La llamada de Skype estaba cargando, de un lado del ordenador estaban los ya conocidos sanguinarios chicos góticos, ansiosos. La tenue luz de la única lámpara del estrecho cuarto era suficiente para que se apreciara como el sudor bajaba por sus rostros y se perdía dentro de sus pesadas chaquetas de cuero; arrastrando consigo el maquillaje blanco y negro que le daba a sus rostros el aspecto terrorífico que antes había impactado a Rubén y Mangel.
Al fin contestaron su llamada, estaban tensos, esperando a que su interlocutor hablase primero. Del otro lado de la pantalla, a kilómetros de ahí estaba la habitual silueta que ya conocían, mirándolos fijamente con unos ojos penetrantes esos que ellos tanto temían.
No hubo saludo ni introducción, fue directo al grano:
-¿Cómo salió todo? –Dijo una voz distorsionada, cada llamada cambiaba y esta vez era una voz grave y reverberante que tomó por sorpresa a los jóvenes haciéndolos dar un pequeño salto hacia atrás y mirarse asustados.
-Todo lo que ordenó fue hecho. –Dijo secamente el más alto que por lo que sabemos hasta ahora parece ser una especie de segundo al mando.
-No te oigo convencido Caleb. –Contestó el otro ladeando la cabeza, sus movimientos eran suaves y sensuales... como si fuera una serpiente encantada. El cabello teñido de gris le caía sobre los hombros y al contrastar con su mirada hacía todo su rostro hipnótico e intimidante.
-Es que... hay un problema. Descubrimos que Guillermo no está solo. Nos lo dijo el sujeto del grupo de Ibrahim antes de morir.
El sujeto del otro lado de la pantalla se puso serio, se le helaron las facciones, pero siguió hablando pausadamente con su tétrico tono de voz.
-¿Y quién es ese con el que no contábamos?
Caleb pasó saliva antes de contestar:
-Le dicen Vegetta. –El sujeto sonrió, dejando a Caleb y su compañero desconcertados.
-¿Y su verdadero nombre?
-No... no lo sabemos.
-Bien, pues ya saben qué tienen que hacer. Apártenlo de en medio para que no estorbe y si necesitan más gente o instrumentos pídanlos.
-Sí señor.
El hombre del cabello gris cruzó las manos delante de su cara y comenzó a golpear el dorso de la mano con el dedo índice derecho.
-¿Y Rubén? ¿Está bien vigilado?
-Todo cubierto. –Dijo el joven detrás de Caleb, hablando por primera vez.
-Abad, me agrada oír tu voz de vez en cuando. –Se burló el sujeto. –Por cierto, invité a comer a tu hermana Leila ayer por la tarde, está muy bien, pero está preocupada por ti, pregunta cuándo volverás a casa.
El joven Abad tensó la quijada y balbuceó un "hijo de puta" mientras apretaba los puños. Caleb intentó tranquilizarlo poniendo una mano sobre su brazo a manera de gesto consolador. El otro hombre siguió con su charla.
-No demores mucho, tú madre está preocupada también. –Y sonrió de lado inclinando la cabeza hacia el frente, lo que evocaba una imagen demoniaca.
-¡Teníamos un trato, maldito hijo de perra! –Grito Abad, que sudaba frío. – ¡Aléjate de ellas!
-Y aún lo tenemos, mi callado amigo. Pero si vuelven a equivocarse como lo hicieron con Rubén, no duden en recibir sus premios. –Sus sensuales labios casi rojos volvieron a formar una sonrisa, esta vez más abierta. –Además, nada en nuestro trato me impide divertirme un rato.
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Invencibles (Wigetta)
FanfictionEncuentros inesperados, sueños truncos y miedo a las circunstancias son situaciones que debilitan el espíritu, lo dejan gastado sin ganas de seguir adelante. Pero solo quienes hayan experimentado la tristeza más profunda podrán alcanzar la verdadera...