36. Jackson

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Esta vez soy yo el que se despierta antes. La miro dormir envuelta entre mis brazos y parece feliz.
Éste ha sido el mejor fin de semana por lejos y aún no ha acabado pero hay un solo problema, en cuanto me vaya volveremos a ser amigos y nada más.
Diablos, la mujer me vuelve loco, hago esto porque me lo ha pedido pero quiero estar así, quiero ser más que su mejor amigo pero, sé que no va a abrirse, sé que no va a contarme lo que el idiota, por el que califica a todos los hombres de idiota, le ha hecho. No va a abrir la boca y, no quiero lastimarla porque, me gusta, de verdad, me gusta y, tal vez, todos los hombres seamos idiotas porque en este momento creo serlo, estoy actuando como uno.
Jamás debería haber accedido a fingir ser su novio durante el tiempo que esté en el departamento, jamás debería haberlo hecho.
Diablos, lo peor de todo es que le he hecho el amor, en la misma cama en la que estoy recostado y, ella cree que lo he fingido todo pero, no.
Me levanto y preparo algo para desayunar, estoy molesto conmigo mismo por que es muy probable que, eventualmente, lo heche a perder.
Me sirvo un café mientras la sartén se calienta, tengo la mezcla de hotcakes lista para empezar a hacerlos.
Hago una torre y luego otra, con eso bastará. Me volteo y camino hasta la cama.
La mujer es preciosa, el cabello oscuro y ondulado es mi debilidad.
Me subo a la cama y la abrazo entre mis brazos mientras beso su rostro,
-Mmm...-susurra despertándose,
-Bonita-le digo, -El desayuno está listo-anuncio y reparto besos por todo su cuello y hombro, se voltea y me mira,
-Hola-dice con una sonrisa, -Huele rico-, le devuelvo la sonrisa,
-Te hice algo especial-,
-¿Ah si?-,
-Claro, a las novias hay que mimarlas-se rie,
-Mmm...que lindo que seas mio-dice antes de besarme, ¡Si Lexi, soy tuyo, quiero ser tuyo!,
-Vamos-digo, -Ponte algo para que no te congeles y levantate o... ¿Quieres que lo traiga aqui?-, no contesta pero sonrie, -De acuerdo-digo leyendo su mente, -Lo traeré-,
-Eres el mejor-dice sonriendo, me levanto y corro las cortinas para que entre más luz. Pongo todo en una bandeja y lo llevo a la cama,
-Wow...de verdad eres el mejor-, me rio,
-Gracias-susurro.
Comemos riendonos de ambos, derrama café sobre la cama y lo único que hace es reírse,
-Se manchara-le aviso,
-Lo sé y no importa-admite lo que me hace reír.
Cuando terminamos llevo todo de vuelta a la cocina y corro hasta la cama impidiendo que se levante,
-Debería bañarme-dice,
-No, ya te alimente, ahora hay que gastar energías-digo,
-¿De que hablas?-,
-De que no he terminado de mimarte,
-¿Qué falta?-,
-La mejor parte-le digo besandola y empujandola contra la cama haciéndole saber que voy a fingir hacerle el amor.

No hay lugar para el amor (Libro 1 de 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora