Tres horas más tarde, me encuentro en la habitación de Cameron. Son la once y aún no tengo sueño. Desde que Cameron salió (hace tres horas, obvio ¿no?) no he podido pegar el ojo. A excepción de la mísera luz de la lámpara de noche, la habitación está completamente oscura; supongo que a Cameron le gusta la iluminación baja o algo así.
Me cubro con las sábanas hasta la barbilla, ya comienza a hacer frío y tengo un poco de miedo. Sólo un poco...
A mis dieciséis años, nunca me imaginé durmiendo en casa de algún chico que no fuera parte de mi familia, y ya ni se diga dormir con alguien que a penas conozco y que por cierto, es demasiado misterioso.
Me levanto de la cama y camino por la habitación. El suelo de madera está frío bajo mis pies, el armario negro de Cameron se alza imponente en un lado de la habitación. Al verlo, me acuerdo del profesor de arte; con su armario de madera vacío.
Me detengo al llegar a la puerta, no sé si abrirla. No conozco la casa de Cameron, sólo estuve aquí una vez; además, si me encuentro con Cameron no sabré qué hacer, ¿qué le diré, «Hello» y esperar a que me responda «It's me» y luego cantar la canción de Adele? No creo que Cameron escuche a Adele, mucho menos que sepa sus canciones.
Al diablo, él te hizo venir a su casa, me recuerdo.
De hecho sí, él me dijo que subiera al auto y me trajo a su casa-mansión-residencia o lo que sea. Él me dejó en su habitación, él me dio la pulsera, él me trajo aquí. Así que no debería molestarse por encontrarme deambulando por ahí en la noche, comiendo lo que hay en la nevera u ordenando pizza a las once de la noche, después de todo, él me trajo aquí. Además está eso de "Estás en tu casa". Bueno, en realidad no me lo dijo, pero sus ojos lo decían todo; o bueno, tal vez sus ojos no decían nada, pero algo había.Abro la puerta, esperando que haga un ruido y despierte a Cameron, pero no sucede. No suena, no nada. Impresionante, mi puerta hubiese sonado como cuando un puerco llora.
Saco la cabeza y veo a ambos lados, nada, no hay nadie en el pasillo. No hay rastro de Cameron. El pasillo esta iluminado por tenues luces suaves, que hacen aún más vistosa la casa de Cameron. Empiezo a creer que cosecha dinero de los árboles. ¿Sus padres realmente están muertos? ¿Sólo fue una broma pesada de él decir aquello de '¿Los muertos tienen dinero?' o realmente sus padres ya no están con él? No me atrevo a preguntarle nada de eso, es un asunto muy serio.
Camino por el pasillo, tocando la pared con mi mano izquierda. Llego al final del pasillo y me encuentro con las escaleras que dan al piso de abajo.
Al llegar abajo, me encuentro con el sillón en el que estaba Cameron viendo la televisión cuando vine por primera vez. Recuerdo cómo supo que yo estaba aquí sin siquiera verme y cuando le dije que su enorme comedor daba miedo.Me siento en el sofá y enciendo la televisión, paso los canales sin prestar atención a nada. Después de unas cuantas vueltas sin encontrar nada que me llame la atención, apago el televisor.
Camino hacia la cocina, guiándome con el recuerdo de cuando Cameron me llevó. Abro la puerta y entro, no hay nadie. Enciendo la luz y la habitación se ilumina; todo está en su lugar, no hay platos en el fregadero y todo se ve limpio. ¿Cameron tendrá a alguien que haga la limpieza? No lo creo, es demasiado reservado para eso; aunque estoy segura que tiene el dinero suficiente para pagarle a alguien para que haga el aseo y esas cosas. El trabajo sucio, como yo lo llamo.
Abro el grifo y me lavo la cara. El agua fría me quita el sueño aún más. Me preparo una taza de café (después de abrir y cerrar varias alacenas) y me siento en la encimera. La casa de Cameron es cómoda y tranquila, alejada de todo, casi como la mía. Casi.
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En la mente de Alicia
FantasyAlicia es una chica como las demás. Asiste al instituto y lleva una vida normal; tiene amigos y una familia que la consciente mucho. Todo marcha bien hasta que... aparece un chico. Un chico. Pero no sólo es un chico, ése chico es Wester. El mi...