Capítulo 9

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Despierto con dolor de cabeza. La fiesta me ha dejado exhausta y no sé qué pasó después de que me dormí. 

Salgo de la habitación sin molestarme por arreglarme un poco para que no parezca que me acabo de despertar (que de hecho, me acabo de despertar). De cualquier modo, nadie está en la casa aparte de Angie. Somos sólo Angie y yo. 

      —Buenos días —canturrea mi hermana desde la cocina. 

Al parecer limpio todo. 

El olor a tocino se cuela en mi sistema, despertando en mí, mi ya muy conocido instinto carnívoro. Entro a la cocina y me siento en el islote. Angie está cocinando algo que huele deliciosamente delicioso. 

    —Estás de muy buen humor —observo.

    —Sí —afirma sonriendo—. Tú no te ves muy animada. Pareces... algo muerto y podrido —se voltea hacia mí y arruga la nariz y después finge que le dan arcadas.

      —Te refieres ¿a un zombi? —la corrijo riendo.

      —Es igual. 

Angie me pasa un plato con fruta y yogur dentro de él. Le agradezco mientras devoro la fruta dejando al último la cereza. 

La puerta de la cocina se abre, lo que me sorprende porque no debería haber nadie más. James se deja ver y me dedica una mirada pícara. 

     —¿Qué hace él aquí? —pregunto a Angie. 

      —Yo también me alegro de verte, Alice. No pareces muy animada —dice James arqueando las cejas. 

Este tipo y su costumbre de pronunciar mal mi nombre.

    —Me duele la cabeza  —digo—. Y tu presencia no es muy animadora que digamos.

   Él sonríe.

   —Se llama resaca, querida —asiente con la cabeza y luego añade—: Dolor de cabeza. Mareos, vómito, falta de energía y... ¡claro!  —dice como si hubiese olvidado lo más importante—. Falta de amabilidad. 

Angie me pasa el desayuno que hizo, le pasa un plato a James y luego se sienta. Está tan animada que asusta. 

    —Bien... —comienza a decir Angie—. James se quedará aquí hasta que quiera irse, obviamente no pasará otro día aquí, pero puede quedarse toda la tarde. 

Abro la boca tanto que temo que se me caiga parte de ella. James se limita a sonreír con suficiencia mientras se lleva una fresa a la boca. 

    —¿Te...? —intento preguntar pero ella me interrumpe.

    —No, Alicia. Dylan sigue siendo mi novio y no, no lo hago porque me atraiga éste chico —contesta, señalando a James que parece un poco ofendido, sólo un poco. 

Bueno, ahora sé que mi hermana no le fue infiel a Dylan. No es que esté de parte de él, es sólo que no me gustaría pensar que mi hermana es ésa clase de persona. La clase de persona que abandona sin pensar. 

     —Ah, cierto. Saldré en unos minutos y necesito que te quedes con ella —dice dirigiéndose a James—. Alicia, es peligroso que te quedes sola, además, James es muy divertido. No te aburrirás con él. 

Genial. Un día de fiesta y mi hermana y éste chico se hacen los mejores amigos. Un día de fiesta y una persona que apenas conozco duerme en mi casa. 

    —Bien —contesto porque no tengo un buen argumento para contradecirla. 

No me quiero quedar sola, pero tampoco quiero estar con James. Mucho menos me quiero quedar sola con James. ¿Es que Angie no piensa que él puede ser un violador o algo así? Además, yo soy la mayor. Yo debería poder quedarme sola cuando quiera, sé cuidarme. No necesito que un chico me cuide. 

En la mente de AliciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora