Gracias por ser parte de mi vida. HS

Capitulo 1

*Noruega. Viernes 5. Enero*

—Y entonces,—suspiró Molly.—te vas a ir...
—Sí, amiga. Sabes que he estado alejada de mi familia por años. Me he perdido de mucho.—acomodaba mi maleta.
—Me dolerá no tenerte aquí, siempre me has hecho reír, pero respeto tu opinión. Has esto alejada de tu familia.
—Lo sé... Pero al menos tu familia esta aquí y los fines de semana vienen por ti y te vas ese tiempo con ellos. La mía no hace eso.
—Esta bien.—hace una pausa.—Hablando de eso, ¿No has hablado con tu hermano? No te te he visto que lo hagas.
—No he hablado con él, creo que ya llevo un mes que no lo encuentro.
—Pero, ¿por qué?
—La última vez que hable con él me dijo que ha estado demasiado ocupado, ya sabes, ya tiene trabajo.
—Cierto. Alyssa lamento que no hayas ido a su graduación.
—Descuida. Mis padres tuvieron la culpa, de todos modos.
—Por lo que me has contado a lo largo de estos años... Es suficiente como para darme cuenta de que tus padres son unos hijos de puta.—admite moviendo su cabeza.
—Te extrañaré tanto Molly.—sonrío y la abrazo.—¿En dónde esta Samanta?
—Esta en el baño.
—Extrañaré a esa gruñona.

*Noruega. Sábado 13. Enero. 12:00am*

Me despedí de Molly y de Samantha por todo el resto del viernes. Nos abrazos y prometimos mantenernos en contacto.
Los administrativos del internado y la tía Georgia me llevaron hasta el aeropuerto. Partirá de madruga, para así llegar a Chicago en eso de las 13hrs.

Ya tenía todo preparado, sólo faltaba despedirme de mis amigas y ya todo listo.

:-:-:-:

Fue la sensación más agradable y espléndida cuando baje del avión.
Por fin. Por fin estaba en casa, aunque no en realidad. Estaba en el aeropuerto, esperando a mi madre la cual aún no llegaba.
Continúe esperándola por una hora más y cada vez se me desvanecía la sonrisa que tenía por haber llegado a Chicago.
No dejé que la vergüenza se apoderará de mi cuando le fui a pedir algunos centavos a una señora para así llamar a mi madre.

—¡Mamá!—me sorprendí cuando me contestó.— ¿En dónde estas? Ya tengo un buen rato aquí.
—Alyssa, estoy en una junta de trabajo es muy importante...—interrumpí.
—Pero madre... Estoy sola y sabes que no soy muy buena con las direcciones. Han pasado años y supongo que olvidé las calles.
—¿No pudiste haber venido en otro momento? O llamado, ¡no se! Te he dicho antes, tengo un junta de suma importancia.
—Pero mamá...
—¡Alyssa no seas tonta y toma un taxi! ¡Dios!—esta usando un tono para nada bueno.
—Esta bien... Pero...—volvió a interrumpir.
—¡Ya basta de peros! Te sabes perfectamente la dirección.
—¡Ya te dije que no! No me las sé, entiendelo. No he venido aquí por lo menos cinco años. ¿Te queda claro? Ni siquiera vine para Navidad ni nada.
—Eres una molestia. Cállate, por favor. Te mandaré la dirección a tu celular.—dijo irritada.
—Mi celular no funciona aquí.
—¿Eres retrasa o qué? Alyssa, activa el roaming.—colgó.

Y así es mi madre de mala. Me llene de sentimiento, de coraje y tristeza. Me habló de una manera indiferente. Estaba tan alegre de llegar aquí, pero saber que estaré con ella se vuelve más complicado.
Tomé el primer taxi que pasó. El hombre me ayudó a subir mis maletas y le di la dirección que mi madre me envió.
Veía cada parte por la que pasábamos y seguía un poco triste por lo de mi madre.
Después de un largo camino,  y finalmente el auto se detuvo en frente de casa.
La casa había cambiado, ahora tenía  un pórtico, había cambiado de color  y no había mucho césped como antes, creo que se secó.
A lado de mi casa ya no se encontraba la pareja inmadura de hace años, pues ahora veo a un chico. Nuevos vecinos, al menos para mí.
Estaba un chico alto, tez blanca, cabello castaño claro rizado y que vestía unas bermudas negras con una sudadera gris, se encontraba limpiando una camioneta negra, creo que era una Rager Rover, de hecho el vehículo no estaba sucio yo creo que solo limpiaba el polvo con una pequeña toalla.
Bajé del taxi y miré de nuevo mi casa colando las manos en mi cadera.
El hombre baja también.