capitulo 9 (¿Dueño?)

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Su mirada penetrante como siempre, ese perfume de hombría, sus pasos firmes y seguros, causaban algo en mi interior, miedo, confusión, odio, rabia, se acerco sutilmente, se acomodo en una esquina de la cama, me arrinconé lo mas lejos posible de él, disfrutaba de mi miedo eso parecía, lo mire esperando que dijera algo, entonces acomodo su traje y carraspeo

- Meg -lo interrumpí al instante

- No tengas el descaro de llamarme así, para usted soy y seré siempre, Megan, Megan Smitt -el me observo por un largo instante

- Oh ! Tiene carácter -dijo con ironía, la rabia en mi interior crecía, pero fue calmada cuando a mi mente vino Andrés el era el unico capaz de alegrar mis días con sus bromas y bobadas, gruñona... Ahhh cuanto daría por estar a su lado y no vivir esta terrible pesadilla, una lágrima rodó por mi mejilla, cuando lo menos esperado estaba pasando, Aleksander Balmaceda estaba tan cerca de mi limpiando con su pulgar la lágrima que recorría mi mejilla, estaba en shock y para mi mala suerte mi cuerpo no respondía, No se que me estaba pasando, me dije a mi misma has algo Megan, vi que intentaba acercarse. Pero antes de que pasara lo que menos quería que pasará, lo empuje lo mas fuerte que pude, el reaccionó ante mi toque, su reacción fue lo que mas me asusto, tenía confusión, rabia, ¿miedo? En su rostro, me observo un instante para luego salir a toda prisa de la habitación, estaba tan confundida como nunca, no podía asimilar lo que había acabado de pasar, me levante de la cama y camine hacia la puerta abrí suavemente, salí sin hacer ruido me encontraba en el inmenso pasillo sin saber para donde ir, derecha o izquierda, decidí hacia la izquierda y empecé a correr, corría y corría y se me hacia cada vez mas largo cuando por fin llegue a su fin, pero para ser peor era otro pasillo, esto que era ¿un laberinto?  Pero esta vez eche suerte a la derecha y volví a repetir el acto, corrí lo mas fuerte posible, esto era una cocina pero no una cualquiera era inmensa, en ella había gente trabajando concentrados en lo que hacían, me escondí detrás de una de las paredes, eche un vistazo y había un pasillo y al final una pequeña puerta, ese me imagino que seria el patio, me agache y camine debajo del mesón para no ser vista por nadie, cuando tuve la oportunidad pase y camine por el pasillo apresurada pero sin hacer ruido, lo que menos quería era llamar la atención de alguien, gire la perilla de la puerta y esta abrió hice una bulla interna, salí este era un patio muy hermoso, tenía una piscina al frente muy grande, me daba pánico desde pequeña las profundidades no eran lo mio, y no es que hubiera tenido una madre la cual organizara un día de paseo, eso nunca sucedió, siempre pensé que apesar de que ella era tan dura, creía o tenía la esperanza que tuviera corazón pero no, no lo tenia y eso era deprimente, camine y vi hacia arriba era una pared o muros mas bien muy altos no podría hacerlo, necesitaba un plan perfecto, mientras trepara esto, ya se darían cuenta que no estoy en la habitación y vendrán a buscarme.

- ay !! Querida Megan -mi corazón latió tan fuerte, di la vuelta para encontrarme de vuelta con él.

- Me, me, me asustaste -enserio Megan Smitt no tenías nada mas que decir, me decía a mi misma, ahora que inventó

- Oh ! Lo siento -dijo con sarcasmo, mientras ponía su mano en el pecho

- Solo estaba tomando aire -oh, Dios por que esa excusa tan barata de película pues para completar

- ¿No me digas? -dijo con su seriedad pero con un tono burlón -mas bien no sería que estabas planeando como escapar y pensabas planear algo perfecto para trepar esos muros con tiempo, pero déjame decirte que no funcionara

- ¿Quien dice que no? -dije retante

- los últimos 5 cuerpos que lo intentaron hacer -mi cara de asombro creo que le daba diversión aunque no lo demostrara.

- Piensas que podrás tenerme encerrada toda una vida, pues déjeme informarle que no -mientras hablábamos no me había percatado que habíamos cambiado de posición y yo estaba de espaldas a la piscina, mientras el se acercaba mas a mi.

- Pienso que puedo hacer lo que quiera, tu y yo sabemos que eres muy débil, con todo te asustarías, en cambio mirame a mi, un hombre con poder, tengo todo lo que deseo con tan solo hacer una llamada.

- Sabe, eso no lo es todo en la vida, hay cosas mas importantes que un estúpido dinero y poder -lágrimas empezaron a rodar por mis mejilla, lágrimas de rabia y desesperación, de no poder acabar con esto de una vez por todas.

- Pues para mi, si lo es. -dio un paso al frente, retrocedí y caí, miraba hacia arriba mientras sentía como me desplazaba hacia abajo, intente entre manotazos y patadas en falso hacer eso que llaman "nadar" pero todo era 
Inútil, en la pared que estaba cerca a mi, Había una escalera esta seria mi salvación, logre llegar a ella y subir, cuando por fin llegue a la superficie tome aire, y empecé a toser, toser mucho mientras expulsaba agua de mi interior.

- ¡Felicitaciones! al parecer tienes cerebro -venia el aplaudiendo con una sonrisa macabra, parecía que disfrutaba mi dolor, verme sufrir, 

- déjeme en paz. -logré decir.

- ¿Te quiero hacer una propuesta? -dijo con una pequeña sonrisa deslizando de sus labios.

Maldita Inocencia -Valentina Quintero-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora