2 Capitulo (Conociéndolo)

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TIC, TIC, TIC ... Abrí los ojos lentamente y alrecordar que ya era sábado, me dio ganas de volver a dormir, hoy tendría que ayudarle a mi madre con la horrible tarea, pero bueno, eso es mejor a que le de la loquera y la pague conmigo. Una vez se enfureció tanto que me cogió y con un alambre de púa me pegó, me dejo tan mal, que me tuvo que curar en la casa por que si me llevaba al hospital iban a empezar con sus preguntas y me podían llevar con el estado...  Aunque viera sido mejor que estar con ella. No me imagino lo nerviosa que me pondría hoy al ayudarle a mi madre con eso, y si lo hacia mal mi madre me mataría, Claro no hablando tan literalmente, ella le convenía mantenerme con vida. Vi hacia el estante del lado y encima estaba un conjunto, con curiosidad lo mire, era unas medias pantis negras, una falda negra muy corta, una camisa blanca con un pequeño escote atrás, lo primero que llego a mi mente fue, nunca me pondré eso.

- ¿te gusta? -di la vuelva, mi madre estaba parada en la puerta 

- sabes que nunca usare eso ¿verdad? -hizo una sonrisa de esas macabras que solo a ella le salen

- oh! Si lo usaras, sin pretextos.

- no, además es muy escotado, me dijiste que solo te ayudare a esperarlo, ¿por que debería de usar eso? -su mirada cambio drásticamente a una de amenaza, que me daba escalofríos.

- Megan Smitt, lo usaras sin contra decirme por que yo lo digo y si yo lo digo, tú sólo lo haces. -me miro sin importancia alguna, ahora que haría que vergüenza que iba a pensar la gente, claro que eso no me importaba, le ayudare lo mas rápido posible y luego... Luego todo estará bien, me repetía a mi misma una y otra vez.

Narra: Virginia ("madre" de Megan)

Pobre chiquilla inocente me las vas a pagar, preparate Megan Smitt este es solo el comienzo de lo que pienso hacer contigo. Hija querida (sarcasmo)

- Alo

-hola Virginia, ¿ya tienes todo listo?

-si, la pequeña caerá redondita, entonces ¿a las 5:30?

-Si Virginia, trata de que no me de muchos problemas

-Sabes que ella no sabe para que va allá, no te puedo asegurar que no te de problemas, lo que si te puedo asegurar es que va a ir como tú la pediste.

-ok perfecto, entonces las espero

-Dalo por hecho.

Narra: Megan

Después de bañarme y luchar con mi cabello mientras lo desenredaba, por fin lo había logrado, estaba poniéndome lo que con descaro Virginia llamaba "ropa", de verdad con esa ropa me parecía una cualquiera, sólo le pedía a Dios que a Virginia no se le ocurriera volver a pedirme un favor, así, bueno favor no, una orden así. Después de verme como 10.000 veces al espejo, claro para ver lo horrible que me veía con esa "ropa". Estaba "lista"

- Megan, baja ahora ya es tarde -baje tímidamente, mi "madre" con una sonrisa de satisfacción me veía desde abajo 

- Lo se me veo horrible -le dije sin importancia

- No, de hecho te vez bien, ahora vamos -me tomo de la muñeca sacando me de la casa rápidamente, tomamos un taxi hacia el hotel.

Después de un rato por fin escuche a Virginia decir.

- Señor aquí - Bajamos y entramos a la resección del hotel, mi madre hablo con la recepcionista, y ella le entrego una tarjeta

- Megan toma puedes subir, acuerda te de lo que hablamos se amable y has todo lo que diga, recuerda que es solo por unos minutos, tengo que hacer algo rápidamente y vuelvo

- por favor, no te tardes, ¿sí?

- ¡Ay! Megan no empieces, ve ayuda a tu madre -mejor hice lo que ella decía, camine por el elegante hotel en busca de la habitación, hasta que la encontré, estaba parada frente a la puerta, tome la tarjeta y la deslice, la puerta se abrió, con pasos inseguros y lentos entre.

- ¿Hola? -sentía una soledad horrible.

- Pasa -una voz masculina me dijo, entre y era el mismo hombre del otro día, Aleksander, creó que se llama así, además Virginia no paraba de mencionar su nombre.

- ¿Que esperas ven? -camine hacia él con la mirada gacha.

- Tran-tranquilo mi madre, osea quise decir Virginia... ya viene -alce mi vista Encontrándome con sus penetrantes ojos, los cuales sentía que me leían poco a poco.

- Entonces esperemos -dijo con cierto sarcasmo.

- Si, bueno si -estaba tan nerviosa que ni sabia que es lo que decía.

- ¿Por qué, no te relajas un poco? - él se acercaba peligrosamente hacia mi, di dos pasos atrás y me encontré nada más y nada menos que con la cama, sus manos tomaron mis hombros, lo próximo a sentir fue que el estaba sobre mi.

Maldita Inocencia -Valentina Quintero-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora