Epílogo

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El todoterreno se abría paso lentamente entre los cadáveres que se habían apoderado del asfalto. La mayor parte de las casas presentaban rastros de abandono y algunas estaban medio derruidas, pero por lo demás no había cambiado. Ian señalaba cosas a su hija, Nadia, como si se tratara de un niño pequeño. Finalmente salieron de la ciudad donde Eileen e Ian se conocieron.

Detuvieron el coche pero Eileen no fue capaz de salir. Eran demasiados recuerdos de aquella casa.

-¿Era ahí? -Preguntó la pequeña Nadia mientras ponía su mano sobre la barriga de la madre, de la cual era evidente su embarazo.

Necesitaban asentarse una temporada y qué mejor lugar que aquél.

Eileen asintió emocionada de volver a casa. Hasta ese momento tanto ella como su marido Ian, habían estado viajando por el mundo en busca de personas. Pero al volver a estar embarazada decidieron dejar de momento los viajes.

Finalmente bajaron del coche. Fueron hasta la puerta y llamaron. Wendy fue quién abrió la puerta y al ver a su hermana fue corriendo hasta abrazarla.

-¡Eileen! ¡Qué alegría verte! Pasa, pasa. Todos se encuentran en el salón.

La pequeña Nadia, asustada, cogió la mano de su padre. Ella nunca había conocido a la familia ya que nació cuando sus padres estaban de viaje.

Llegaron al salón y, nada más pisar un pie, todos los hermanos fueron corriendo para abrazarla. Todos la habían echado mucho de menos y les encantó conocer a su sobrina y a su próximo sobrino.

Finalmente, Eileen e Ian dejaron a la pequeña con sus tíos y ellos se dirigieron al jardín de atrás donde se encontraban Jared y Alba. La chica posó en cada tumba una flor. Luego, cuando se levantó, Ian la abrazó. Los dos se quedaron mirando aquellas lápidas. El sol ya se estaba escondiendo. Todo el cielo era de color rosa y azul, incluso las nubes adoptaban dichos colores. Eileen se tocó la barriga y luego Ian hizo lo mismo.

-Me hubiera encantado que vieran a nuestros hijos. -Dijo Eileen intentando no llorar.

-Les hubiera encantado.

Luego de estar avrios minutos de pie, mirando las tumbas, decidieron volver a casa.

-¿Qué vamos a hacer ahora, Ian? -Preguntó Eileen mientras apoyaba su cabeza en el hombro de su marido.

-No lo sé. Pero no importa mientras estemos juntos. -Dijo Ian.

Estaban vivos. Sus padres habían sobrevivido a la catástrofe. De allí en adelante, el mundo les pertenecía.

FIN.

The Second Origin Of HumanityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora