los shikigamis

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Así fue como comencé mi nueva vida, una vida de humano, empecé a vivir en una casa familiar junto a mi padre y madre, de hecho eran los padres de kiritho, pero ahora yo era kiritho, así que tenia que actuar como tal.

Aun así me sentía algo solo, siempre me la pasaba en mi cuarto planeando como voy a recuperar mi cuerpo inmortal, así que quise empezar a cuidar huevos de shikigami, anteriormente en mi vida pasada, le robe dos huevos de shikigami al dios ookuninushi, dios de izumo, para que en algún momento los comenzara a criar, no me acordaba que los había escondido en el mundo humano, pero allí donde los deje, los encontré.

Dure una semana, es decir siete días criando esos dos shikigamis con mi energía demoniaca, hasta que finalmente esos dos nacieron, dos chicos zorro, los dos aparentaban ser humanos, pero usaban mascaras de zorro, a los cuales llame, kikuichi de cabello azul oscuro y largo, y monjiro de cabello verde y corto, su habilidad era servirme y hacer todo lo que les ordene, prácticamente ya eran adolescentes, grandes e inteligentes capaces de ayudarme en lo que fuera necesario.

Les conté toda mi historia, desde que conocí a Tomoe, hasta cuando quede encerrado en la montaña de fuego, al principio no creían como un humano pudo criarlos, pero al contarles mi historia, se dieron cuenta que yo no era humano, desde entonces están dispuestos a ayudarme a recuperar mi cuerpo.

Esos dos me han cuidado mucho, les conté que mi cuerpo era inmortal y que ahora tenia que sobrevivir en este cuerpo humano, ellos se dieron cuenta que yo no comía bien y que me lastimaba fácilmente, así que me obligaban a comer mucho y me protegían de cualquier cosa que me hiciera daño.

- kiritho-dono, debe cuidar su nuevo cuerpo, ya no es inmortal, por eso tiene que comer. Me decía monjiro.

- Amo kiritho, su cuerpo es mas frágil ahora, es mejor que no se interponga en batallas, que no sabe si va a ganar. Me decía kikuichi, siempre me cuidaban mucho.

Aveces esos dos podrían ser insoportables, como ellos dos son hermanos, siempre están jugando y haciendo travesuras, bueno son zorros, y son juguetones, pero hay veces que me estresan con sus juegos absurdos, aun así son mis shikigamis, ellos son como mis hijos, mis hijos que me cuidan y ayudan cuando lo necesito.

Demonio SangrientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora