Miedos

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Clarke recorría el centro de Polis, junto a ella iba Mía y unos pocos pasos por detrás varios guerreros que Leksa había ordenado que no se separasen de la princesa bajo ningún concepto. Mía esperaba la respuesta a la última pregunta que le había hecho a su princesa.

-Alteza ¿marcharemos de inmediato? - La repetición de la pregunta hizo que Klark la mirase.

-Aun no lo he decidido – Seguía caminando sumida en sus pensamientos.

-Pero, debería ser la ceremonia de ascensión al trono lo antes posible – Klark suspiró, la ceremonia de ascensión al trono. Mia tenía razón, ella era ahora la nueva reina de Azgeda. Tras la muerte de Nía y Roan no había más herederos.

- ¿Nadie más tiene derecho al trono? – La pregunta pilló desprevenida a Mia- Si lo hay se tendrá que realizar un duelo.

-Princesa, no hay nadie más. Tú eres la única heredera al trono, al menos la única con derecho legítimo a él.

-Será mejor que regreses a la Torre, yo tengo algo que hacer y debo hacerlo sola- Mia ni siquiera objeto nada. En Azgeda nadie osaba llevar la contraria a sus gobernantes, bajo el reinado de Nia cualquier objeción era castigada con la pena de muerte.

Una vez la embajadora se marchó Klark comenzó a caminar ella también hacia la Torre, la diferencia estaba en el lugar por el que ambas entrarían. Mientras Mia se dirigió hacia la zona de la Torre dónde se hospedaban los embajadores, Klark se dirigió a la entrada más cercana de la zona de mazmorras.

Leksa no se sorprendió cuando vio aparecer a los guardias, la comandante bufó no podía creer que una nueva vez la Princesa había logrado dar esquinazo a los hombres que ella le había puesto de escolta.

-Lo sentimos Heda – Esta vez Leksa sólo dio media vuelta y se marchó hacia su dormitorio.

Mientras Leksa se preguntaba qué sucedería una vez Bellamy muriese, Klark recorría el largo pasillo de las mazmorras. El guardia de la puerta de acceso a la zona de las celdas se sorprendió de ver allí a la princesa, le cerró el paso.

-Tengo permiso de Heda para interrogar al prisionero- El guardia le miraba sin saber qué hacer- deberías dejarme pasar- Insistía la princesa, pero el guardia continuaba sin apartarse- Sube si quieres a preguntar a la comandante, pero te arriesgas a su enfado por hacerme esperar- El guardia lo pensó por algunos segundos, pero finalmente se hizo a un lado- has tomado la decisión acertada.

La celda que buscaba estaba casi al final del pasillo. Se paró y sus manos se aferraron a los barrotes, sus ojos se iban acostumbrando a la falta de luz.

-Vaya, esto sí que no me lo esperaba – Ante ella, al otro lado de los barrotes estaba Bellamy. En el rostro del prisionero se dibujaba una sonrisa- ¿Vienes a ver si me mantienen con vida hasta que me atravieses con tu espada?

-Quería saber la razón- Bellamy la miró sorprendido- ¿Por qué le mataste?

- ¿Por qué? Nos atacasteis durante semanas, matabais a nuestros hombres, quemabais nuestros cultivos – Klark cerraba sus ojos mientras Bellamy le relataba los asaltos que su pueblo había sufrido- La pregunta debería hacerla yo. Yo sería el que debería estar interrogándote sobre las razones del ataque. Pero no me hace falta, está en vuestra naturaleza, sois salvajes. Para vosotros la vida humana no tiene ningún valor.

No fue consciente de como sucedió, le pilló totalmente por sorpresa, cuando quiso reaccionar le tenía sobre ella con sus manos aprisionándole el cuello.

-No te esperaba a ti, pero mejor. Te mataré primero a ti y luego subiré a buscar a la maldita Leksa. Mataré dos pájaros de un tiro. Es curioso, lo poco que me ha costado sobornara un par de guardias para que me soltasen los grilletes y dejasen la puerta sin cerrar - Klark sentía como con cada segundo que pasaba le costaba más poder mantenerse con vida. Los pulmones le comenzaban a quemar por la ausencia de aire- Es curioso, como el cuerpo se rinde antes que el cerebro. El cerebro aún lucha por recibir su dosis de aire, pero tu cuerpo ya no lucha ha comenzado a relajarse. Tus ojos ya no brillan, han comenzado a morir.

-¡Bell! – El aludido levantó la vista y ante sus ojos aparecieron Raven e Indra- Bellamy, suéltala- Bellamy apretó aún más, Raven intentaba quitarle de encima de la princesa, mientras Indra seccionaba con su espada el cuello del prisionero.

De inmediato quitaron el cuerpo sin vida de encima de Klark, Indra gritaba llamando a los guardias. El mismo que estuvo tentado a no dejar pasar a la princesa corría ahora por los pasillos de la Torre llevando en sus brazos el cuerpo de la princesa.

-Te ordené que avisases a Nyko – Gritaba Indra tan pronto llegaban al cuarto de la Princesa y descubría que el sanador aún no había llegado. Los gritos habían llegado hasta el cuarto de la comandante haciendo que ésta corriese hacia el dormitorio de Klark.

Leksa se quedó parada cuando vio tendido sobre la cama el cuerpo inerte de la princesa – Klark- corrió hacia ella - ¿Qué diablos ha pasado? – Nyko llegaba al mismo tiempo haciendo que todos se alejasen de la cama - ¿Qué ha pasado? – Repetía la comandante sin dejar de mirar lo que Nyko hacía.

-Bellamy debió sobornar a algún guardia porque cuando llegamos estaba fuera de la celda y sin grilletes – Leksa sentía como la furia crecía en su interior.

- ¿Mis guardias dejaron libre al prisionero? – Cierta incredulidad se reflejaba en la voz de la comandante. Tanto Indra como Raven asintieron - ¿Qué hacía la princesa en las mazmorras? – Ambas se encogieron de hombros - ¿Qué hacías allí Klark? – Nyko al fin dibujaba una pequeña sonrisa cuando lograba que la princesa comenzase nuevamente a respirar – Quiero el nombre de los guardias que aceptaron el soborno que les propuso Bellamy.

Poco a poco todos fueron abandonando el cuarto, Leksa había decidido que sería ella la que se quedaría junto a la princesa. Mía tan pronto supo la noticia corrió hasta el cuarto de su princesa, intentó sin éxito quedarse ella vigilando la recuperación de Klark pero finalmente se dio por vencida.

-Debes dejar de darme estos sustos- Aprovechando que Klark dormía la comandante le dejaba una tierna caricia en el pelo- ¿qué buscabas bajando a las mazmorras? – Se sentaba en el borde de la cama.

-Quería saber por qué lo había hecho – Leksa se sorprendió al escuchar la voz de Klark. De inmediato en su rostro se dibujó una pequeña sonrisa que también desapareció con rapidez.

- ¡En qué diablos estabas pensando! – Se puso en pie. La sonrisa se borró cuando recordó que Klark había sufrido un ataque- Es que ¿nunca vas a tener cuidado? – Klark miraba a la comandante con la tristeza dibujada en sus ojos.

-Lo siento – Fue lo único que pudo decir.

-No me sirve – Klark la miró sorprendida- No me vale. Siempre que te tengo un poco lejos de mi temo por tu vida.

-No creo que sea justo lo que dices. Estando a tu lado mi vida también ha corrido serio peligro – Leksa agachó la cabeza al escuchar eso, sabía que era cierto. Klark se arrepintió de lo que terminaba de decir cuando vio como el cuerpo de la comandante se comenzaba a tensar- Lo siento, siento haber actuado como lo he hecho. No debí escaparme de mis guardaespaldas- Leksa asentía.

-Necesito que actúes con más cuidado- Klark se incorporaba un poco.

-Prometo que lo haré si tú también lo haces – Leksa alzaba una de las cejas sin saber a qué se refería la princesa- También vas a sitios sin tus guardaespaldas. No deberías hacerlo- Ambas se perdieron en la mirada de la otra. Sus manos recorrían el rostro de la otra- Necesito saber que cuando yo no esté te cuidarás- Los ojos de ambas comenzaron a brillar.

-Necesito saber que no me tendré que preocupar por tu vida. No podré protegerte cuando no estés, y eso me hace enloquecer- Klark acercó sus labios a los de Leksa.

-No podría soportar que te pasase algo, eres lo único que tengo – Leksa acortó definitivamente el espacio que aún les separaba. Los labios de ambas al fin se juntaban, fue tan solo un dulce beso pero con él ambas estaban entregando su corazón y su alma.


Princess Of AzgedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora