Nacimiento

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Hay un momento en la vida que comprendes qué significa estar vivo. Cuando empiezas a ser consciente de las cosas que dices o haces, de lo que crees que te gusta y qué es lo que no soportas. Entiendes que nunca estás preparado para las despedidas, o que la peor de las despedidas y por mucho la que más duele es la que no haces.

Ese momento en el que entiendes que sin importar cuánto quieras a una persona, por alguna razón no serás suficiente para ella, y ese momento llegó a los 17 años, cuando entendí que no tenía control sobre la vida de nadie, que no podía obligar a las personas que quería a que se quedarán a mi lado por más que me importasen y se los demostrará.

Antes de empezar daré unos detalles de mi vida que aunque sean irrelevantes o no, creo que ayudarán a entender un poco más está historia, pero sin lugar a dudas esto lo hago por mí, para tal vez entender cuando empecé a sentirme así.

Nací un 17 de noviembre en un pequeño pueblo, estaba a una hora de la ciudad más cercana y donde quedaba el único hospital en varios kilómetros a la redonda.

En los días próximos a mi nacimiento mis padres tuvieron ciertas complicaciones, dicen que arribaron con una semana de antelación a la ciudad para no tener complicaciones con el transporte, pero no contaban con que me atrasaría una semana más de lo previsto, por esa razón decidieron volver a casa para el domingo... vaya sorpresa que se llevaron cuando empezaron los dolores de parto a las tres de la mañana, justo la misma noche en la que habían llegado y encima un día festivo, para mi padre esa madrugada fue la más larga de su vida, o al menos así lo recuerda mi madre. Por suerte tenían a un amigo que trabajaba en el hospital, consiguieron llamarlo para que les ayudara tanto como le fuera posible.

Y en estás condiciones llegué al mundo un lunes festivo, 17 de noviembre a las 6:23 am.

Las partes de Dany Donde viven las historias. Descúbrelo ahora