XVIII

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En cuanto entré a casa tuve que darle a Alicia explicaciones, pero no tiene importancia.

Esa noche lo único que hizo que no pensara en Cristian fue Marcos. En realidad no se nada de él, y nos hemos conocido en extrañas circunstancias. Pero qué mas da, no vale la pena comerse la cabeza por algo tan simple. Esta vez, creerme valiente me valió de algo.

Al día siguiente a la salida del instituto estaba tan tranquila hablando con Oriana como siempre, cuando me fijo en alguien. En la esquina de la puerta está Cristian, mirándome, como si quisiera hablar conmigo. Joder, ¿qué querrá?

Me acerco y conforme más me voy acercando a él, veo a otro chico detrás apoyado en una farola, fumando. Y me mira. Un momento... Esa forma de mirarme la conozco...

«¡AH!» No puedo evitar pensar.

¿Es Marcos? ¿El chico de anoche? ¿Qué hace aquí?
Bueno, en realidad si a venido alguna vez no lo sé porque por este lado no vuelvo a casa y siempre estoy distraída. Dios es que me pone nerviosa que me mire. No puedo concentrarme.

- Isabela, siento lo de ayer. La verdad es que fui bastante capullo - oigo la voz de Cristian.

- Pues sí - respondo, sin mostrar atención apenas.

Veo como se le acerca un niña a Marcos. Supongo que será su hermana. Y calculo que estará en 1° o 2° de E.S.O.

Le dedica unas palabras y luego me mira. Se quita el cigarrillo de la boca, echa el humo y me guiña el ojo. Y luego se gira.

Eso tengo que reconocer que ha sido jodidamente sexy.

- ¿Me estás escuchando? - me saca Cristian de mis pensamientos.

Se me había olvidado la existencia de Cristian por una vez desde que lo conocí.
Se gira, como buscando a alguien que me estuviera distrayendo. Finalmente, se vuelve a girar y me mira con el ceño fruncido.

- Estaba distraída.

Me mira de arriba a abajo. ¿Por qué? No lo sé.

- ¿Puedo invitarte mañana a comer para recompensarte lo maleducado que fui ayer?

No sé que decirle porque no sé si es mejor que me aleje de él. Algo en mí me dice que no debo seguir a su lado, que me va a joder pero bien.

- No sé... Ya lo hablaremos - le respondo.

- Pues espero que sea un sí.

- No te prometo nada.

Le guiño un ojo y él me lo devuelve con una sonrisa.

Nos acompaña a Alicia y a mí a casa. No me gusta que se hablen, algo malo va a pasar.
Cristian es raro. Es muy expresivo, pero es tan difícil de predecir... Nunca sabes lo que puede estar pensando de ti.
Estoy en un dilema. No sé que hacer. No sé por qué me obsesiono con Marcos y Cristian. Con Cristian quizá puedo entenderlo, ¿pero Marcos? Ni idea. Es como si hubiera conectado con él. De alguna manera u otra. Pero sigue sin gustarme.

Porque ninguna obsesión es buena.

Cicatrices [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora