando tenia 6 años - rodó los ojos y se rio. Sus pequeños brazos se cruzaron mientras se recostaba en el sofa. - estábamos jugando en el parqué, comenzamos a correr apresuradamente y me tropese, mis manos se rasparon un poco y comencé a llorar, Logan me dio un pequeño beso, fue tan rápido que lo quedé mirando sin entender, pero eso me calmó.

Ambos rieron cómplices, esa confesión había sido rara, entonces Logan había robado su primer beso. Vaya, si creía que eso iba a dejarme mas tranquilo pues no había funcionado, quería patear sus pelotas por haber robado su inocencia. ¿No podía simplemente abrazarla o regalarle un paleta para que se calmase? Claro era tan idiota e imbécil como para pensar eso ese rubio estúpido.

- Pero no fue para nada importante, éramos solo unos niños y no teníamos consciencia de qué significaba eso. - finalizó Ambar lanzándome una sonrisa. Podía sentir una chispa de diversión que me lanzaban sus ojos.

Me quede perplejo imaginandome aquella escena de ambos niños dándose un inocente beso, pero la furia volvió a consumirme al saber que el niño era un idiota rubio de ojos claros y la niña era Nicole, las niña mas bonita que había conocido en mi corta edad, o al menos para mi era la más hermosa.
Pocos minutos después de que siguieran hablando de sus vidas, el rubio ojeo su reloj y se disculpó diciendo que era tarde, ella lo acompañó hasta la puerta, mientras que yo simplemente los vigilaba para que Logan no se pasara de listo. Ambar le dio un beso en la mejilla y el le devolvió el gesto. Necesitaba que desapareciera antes de que me lanzara sobre él y lo golpeara hasta dejarlo inconsciente.

Aunque Logan no parecía ser un chico malo no me agradaba para nada, me daba celos ver lo bien que se llevaba con Nicole y yo a penas podía mantener una conversación, aunque tal vez cuando terminábamos de hablar nos arrancabamos los ojos silenciosamente y terminábamos discutiendo como perro y gato.

- James, James, James, James... - alargó acercándose cautelosamente cuando la figura de su amigo había desaparecido.

Di un paso sin titubear y la alcance a tomar por la cintura. Su cuerpo se tenso al sentir mi mano apretar su espalda para que se acercara mas a mi cuerpo.

- Nicole - la mire a los ojos mientras le dedicaba una pequeña sonrisa.

- Tom, no debiste ponerte celoso. - se hizo a un lado el cabello y alzó una ceja. Solté una fuerte carcajada y la deje de pronto, se quedó inmóvil, pude notar que no entendía porque me había alejado, pero la verdad era que me estaba poniendo nervioso.

- Sr. Cooper, usted a mi no me interesa para nada, ni al borde de la locura me daria celos verla con alguien más. - su rostro era todo un poema, cerró sus puños con impotencia y respiro profundo.

- Parker, usted es un jodido idiota.

Su voz era débil, tenía su usual mirada oscura, su ceño fruncido y una ligera mueca de irritación se apoderaba de sus labios, la oí suspirar un par de veces mientras murmuraba una que otra maldición.

Intente descifrar sus pensamientos pero no pude obtener nada, estaba seria mirando hacia un punto fijo, como si estuviera pensando algo muy serio o planeaba alguna venganza hacia alguien.

- Encargaré algo de pizza. - sentencie llamando su atención.

Me ignoró por completo como si no le importa absolutamente nada, admito que había sido algo duro, pero no podía admitirlo, ya era una locura sentirme de esa forma hacía ella, más loco sería confesarcelo. Eso de ignorarme le estaba saliendo bastante bien para ser sincero, me había sorprendido completamente su actitud. Me quede inmóvil en medio de la sala, su figura desapareció por la escalera, si bien estaba siendo un idiota era lo correcto, o tal vez no. Finalmente me recompuse, pedí la pizza y me dispuse a subir para hablar con ella. Estaba preparado para enfrentar cualquier berrinche que sabia que haría, después de todo seguía siendo esa niña caprichosa que había conocido años atrás.

Toque la puerta unas tres veces seguidas, no se escuchó ni una respuesta del otro lado, me anime a abrir la puerta y la encontré recostada en la cama leyendo un libro. Por un momento me había imaginado que me lo lanzaba para que me marchase reclamandome que había ingresado sin su permiso, pero nada de eso paso.

- ¿Por que no contestabas? - di un paso y deje la puerta entre abierta detrás de mí. Se inmuto ante mi presencia, su atención seguía en el libro que descansaba en sus manos. Bien, eso había sido raro, ella siempre reaccionaba ante mi presencia, pero esta vez estaba dispuesta a hacer mi vida imposible. - ¿Me estas ignorando? - continúe intentando obtener alguna respuesta pero fue en vano porque siguió leyendo sin preocupación, estaba logrando irritarme. - de acuerdo, lo siento.

Me di vuelta y me marche dejándola sola en su mundo, no sabia muy bien porque esas palabras salieron de mi boca, pero lo que si sabia era que me estaba enfureciendo y ella no podría ignorarme para siempre, o al menos durante todo el tiempo que íbamos a pasar juntos. Aunque eso me preocupaba, mi mente se debatía en analizar lo que había pasado minutos antes, algunas de mis palabras la había herido para que ella reaccionara de esa forma, pero era imposible.

Cuando llegó el pedido prepare una bandeja con tres porciones y un vaso con agua, me parecía lo suficientemente maduro de mi parte mostrar algo de humanidad, tal vez lograría que dejara de ignorarme. Subí los escalones y golpee la puerta, aunque otra vez no obtuve respuesta de todas formas entre sin dudar un segundo, deje la bandeja sobre el escritorio mientras la miraba de reojo para ver su reacción o alguna señal de sorpresa, pero sus ojos seguían clavados en aquel estúpido libro. Salí echando humo por mis oídos cerrando la puerta con frustración y me encamine a mi habitación, estaba preocupado por aquella loca mujer, necesitaba recobrar el aliento y meditar un poco para encontrar la paz que me hacia falta desde el momento que había llegado a esta casa.

Dulce Pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora