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Zoe.

—Jos, detente, estoy haciendo mi tarea.

Tapé mi rostro risueña, Jos no dejaba de darme besos por toda la cara y de tomarme fotografías desprevenida.

—Lo haré si me das un beso.

Pasó sus dedos por mi brazo como si sus dedos recorrieran un camino, haciendo que mi piel se erizara por el contacto, me sentía perdida ante sus encantos, pero aun así encontré fortaleza para rechazarlo.

—No lo haré.—Jos hizo puchero, suspiré cansada acomodando un mechon detras de mi oreja.—Lo haré si me dejas terminar mi tarea.

—Si no hay de otra.—se encogió de hombros y se enfocó en su telefono.

En cuestión de mis estudios era muy estricta conmigo misma, ya que dependia completamente de mi y tenia que salir adelante. El trabajo en la cafetería aunque me fascinaba no podía ser a largo plazo.

Aun así hice lo posible por terminar de inmediato con mis deberes.

Después de hora y media logré finalizar, dejándome caer rendida en el escritorio, deseaba lanzarme a la cama y dormir pero recordé que Jos había venido a verme, y con la agenda tan ocupada que tenía no podía desaprovechar la oportunidad de estar con el.

Estiré los músculos para liberar la tensión en ellos, quité la liga que sostenía mi cabello en una coleta y lo alborote, me dirigí a la sala en donde se encontraba el pelinegro recostado en el sillón metido en su teléfono, tecleando sin parar.

Fue inevitable no mirar sus labios y las ganas de besarlos fueron inmensas por lo que le quité el teléfono de sus manos dejándolo en la mesita, el me miro confundido, en un movimiento rápido me coloque encima de el poniendo mis piernas a cada lado de su cadera inclinándome para besar sus labios.

Sin pensarlo Jos puso una mano en su cintura y otra en su mejilla acariciandola, siguiendome el beso.

Besarlo me producía una sensación inexplicable pero que sin duda me hacia sentir bien, como si tocara el cielo, lo amaba, y eso me daba miedo.

Puso paso su mano de mi cintura al sillón para buscar soporte y sin separarnos se levanto quedando sentado, pase mis manos por su cabello, amaba tocarlo, era muy suave.

Nos separábamos de a momentos para recobrar el aliento, pero de inmediato volvíamos a conectar nuestros labios, esto era mi perdición.

Profundizo el beso, y sin pensarlo mas nos dirigiamos hacia mi habitación, estábamos perdidos, el sentimiento era tan fuerte que nos volvía torpes, chocabamos con la pared y tropezabamos mientras reíamos.

Al llegar a mi habitación volvió a tomar mi rostro entre sus manos y no pude evitar sonreír aun mas, esparció besos por toda mi cara hasta llegar a mi cuello, me tense y me relaje al instante, me cargo, enrolle mis piernas alrededor de su cadera y me llevo directo a mi cama, quedando en la misma posición que teníamos en el sillón, detuvo el beso y tomo una gran bocanada de aire.

Nuestros rostros estaban demasiado cerca, el no dejaba de acariciar mi mejilla.

—Zoe tienes algo que hace que por las noches no pueda dormir, que aproveche cualquier oportunidad por estar contigo.

Tomó mi mano y la colocó en su pecho, en donde se encuentra su corazó y continuó.

—Zoe, esto es todo tuyo ahora, y créeme que es un privilegio para mí darte mi corazón. Te amo Zoe, te amo tanto que haría cualquier cosa por ti, te convertiste en mi todo en poco tiempo.

Y sin poder evitarlo una lágrima empapó mi mejilla.

—Te amo tanto Jos, tanto que hasta miedo me da.—limpie mi lágrima y tome su rostro entre mis manos.—Tu no solo tienes mi corazón, tienes también mi alma.

fame ; j.c [ cancelada ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora