capítulo 12

69 1 0
                                    

Jacob

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Jacob.

Desparramando indirectas muy directas pero Luisa no ha respondido ninguna. Tal vez la estoy incomodando con mi cursileria.

— fue lo primero que mi abuela encontro.—sonríe. —solo falta agregarle las frutas y el pastel estará listo.

Agarra las frutillas y comienza a cortarlas rápidamente, antes de decir que tenga cuidado, se corta el dedo índice con el cuchillo.

— ¡Luisa!. —reacciono y me acerco a ella que rápidamente lleva su dedo lastimado a su boca.

—estoy bien.

—ven, seguro que tienes curitas por algún lado. —ella me señala una caja que está arriba de la heladera. No esta muy lejos así que me acerco y saco una curita, algodón y el agua oxigenada.

— dame tu mano.

— no es para tanto.

— te esta saliendo mucha sangre, damela.

Con una mala cara pero haciendo lo que le pido, extiende su brazo para que pueda curarle la herida.

— listo, como nueva. —me hace un gesto de desagrado y se va. — ¿pero qué clase de mirada fue esa? ¿Estás de mal humor a caso?.

— estoy atrasada, quiero terminar esto cuanto antes.

— yo ya estoy aquí, hace eso tranquila.

— ese es el problema, ¡no estoy tranquila!.— termina la oración tirando la espátula sobre la mesa. — estoy harta pasar por esto y además olvidé este pedido. Jamás alguien tuvo que estar esperando su pedido en mi casa, en mi cocina.

— pero yo no estoy apurandote, no sientas esa presión. — digo mientras acaricio su brazo. — ¿tu no eres de esas chicas perfeccionistas y obsesionadas con el orden, cierto?.

— si, soy.

— Luisa, relájate, ponerte así no te hará bien. Mirame, no te estoy presionando ni siquiera estoy apurandote, solo pido que te calmes, ¿esta bien?.

— si, está bien.

— respira profundo, que sea una gran bocanada de aire y exala.

Ambos hacemos esta respiración, la repetimos unas tres veces y ella se relaja.

— mucho mejor, en menos de diez minutos termino.

— yo esperaré tranquilo y sentando aquí, sin hablar.

Ella sonríe y vuelve a agarrar la espátula que revoleó hace algunos minutos.

Es difícil para mi quedarme quieto y callado, estoy haciendo un enorme esfuerzo. Pero verla tan concentrada en lo que hace me hace sentir acompañado en cierta forma.

— listo Jack. —me mira sonriendo mientras se quita el gorro del cabello.

— y pasaron diez minutos de reloj, impresionante Luisa. — Digo acercandome hasta la mesa.
—quedo muy bueno.

BrokennessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora