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—Acceso libre. Vamos.— Zoe abrió una puerta hecha de alambre. No se podía ver que se encontraba detrás, una gran cantidad de arbustos cubría toda esa zona.

—Zoe, ahí dice que esta prohibida la entrada.— le corregí señalando el letrero.

—Deja de fijarte en esos pequeñísimos detalles. ¿No te interesa saber que hay ahí?.— movió las cejas retadora.

—Seguro hay animales peligrosos o algo parecido.— retrocedí unos cuantos pasos.

—No todo lo que este prohibido tiene que ser malo ¿sabes?.—dijo dando un paso.—Hay veces que se nos prohíbe de las mejores cosas.

Acomodó su chaqueta y entro por completo. Aquel lugar me daba mala espina, preferí esperar a Zoe mientras se aventuraba en sus lugares prohibidos. Ni loco entraba ahí.

Comenzaba a perder la paciencia, Zoe ya tenia poco mas diez minutos allá y no daba ninguna señal, ningún ruido. La angustia venía a mi, ¿y si en verdad había animales peligrosos? o ¿que tal si había un loco pervertido ahí dentro?

—¡Zoe!.—grité asomando mi cabeza por la puerta. Rayos, no debí haberla dejado entrar sola. En respuesta recibí un grito acompañado de mi nombre.

No lo pensé más y entré para encontrarla. Pasé por un camino descuidado, había demasiadas ramas, y por no fijarme me raspe el brazo con una de ellas. Voltee a verlo y estaba sangrando un poco, bajé un poco la manga de mi playera y cubrí la herida, dejando mi mano ahí para detener la sangre. Seguí hasta poder dar con un lugar mas despejado.

—¡Zoe!, ¿donde estas?.—me detuve y recorrí el lugar con la mirada, tratando de encontrar alguna pista de ella.

—¡BUUUU!— saltó de repente espantándome.

—Mierda, me asustaste.—me incliné, mi corazón latía muy rápido.—Pensé que estabas en peligro.

—Te quería dar un sustito, pero ahora se que mi héroe Josesito estará ahí para salvarme.—hizo una pose como damisela en peligro.—Ademas si no hacia eso seguro no... espera, ¿qué te ha pasado?

Preguntó preocupada al verme con mi mano tapándome la herida.

—Oh dios.— se acercó de inmediato.—Déjame ver.

Quité la mano y ella subió la manga de mi playera y se alarmó un poco por la sangre.

—No te preocupes, estoy bien.—dije sonriendole de lado.—Y si no hacias eso seguro no, ¿que?

—Vendrías, encontré algo maravilloso. Pero podría mostrártelo después, lo que me preocupa ahora es tu herida.

Recordé que tal vez no podría mostrármelo después.—Nada de eso, muestramelo ahora. Ademas, ya no duele.

—¿Seguro?—hizo una mueca viendo mi brazo.

—Seguro.—bajé de nuevo la manga para proteger la herida.

Zoe me tomó de la mano guiándome al lugar que me mencionó. Él camino ya no eran tan feo. Me detuvo de repente.

—Cierra los ojos.—tomó mi mano y la puso sobre mis ojos.

—Se te esta haciendo costumbre.— reímos.

Puso sus manos en mis costados y sentí un ligero hormigueo. Me guió dentro de aquel lugar. Tenia confianza me mostró aquel lugar oculto del bar quede fascinado, no dudaba que esto seria igual.

Quito las manos.—Ahora si puedes abrirlos.— lo dijo en un tono de satisfacción.

Y me equivoque, esto no igualaba a lo del bar, era mucho mejor. Era un estanque, estábamos de pie en un pequeño puente de piedras que nos separaba del agua. En las orillas habían demasiadas plantas, flores que llenaban de color él lugar. En él agua había varios peces de distintas especies, y había una pequeña cascada, además del estanque se continuaba un pequeño riachuelo.

—He venido tanto tiempo a este parque y nunca me imagine que algo como esto estuviera aquí.—dije maravillado.

—Ya ves, hay veces que nos prohíben de lo mejor.— repitió.—Tenemos que arriesgarnos, Jos.

En menos de dos días Zoe me estaba enseñando demasiadas cosas. Con 19 años, hoy comenzaba a sentirme vivo.
Voltee a verla, estaba feliz, al igual que yo, era una felicidad que se desbordaba, que iba mas allá de nosotros.

—¿Como lo haces?.—volví mi mirada al lugar.—Me refiero a vivir sin tantas preocupaciones.

—Solo vivo. Disfruto todo lo que se me brinda. Para mi vivir no es estar estresado, pensando en un hubiera, en que pasaría si. Actuo. Si algo no se da, no me detengo a preocuparme por eso, voy a lo siguiente, si no fue mio fue por algo. Ya sabes, todo pasa por algo.

«»

Nos quedamos un buen rato sentados en él césped, en silencio. No hacia falta una plática, había una completa paz. Comenzaba a oscurecer.

—Vaya.—dijo viendo él cielo. Dirigí mi vista al cielo; estaba nublado.—Creo que no tardara en llover.

Un estruendo, y comenzó a llover demasiado fuerte.

—¡Jos!— gritó seguido de una carcajada.

Nos levantamos en seguida, y comenzamos a correr, de regreso logramos pasar por un camino mas transitable y salimos de ahí.

No parábamos de reírnos mientras corríamos de vuelta al departamento. Al cabo de un par de metros bajamos la velocidad, no teníamos buena condición. Dejo de importarnos la lluvia, al fin y al cabo ya nos habíamos empapado por completo.

—I could stay lost in this moment foreveeeer. (Podría mantenerme perdido en este momento, por siempre.) — canté de repente.

—Cantas muy bonito, deberías cantarme mas seguido.— codeo mi brazo sano.—Y si es de Aerosmith mejor.

Al cabo de unos minutos logramos llegar al departamento, y cuando llegamos la lluvia había parado.

Zoe al entrar se resbaló y cayó sobre su trasero. Ambos comenzamos a reír. Cerré la puerta detrás de mi.

—Genial, ahora tendré menos trasero.
—¿A poco tenias trasero?—le pregunte burlón.

—¿A poco miraste mi trasero?— me miro picara. No supe como contestarle.—Tomare eso como un sí.

Se levantó del suelo y zobó su trasero. Le presté una playera de los rolling stones gris, y un pantalón de pijama para que se quitara la ropa mojada. Ella se cambio en él baño mientras yo me cambiaba rápido afuera.

—Oh antes de que se me olvide. ¿Tienes un botiquín? Tengo que curarte esa herida.—dijo al salir del baño, mi ropa le quedaba un poco grande.

—Si, dejarme buscarlo.— me acerqué a las cajas. Se sentó en la cama. No tarde demasiado en encontrarlo, estaba en la primera caja que abrí.—¡Bingo!

Me acerque a ella y me senté de rodillas en él suelo mientras recargaba mi brazo herido en la cama. Sacó un par de algodones y él agua oxigenada, vertió un poco sobre la herida e hice una mueca, de inmediato él liquido comenzó a hacerse blanquecino.

—Por cierto, ¿por qué aún no haz desempacado?—preguntó mientras limpiaba la herida

—Oh, me voy mañana a Estados Unidos.—solté y ella se detuvo para dirigir su mirada hacia mi.—Conseguí una cita con una importante firma disquera. Y me quedaré allá.

Terminó por ponerme la gasa y cinta para protegerla.

—¡Eso es genial, Jos!—dijo emocionada, mientras se sentaba conmigo en él suelo.—Estoy segura que los fascinaras.

—Eso espero.—rasque mi nuca.

—Creo que iré preparando él dinero de la apuesta.— rio levemente.

—Oh, no puedo esperar mas.— froté mis manos victorioso.

fame ; j.c [ cancelada ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora