capítulo 18

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Luisa.


Por más que los números suenen tentadores, no quiero que vendan el local. Tenía una minima esperanza de que esto sería temporal y pronto continuar con el sueño y el trabajo de mi papá.

Ha pasado una semana y tratamos de no hablar sobre el tema pero es imposible, cada dia que pasa mis ahorros van disminuyendo. Intenté buscar trabajo pero no he conseguido, con las cosas de repostería que vendo apenas me alcanza para pagar la cuota de mi universidad.

— ¿qué harás?.— me pregunta Anna, mi compañera de lenguaje musical.

— no lo sé Anni, intentaré conseguir algo, lo que sea.

— ¿cuál es el porcentaje de materias qué tienes aprobadas?.— me pregunta Santi.

— si no me equivoco, tengo un ochenta porciento, me faltan dos cuatrimestres para terminar la carrera, contando los finales.

— con ese porcentaje puedes buscar trabajo en conservatorios, en jardines y escuelas, ¿por qué no lo aprovechas?.

— no voy a poder cantar así como si nada.

— ¿entonces para qué estas estudiando está carrera si no la podrás ejercer?.

—¡SANTIAGO!.— lo reta Anna y le da un codazo.— puedes dar clase como docente sin la necesidad de cantar, puedes enseñar lo teórico. Ya se está acercando el cierre de las clases y la próxima semana se abre el listado para tomar horas, aprovechalo Luisa.

— lo pensaré y lo meditaré.

Saludos a mis compañeros y voy hasta la plaza que está cerca de la universidad, Jacob me está esperando allí.

— Hola Lulita.— apenas me ve me da un corto beso en los labios.

— Hola Jack-Jack.

— ¿qué tienes?.

— estoy preocupada, es eso.

— ¿sigues pensando en la propuesta?.— yo asiento.— en mi opinión es una gran propuesta, pueden poner la cantidad que se les plazca, yo aceptaría sin dudarlo.

— ojalá pueda dejar de pensar con mis sentimientos y verlo del lado del dinero pero no puedo, me genera mucha culpa.

— ¿y por qué? ¿Acaso le prometiste a mi papá qué seguirías con su panadería?.

— no, ni tiempo de despedirme tuve. Pero de igual manera, esto me genera angustia.

— pero no es tu responsabilidad Lulita, no tienes que hacerlo. Quizas el universo te esté indicando otro camino y un cierre de página, ¿no crees?.

— no lo sé, pero no quiero hablar de eso, quiero disfrutar de tu compañía.

— adoro ese plan, ¿querés un sanguichito?.— pregunta mientras abre el tuper.

— gracias, estoy hambrienta.

— yo igual, estaba ansioso de almorzar contigo y que pruebes mi famosos y deliciosos sándwiches.

— ¡cómo siempre, vos tan humilde!.— aprieto levemente su mejilla.— ¿a qué hora vuelves al trabajo?.

— en media hora, la escuela esta muy cerca de aquí, no tengo apuro.

— ¿pensaste en lo que te dije ayer?.— terminé la oración y Jack se atoro con el pan.

— lo medite.— dice tosiendo.— pero, ¿estás segura de hacerlo ya?.

— si, tengo miedo que mi abuelo se entere por otro lado de nuestra relación, mis abuelos conocen a toda la ciudad y quiero ser yo quien les diga sobre nosotros. Apenas les diga la frase, te van a querer conocer, sobretodo mi abuelo, lo conozco.

BrokennessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora