Capítulo 3

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Capítulo 3

Me desperté temprano por culpa de la estúpida alarma. ¡Dios! Realmente odiaba ese sonido. Me levanté con pereza y cogí de encima de la mesilla la ropa que ya había preparado antes de acostarme la otra noche. Empecé por ponerme unos jeans negros, luego una camiseta larga de color blanco y por encima un chaleco de color gris. Finalmente me puse mis bailarinas favoritas y salí al baño a arreglarme.

En cinco minutos estuve lista, sólo me peine, me lave los dientes y me eché un poco de colonia. No me maquillé porque a parte de que no solía hacerlo luego tenía que ir al colegio y no me apetecía ir maquillada como una puerta el primer día.

Bajé hasta la cocina y me encontré con la nueva sirvienta. La saludé con una sonrisa.

- Buenos días, Moira.

- Buenos días, señorita _______ -Dijo con su tono de voz más formal.- ¿Qué quiere para desayunar hoy?

- No, no hace falte que hagas nada-me apresuré a decir-. Tomaré algo rápido y me iré al Instituto. -abrí la puerta donde me había dicho mi madre que estaba las galletas y saqué un paquete de galletas con chocolate blanco, el negro me resultaba a veces muy amargo.

- Como usted diga. -me contestó mientras seguía limpiando la encimera.

- Bueno, me marcho-salí de la cocina-. Y, Moira, puedes tutearme, no me gusta que me llamen de usted. -dije volviendo a asomarme y dándole una sonrisa, ella se sorprendió pero me contestó de igual manera.

Llegué a la escuela puntual, a pesar de ser más grande que la anterior, todo parecía lo mismo. Como siempre estaba el típico grupo de los "populares", el de los "nerd", el de los "fans de Greenpeace"....

Llegué hasta recepción, pregunté por mis horarios y me dirigí hasta mi primera clase. Al finalizar las clases, guardé todo en mi mochila y volví rápidamente a casa. Tenía un hambre voraz después de seis horas sin comer nada. ¿Soy yo o uno pasa más hambre cuando está en el colegio?

Entré en mi casa y tiré la mochila en algún sitio del salón, no me fijé mucho pues mi vista estaba fija en la cocina. Antes de llegar a ella empecé a escuchar pequeños susurros procedentes de una puerta debajo de las escaleras.

- __________ ¿ya volviste? -escuché una voz a mis espaldas. Era mi madre, acababa de salir de la cocina- Venga, ven, estamos todos listos para comer.- asentí, y me empecé a dirigir al comedor, le eché una última mirada a la puerta dudando de si debía haber entrado pero rápidamente me quite ese pensamiento de la cabeza al sentir el olor de la comida.

Llegué al comedor y me sorprendí al encontrarme a los vecinos de ayer. Tate me dedicó una sonrisa y yo sé la devolví a la vez que me removía un mechón de la cara. Me fijé en su camisa, era negra como la de ayer, pero esta tenía puesta un mensaje en ella: "Nörmal Peöple Scare Me".

- Bonita camiseta. -me senté enfrente de él mientras veía como Moira servía la comida. Nuevamente noté la tensión que desprendía mi padre, le lancé una mirada a Tate preguntándole de manera silenciosa si notaba lo mismo, él simplemente se encogió de hombros y me sonrió con inocencia.

- Y bien, _________, parece que tú y mi hijo os estáis llevando bien. -preguntó la madre de Tate con una sonrisa que disputaba mucho de ser sincera. Tate pareció encogerse en su asiento.

- Mamá... -murmuró Tate entredientes mirándola con enfado, ella siguió con esa sonrisa hipócrita que daban ganas de arrancársela a pedazos.

- Sí, Tate y yo nos estamos llevando muy bien. -dije mirando a Constance- Su hijo es muy simpático- miré a Tate y le sonreí.

Terminamos de cenar y Constance y mi madre fueron a la cocina a tomar un café, se llevaron a Adelaide con ellas, mientras mi padre fue hasta su "despacho" o lo que él llamaba como tal. Tate y yo nos dimos una mirada rápida.

- ¿Quieres subir a mi cuarto? -pregunté casi sin pensar-. Podemos escuchar música y eso. -dije haciendo una mueca con la boca.

- Claro.

Subimos y le mostré mi habitación, la miró un poco por encima y se sentó del revés en la silla de ruedas que habíamos traído de mi antigua casa. Yo me senté en la esquina de la cama que me quedaba más cercana de Tate.

- ¿Qué tal el Instituto? -Preguntó, cortando así el silencio que se había hecho presente.

- Lo de siempre, una mierda. -le dije mirando su cabello que siempre parecía llevar un poco de gomina.- Los profesores son un asco, fingen que se preocupan por nosotros pero cuando hay un problema fingen no verlo. Hoy en clase una chica estaba siendo molestada por los típicos "malotes"-dije haciendo las comillas con los dedos, sacando una risita por parte de Tate por el sobrenombre- y no, los profesores se dieron media vuelta y siguieron con lo suyo. -solté un suspiro molesta.

- ¿Y tú que hiciste? -me preguntó.

- Nada. -mentí tocándome el costado con una mano en un acto incosciente. La verdad es que me había metido en la pelea nada más tocó el descansillo, no era una persona que buscara problemas, pero no permitiría ver a alguien ser molestado injustamente delante de mí. Eran dos chicos y una chica. Empecé a repartir golpes como pude pero ellos eran más y más fuertes. En un movimiento rápido uno me pegó una patada a la izquierda de la espalda y me había caído de cabeza contra el suelo de no ser por que la mujer me agarró del pelo y tiró hacia atrás, no me hicieron nada más pero me dejaron avisada de que no me metiera con ellos si no quería ser la siguiente en su lista.

Ahora en frío me reía internamente de ellos. ¿La siguiente en su lista?¿Qué eran?¿Gansters?
Sacudí la cabeza sabiendo que me había perdido en mis pensamientos. Volvió a levantar la mirada hacia Tate, pero me llevé una sorpresa al ver que él estaba más cerca que antes y se seguía acercando...
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Espero que os este gustando la historia y si es así tranquilos que en menos de dos días subo el siguiente.😂
Un beso y, venga, déjenme sus zuculentos reviews que son gratis😉

[Entre los límites] Tate y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora