Batalla

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Los primeros rayos de sol comenzaban a atravesar el espesor del bosque. Cuando la comandante fue hasta su montura se encontró a la joven princesa ya montada en su cabalgadura. La sonrisa que tenía la joven la noche anterior había desaparecido, en su rostro se veía reflejado la importancia de lo que aquella mañana sucediese.

- ¿Preparada? - La respuesta de la comandante fue subirse en su montura.

Todos comenzaron a cabalgar, Indra estaba nerviosa, sentía en sus huesos que algo iba a pasar. Si por ella fuese, Leksa se habría quedado en el campamento. Pero claro, intentar que la comandante no fuese a la cabeza de sus hombres era casi una utopía.

Cabalgaban en silencio, el sol había terminado de coronar las cumbres. Leksa abrió la boca y cuando iba a pronunciar la primera palabra en casi una hora un grito rompió el silencio reinante. No hubo tiempo, cuando quisieron reaccionar Klark había espoleado a su caballo, cuando Leksa reaccionó azuzó a su montura al igual que Indra y el resto de sus hombres, todos en persecución de la joven princesa y siguiendo el sonido de los gritos y lamentos.

Klark no podía creer lo que sus ojos le mostraban. Guerreros con las pinturas de guerra de Azgeda, luchaban con hombres de Arcadia. Realmente era su pueblo el que estaba atacando al decimotercer clan.

- ¡Klark! – El grito de Leksa sirvió de poco. La joven princesa se había lanzado hacia la batalla, gritando con todas sus fuerzas. Arrancó una lanza de la mano de un guerrero de la Nación de Hielo. La lanzó hacia el lugar en el que Roan batallaba al tiempo que descabalgaba y tomaba una espada de uno de los cadáveres.

Leksa, Indra y el resto no tuvieron más remedio que comenzar a defenderse. Casi de forma inmediata, habían comenzado a ser atacados por los hombres de Azgeda.

-Indra, manda varios hombres hasta Arcadia, quiero saber cómo están- Indra asintió- Ve con ellos – Cuando la morena quiso quejarse por la última orden Leksa tan solo la miró haciendo con ello que Indra supiese que no había forma de contradecir dicha orden.

La sangre iba cubriendo el cuerpo de Leksa de la misma forma que las ropas de la princesa de Azgeda estaba teñida de rojo.

-Será un placer matarte – Leksa giró cuando sintió el corte de un filo en su brazo.

- ¡Nía! - El odio estaba dibujado en los ojos de la Reina de Azgeda. El grito dado por Leksa había llegado hasta el lugar dónde se encontraba Klark. La joven Azgeda corrió hacia el lugar en el que se encontraban ambas mujeres.

-Será un placer al fin terminar con tu vida. Fue realmente divertido ver como tu querida Costia se desangraba por no querer entregarte. Contemplar como algunos de mis mejores hombres la forzaban fue un gusto – Leksa se lanzaba con sus espadas hacía la Reina. Klark se quedaba paralizada al escuchar a su reina- Gritaba igual que cuando desangras a un cerdo- Nía era realmente buena en el combate cuerpo a cuerpo, Leksa también lo cual hacia que ambas fuesen capaces de esquivar la mayoría de los ataques de su rival.

-Pagarás no solo por la muerte de Costia, también por los padres de Klark – Nía lanzó una carcajada.

-Klark, pobre princesa. Después de terminar con tu vida, le tocará a ella. Será la excusa que necesito para que nadie me acuse por tu muerte. Desgraciadamente la joven princesa morirá a tus manos y por esa razón yo terminaré con tu vida. Será una autentica pena que mi hijo no disfrute de ella en su cama- El asco se podía ver dibujado en el rostro de Leksa. Justo en ese instante de desconcierto la Reina Nía se lanzó a por Leksa. La comandante calló al suelo debido al fuerte impacto que había recibido, perdiendo sus espadas en la caída. Estaba vendida, justo cuando Nía alzaba su espada, el cuerpo de la reina fue atravesado por una lanza.

- ¿Estás bien? – Leksa se quitaba de encima el cuerpo sin vida de la reina- ¿Estás bien? – Repetía Klark ayudando a la comandante a retirar el cadáver de Nía- Buscaré a Roan, ahora él es el Rey. Antes de que Leksa se terminase de poner en pie Klark ya corría en busca de Roan.

En el instante en el que se corrió la noticia de la muerte de Nía, los guerreros de Azgeda comenzaban a bajar sus armas. Sin Nía a la cabeza, ellos no seguirían la lucha. No a menos de que el nuevo Rey se lo ordenase.

- ¡Klark! - La joven mantenía la espada extendida, separando de esa forma su cuerpo del de Roan.

-Nía ha muerto- Roan asentía. Klark observaba el rostro del príncipe buscando el menor signo de lamento o tristeza, pero no había nada de eso- Eres el nuevo Rey – Roan negaba.

-No lo soy. Sin Nía somos libres, la reina eres tú – En el mismo instante en el que decía aquello el sonido de un disparo rompía el aire y Roan se desplomaba. De inmediato la sangre del que ella siempre había considerado su hermano bañaba el rostro de la princesa.

- ¿Ahora también vas a negar que sois unos salvajes? – Klark era incapaz de hablar continuaba mirando el cuerpo sin vida de Roan. Sintió una mano apoyarse en su hombro, una voz le decía algo, pero su cerebro se negaba a entender, sólo era capaz de mirar el cuerpo sin vida de Roan. Cuando finalmente logró reaccionar Leksa ordenaba a algunos de sus guerreros que recogiesen el cuerpo del príncipe.

-Quiero la cabeza del asesino de mi hermano – Bellamy y algunos de sus hombres se giraron.

- ¿Asesino? – Bellamy reía al escuchar aquello.

-Sí, asesino. MI hermano había bajado sus armas. La batalla había finalizado con la muerte de Nía. Exijo mi derecho a vengar la muerte de mi hermano – Aquellas últimas palabras iban dirigidas a Leksa- Como mi Heda, como la Heda de los trece clanes, sabes que es mi derecho, y debes hacer cumplir la ley que tú misma redactaste- Bellamy miraba desafiante a la comandante.

-Regresaremos a Polis, el consejo escuchará lo que ambos tengáis que decir y después tomará la decisión. Si el consejo de embajadores decide que Klark tiene razón entonces tendrá su duelo a muerte. Si por el contrario el consejo dictamina que Bellamy no hizo nada mal, Klark jurará lealtad al decimotercer clan y a su jefe militar – Rencor, dolor e incredulidad se dibujaron en el rostro de Klark al escuchar las palabras de Leksa- Pero nada de eso sucederá sin que antes despidamos a nuestros muertos como se merecen. Klark – Intentó hablar con la joven princesa, pero ésta ignoró el llamamiento de la comandante y continuó caminando hacia dónde se encontraba su ejército.

- No iré hasta Polis – La voz de Bellamy hizo que Leksa se tensase- No he hecho nada malo. Ellos nos atacaban, nosotros sólo nos hemos defendido.

-Mataste a Roan cuando éste ya había bajado sus armas. Le mataste cuando sus hombres habían dejado las armas tras enterarse de la muerte de Nía. Estoy segura de que Klark tiene razón y aun así no pienso dejar que se tome la venganza por su mano. La ley es para todos.

Princess Of AzgedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora