Capítulo 20 (Desesperación)

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Aleksander Balmaceda

Han pasado tres semanas sin saber de ella, me estoy enloqueciendo y sé que esto no es bueno, es lo peor que me ha pasado después de tanto tiempo. quiero olvidarla pero ni siquiera me he podido acostar con otra, solo pienso en Ella y Su Inocencia que es tan maldita como mi alma, no aguanto más, la verdad he tenido a uno de mis escoltas vigilandola sin que ella lo sepa, y no me he atrevido a preguntarle qué ha hecho, pero ya no aguanto más.

- Samuel!! -digo con autoridad, 5 segundos después él ya está enfrente de mi.

- ¿Cómo está ella? Él me mira y vacila antes de responder- Acaso no escuchas, responde 

-  Señor ha pasado algo, pero no sé cómo decírselo -Siento un dolor en el pecho, ella me afecta demasiado 

- Dime ya, antes de que te despida y hablo enserio.

- Hace 8 días ella empezó a trabajar en Barranova y ayer a eso de las 2:00am se fué con dos señores y 3 chicas más, y hoy no he sabido nada de ella, parece que no regresó a el departamento -Siento como si me faltara la respiración, tráfico de blancas, ese lugar solo se dedica a engañar jovencitas con su fachada, tengo que salvarla como sea, así me meta en la boca del lobo o de mi peor enemigo, pero Marcos Barranova esta vez no se saldrá con la suya. 

- Dame la matrícula del carro ahora mismo, y te largas de mi vista inútil -Él hizo lo que le pedí y al instante, encendí el portátil para entrar a mi antiguo pasado, cree una cuenta con un nombre distinto, para no ser descubierto, no quiero que a ella le pase nada, mire todos los artículos. Aquí esta, mañana a las 4:00pm subasta. REGALITOS RECIENTES.  Desgraciado jamás dejará de hacer estas porquerías. 

Reuní a mis dos escoltas de confianza y ya tenemos el plan de como entrar, Grey se ofreció mil veces para entrar él en vez de yo, pero esto lo haré yo solo, yo la salvaré por segunda vez.

MEGAN SMITT

-Ah!!! -Me despierto sobresaltada al sentir el agua fría tocando mi piel, estoy amarrada de manos y pies, solo pienso, por segunda vez, no por favor, pero tengo el presentimiento que esta vez si es malo de verdad estar así, un hombre alto moreno me sonríe abiertamente, me dejo caer al piso rendida.

- Hola Cariño, casi que no despiertas, y tus compañeras casi lista -Suena una carcajada por su parte tan maléfica como el mismo.  

- ¿Leo? enserio, eres un hijo de madres.

- Dime lo que quieras pequeña. -Lágrimas empiezan a rodar por mis ojos son indetenibles me siento tan estúpida por segunda vez.

- No llores pequeña, me conmueves el alma. Llevenla a los exámenes y... Mucho cuidado la dejan escapar idiotas -Sale y me lanza un beso, Dios ya no tengo nadie que me salve de esto, otro hombre entra y con el moreno me desatan los pies y me llevan caminando hacia una sala blanca con una camilla, me acuestan, me amordazan y es lo último que recuerdo al sentir el pinchazo de la aguja.

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Después de una serie de preguntas y respuestas, logran sacar información suficiente de mi, me siento estúpida por ser engañada de nuevo

- Señor está comprobado, La chica es Virgen. -abro los ojos viendo todo borroso, Leo está tan sorprendido por lo que le dice al parecer la enfermera

- JA JA JA, esto es perfecto cecilia, la venderemos mucho más alto el precio, será la joya de la noche. -ella asiente sonriente, pero el pánico se apodera de mi, y como es de esperarse lágrimas ruedan sin detenerse de mis ojos.

Maldita Inocencia -Valentina Quintero-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora