Capitulo 1

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Hoy empieza mi primer día en aquella residencia, sabía que tenía que compartir habitación con alguna chica. Mi madre me acompaño para asegurarse de que me instalara correctamente en la habitación. Al llegar, buscamos la que sería mi nueva habitación, teníamos que buscar la habitación 23. Al llegar a la habitación no sabía si picar o directamente entrar. Entre con mi madre detras, al entrar ví a una chica rubia de pelo rizado, tenia muchos pircings y tatuajes, iba con un vestido negro y unas medias de rejilla. Ella no estaba sola, estaba con dos chicos, uno era moreno de piel, con el pelo mas o menos rizados, tenías los ojos de color azul, era muy alto, estaba segura de que si me ponía a su lado, me sacaría varias cabezas. El otro chico era rubio, un poco más bajito que el otro, tenía los ojos verdes, también tenía muchos tatuajes.
-Yo soy Cristina, ellos son Ángel y Álvaro.
-Encantada. Le sonreí uno de ellos, Ángel, se dignó a mirarme, el otro, Álvaro me miro y me sonrió, dándome dos besos de bienvenida. Me quede mirando un rato al otro chico, al maleducado.
-No le hagan caso, ángel es gilipollas.
-No, si ya lo veo, podría tener almenos un poco de modales. Me miro de arriba a abajo y puso cara de asco.
-Bueno, Maite te dejó aquí con estos macabras.- Les miro con una cara de asco. Yo era muy contrario a ellos, jamás iría vestido tan oscuro y menos con falta de ropa con Cristina.
-Adiós mamá.- Me despedí de ella y se fue, me puse en la que sería mi cama, note que Ángel me estaba mirando, seguramente on cara de asco.
-Bueno...estos piensas quedarse aquí toda la noche?
-No, de hecho ya nos íbamos.- Cuando me dignó cuenta ellos ya se habían ido, me preguntaba por que ese chico era tan borde. Eran las 9, estaba segura de que no volverían mínimo hasta al día siguiente. Mejor para mi por una parte, me puse a deshacer la maleta y guardar mi ropa en la parte del armario que me tocaba. Después me duche para relajarme un poco, estaba demasiado tensa. Estuve un buen rato, jugando con las burbujas. En ese momento parecía una niña pequeña. Me reí de mi misma. Salí y me seque el pelo, luego me puse un pijama que había comprado para la residencia. En casa no usaba pijama, ni siquiera en invierno. Directamente dormía en ropa interior, pero teniendo en cuénta que iban haber chicos en nuestra habitación no sería la mejor opción. Me tumbe en la cama y empeze a leer un libro. Hasta que me empezaron a pesar los párpados y me quede dormida. Dormí varias horas hasta que escuche ruido y me desperte. Vi a cristina muy borracha y ángel la traía, tenía muy mal aspecto.
-¿Que le ha pasado? ¿Que le has hecho? ¿Esta bien?
-Relájate, esta bien, sólo un poco borracha y la trajé aquí.- Le mire mal durante unos momentos y le ayude a cristina a que se acostara en la cama.
-¿No le habrás violado ni nada por el estilo verdad?
-Yo no violó a chicas, yo sólo me follo a las chicas que quieren, a ninguna obligada.- Vi como se reía, ¿Sabía reirse? Me pensaba que no. Ví que tenía un pircing en la lengua, aparte del que tenia en la oreja.
-Pobre chicas entonces.- Susurré intentando que no me oyera, pero por la manera en la que me miraba estaba segura que me había oido.
-¿Pobres de que? Luego vienen siempre, quieren repetir.- Me reí y le mire de arriba abajo poniendole cara de asco.
-No pongas esa cara, si tu probaras la mercancía te aseguro que vienes a repetir.
-Menos mal que nunca voy a probar la mercancia.- Se quedo callado, habia ganado.
-Bueno ya te puedes ir.
-¿Quieres que me vaya?
-Es lo que mas quiero.- Le empuje fuera de la habitación antes de que se negara. Luego me quede dormida.

Mi Perfecto DesastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora