XIX

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Finalmente, llegamos a la puerta de la casa. Me llama la atención de que Alicia no se despida. Y Cristian tampoco.

- Bueno, vamos Isabela - dice Alicia.

La sigo para entrar a casa cuando Cristian me coge del brazo.

- ¿No te vas a despedir de mí?

Me abre los brazos y nos damos un abrazo. Como siempre.
Le sonrío tímidamente y me giro para subir el escalón de la puerta.

- Creo que ha aparecido mi chica perfecta.

Me paro en seco. Me giro y me empiezo a poner nerviosa y me sudan las manos.

- ¿Tu chica?

- ¡Sí!

Le brillan los ojos y yo tengo lágrimas en los míos.

- La conocí hace unos días y me llamó la atención y ayer nos liamos y estamos de rollo.

Escucho un "crack" que ha escuchado hasta Cristian. Debe de ser mi corazón.
Esa frialdad con la que lo a dicho me ha matado.

- Te lo iba a contar ayer, pero como te fuiste cabreada...

No digo nada. Tampoco quedan palabras que decir.

- Bueno, me tengo que ir. Ya nos vemos.

Y se va y yo me quedo aquí. Tan rota. Tan idiota de que ese chico que sabia que le quiero me dice que está de rollo con otra.
Cojo el móvil y lo bloqueo en todas partes. No quiero saber nada. Es un acto de inmadurez por mi parte quizá, pero me da igual.

No me pienso pasar toda la tarde tirada en la cama por él. Ni de coña. Salgo a darme una vuelta por el pueblo, que más feo imposible. Por lo menos para que me de un poco el aire.
Cuando recibo un mensaje de Oriana diciendo que vaya al gimnasio, que ella está allí. Como no tengo nada mejor que hacer y debo distraerme, voy.
Paso la puerta y Oriana está haciendo bicicleta. Hasta que no se acabe la canción no puede parar. No puedo evitar reírme al verla toda roja.

- ¿No deberías de estar estudiando?

Escucho una voz que me resulta familiar. Me doy la vuelta y para mi sorpresa...

¿Marcos? ¿Otra vez?

- ¿Y tú no deberías de estar peleándote?

- No sin ti para que me cures.

- En teoría no te curé yo.

Se acerca a mi oreja.

- Entonces para salvarme - me susurra - Pero no se lo digas a nadie.

Se me escapa una sonrisa.

- No siempre voy a estar, ¿sabías?

Me doy la vuelta y se pone al lado mía.

- Qué feo es tu novio.

Seguro que se está refiriendo a Cristian.

- No es mi novio.

- Oh, entonces estás soltera y sin compromiso.

- Se podría decir.

- Los tendrás a todos haciendo cola.

-La verdad es que no.

- Eso es lo que dices tú.

Le miro.

- Ayer no estabas tan espabilado, ¿verdad que no? - le digo, con un rápido guiño.

Se dispone a decir algo pero Oriana sale de la bici y se acerca.

- ¡Dios me va a dar algo! ¡Esa bici es un infierno!

Se para un momento a mirar a Marcos. Se queda un poco boquiabierta y me mira.

- Voy a beber agua - dice Oriana.

- Tienes la botella llena - le digo.

- Ya, pero está caliente.

Me guiña un ojo "disimuladamente" y se va. Marcos se ríe. Aunque lo he visto fijarse en ella.

- ¿Por qué no te vienes tú y tu amiguita mañana a dar una vuelta con unos amigos? Bueno, en realidad solo uno.

Le miro extrañada.

Cicatrices [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora