—Duerme bien, Alicia —susurra Dan.
—Claro —contesto.
Me zafo de su agarre y entro a toda prisa a la habitación. En el pequeño tocador puedo ver mi reflejo, estoy pálida.
¿Jenn estará bien?
¿Cómo supo mi nombre?
Esto se está poniendo raro. Tenemos que salir de aquí.Me acuesto en la cama y miro el techo. Sólo puedo pensar en cómo salir de aquí. Esperaré a que todos se duerman e iré hacia Jenn. Tomaremos un auto y nos iremos de aquí...
No. No podemos dejar el auto de Jenn abandonado. No sería justo después de todas las aventuras que pasamos.Después de analizar toda la habitación, mis ojos se encuentran con un teléfono sobre la mesita de noche. Lo tomo, indecisa. Ni siquiera sé si sirve, además, pueden escuchar nuestra conversación. Marco el número de Angie pero salta al buzón. Intento con el número de Tyler y Cameron pero nadie responde. Me resigno a hablarle a James.
—¿Clennton? ¿Acaso tienes idea de qué hora es? —Bufa.
Oh. Se me olvidaba que James no es tierno y amable...
—¡James! Me alegro tanto de escuchar tu dulce voz —exclamo, con un ligero tono de sarcasmo en la voz.
—Al grano.
¿Cómo lo supo?
—Necesito que vengas por mí —digo con cautela y añado—: Con tu auto, y una grúa si es posible.
—Es tarde —observa—. Y no sé si pueda ir. Que mis padres no me vean no quiere decir que pueda hacer lo que me venga en gana —dice con un largo suspiro—. Pero como soy una gran persona y un buen amigo, iré por ti —acepta—. Si me pagas veinte dólares, claro.
Pongo los ojos en blanco y acepto sus condiciones. Finalizo la llamada y salgo a hurtadillas de la habitación. Al llegar a la de Jenn, toco la puerta suavemente. No responde.
Giro el picaporte y, para mi sorpresa, la puerta se abre.
Jenn está tumbada sobre la cama en una posición extraña. Una hilera de baba se le dibuja en la boca.Le muevo los pies y ella suelta un gruñido. Abre un ojo y me mira. Le sonrío y me acerco a ella, la jalo del brazo y la ayudo a incorporase.
Jenn se restriega los ojos y bosteza.—Vámonos de aquí —le digo cuando ya se ha despejado del todo.
Entrecierra los ojos y suelta otro bostezo.
Salimos de la habitación y recorremos el camino de hace unas horas. Encontramos las gradas con facilidad. Cuando hemos llegado a la puerta reparo en que ésta no se abre. ¿Cómo no pensé en eso?
Obviamente estaría cerrada. Volteo a ver a mi amiga y ella niega con la cabeza. Alza unas llaves y las mueve delante de mi cara. Tomo el manojo de llaves.—Eres genial —le digo.
—Lo sé. Ahora intenta con todas porque no tengo idea de cuál de todas ésas es la correcta —confiesa, señalando las llaves que tengo en la mano.
Asiento.
Lo importante ahora es que tenemos las llaves.
Intento con todas y cada una de ellas pero ninguna abre la puerta. Me llevo las manos a la cabeza. Quiero salir de aquí. Tenemos que hacerlo antes de que Dan o alguien más se despierte.
Ya no sé qué hacer...
—Yo sugiero que rompamos la ventana con tu cabeza —refunfuña Jenn a mi lado.
Pongo los ojos en blanco.
La ventana...
Ésta se abre sin ningún esfuerzo. Ni siquiera tuvimos que usar mi cabeza.
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En la mente de Alicia
FantasyAlicia es una chica como las demás. Asiste al instituto y lleva una vida normal; tiene amigos y una familia que la consciente mucho. Todo marcha bien hasta que... aparece un chico. Un chico. Pero no sólo es un chico, ése chico es Wester. El mi...