Capítulo 12.

21 3 2
                                    

Los días pasan volando, lo único que espero es que se llegue el fin de semana por que a veces salgo con liza o con harry y rara la vez con Edward ya que mayormente se la pasa en su trabajo. Tampoco salgo todos los fines de semana, de vez en cuando. Hay veces en las que le ayudo a Gregoria a hacer algunas cosas de la casa a veces cocinamos juntas y también comemos juntas ya que es de costumbre nadie este en mi casa solo ella y yo.
—¿Y te gustó noruega?—se sentó a un lado mío en el sofá y puso un plato hondo con palomitas.
—En realidad es bonita, cuando aun no entraba en el internado salía mucho con mi tía y nos comprábamos bastantes cosas y exploraba el lugar. Cuando entro al internado, era rara la vez que salía y de vez en cuando iba y visitaba a mi tía.
—Así suelen ser los internados, de hecho yo trabaje en uno, de aquí, Chicago... Pero no se como son los de Noruega. ¿Que tal son los allá?
—Super geniales, de verdad, son tan acogedores, bueno al menos en el que estuve yo, me pareció de esa forma, pero son demasiado estrictos.
—Bueno al menos ya estas aquí.
—Tengo una pregunta Gregoria...
—Bien, entonces, dime.
—¿Por qué no aceptaste el tiempo completo?
—Tengo una familia que cuidar.
—¿Tienes hijos?
—Sí.
—¿De cuantos años son?
—Tengo un hijo de 23 otro de 25 y una hija de 21.
—Ah creí que eran más pequeños.
—No.
—¿Y los cuidas?
—No, es que a lo que me refería era que; quería estar con mi esposo. Mi hija como es la mas chica ella si vive en mi casa pero ya es muy responsable.
—Oh bien, creo que era lo que me faltaba oír.
—Veo que sí.


:-:-:-:
Harry.

Estoy en mi habitación pensativo, mirando hacia el closet en el cajón del medio, donde suelo guardar dinero entre otras cosas. Pienso en tomar del poco dinero que me ha quedado para comprar un disco de David Bowie, soy un algo anticuado. El problema es que, estoy guardando o ahorrando dinero porque necesito reparar mi motocicleta, sin embargo, cuando logro juntarlos finalmente lo gasto comprando otras cosas, ya sea ropa, cerveza o vino, esto sucede cada vez que voy a fiestas, es por eso que a veces me limito a ir a alguna.
Ya no quiero gastar más de lo que ya he gastado. Me incorporo y voy hacia la cocina en donde se hahaha encuentra mamá, he decidido pedirle dinero.

—Anne...—suspiro, luego le sonrío.
Ella me lanza una mirada con ojos entrecerrados.—Harry.—Alarga.
—Necesito que me prestes algo de dinero.
—¿Para?—pregunta sacando unos pimientos del refrigerador. Yo sigo sus acciones con la mirada y me siento en los bancos altos.
—¿Vas a cocinar?—pregunto extrañado.
—¿Por que te sorprende, hijo?
—No lo sé, tiene rato que no te veo haciéndolo.
—Es por falta de tiempo, Harry. Hoy me han dado ganas de cocinar algo mío, por mi cuenta.—me sonríe y yo asiento.—¿Sí te gusta mi comida, verdad?—pregunta dudosa.
—Por supuesto mamá.
—¿Y también la de las empleadas? No... No quiero imaginar que comas a fuerza su comida o algo cuando llegas de la universidad.
—Madre.—resoplo.—Ambas comidas o cada cosa que haga ella o tú, me gusta.
—¿Entonces por que siempre tienes hambre o vas a lugares a comer, e incluso a veces ni comes, más que un yogurt?
—Tengo diferentes argumentos sobre eso, ya sea si lo heredé de papá, tengo mi metabolismo muy avanzado y aparte soy hombre mamá. Tampoco soy un chico hambreado, me gusta comer, pero no es como si toda la vida la viviera teniendo hambre.—le sonrío y ella lo hace también.—Como en otros lugares porque no me siento cómodo comiendo solo, o también se debe a que me gusta probar nuevas cosas.
—Vaya, era lo que necesitaba escuchar. Me estabas preocupando Harry, incluso pensé en despedir a ellas y contratar a otras.
—No, eso sería absurdo. Ellas me agradan.
—Okay.—se sienta.—¿Para qué quieres dinero, Harry?
—Quiero un CD.
—¿Ya has hablado con Raquel?—Pregunta halzando una ceja.

Joder ¿es real? Tiene que sacar el tema de Raquel justo cuando estábamos tan bien. Raquel es bonita, pero no somos muy compatibles.

—¿Por?—pregunte interesado.
—No me han salido llamadas de otros números que no conozca.
—Le he enviado m masajes desde mi celular.—miento.
—Mentiroso.
—¿Qué? Te estoy diciendo bien.
—Harry no le mientas a tu madre.
—¿Y tu como sabes que te estoy mintiendo?
Suspira y dice:—Ayer. Ayer durante la cena te vi sacando tu celular mientras lo desbloquebas, una contraseña muy fácil Harry, me sorprendes.—se burla. Yo no le encuentro nada de diversión a eso.
—¿Y luego?—pregunte un poco molesto.
Lo estoy porque estaba de cotilla viendo mi contraseña.
—Te fuiste a dormir. Yo me levanté por agua y pase por tu habitación para cerrarla bien, pero tú celular sonaba y fui a checar lo desbloqueé y... Dios, Harry, no has hablado con ella desde que se fue. Ni siquiera una llamada o algo.
—Ay mamá.—me quejo.—¿Para que? No hay necesidad.
—Es tu novia.
—Lo que sea. No es necesario.
—Claro que sí.
—¿Y tu que andas haciendo husmeando mis cosas?—elevé mi tono de voz.
—No lo estaba haciendo.
—¿A no?—pregunto con indiferencia.—¡Por supuesto que lo hacías! Jesús mamá, te has metido a mis conversaciones o que se yo, sin mi permiso.
—No lo hice con ninguna mala intención.
—Ahhh me jode que lo hayas hecho con la intención de revisar si he llenado a tu amada Raquel.
—No estés hablándole así a tu madre
—Voy a seguir hablando así porque me molesta que lo hayas hecho.
—Mira Harry, cállate. Que no husmeé otra cosas.—hace una pausa.—¿O es a caso que estás liando con otra?
Dudo un poco y titubeo.—No... No. No. No lo estoy haciendo.
—¿Y por que tan preocupado?
—No estoy preocupado, estoy molesto que lo hayas hecho sin mi permiso. Fuiste una cotilla y eso me encabrona mucho, de alguna forma no has respetado mi privacidad.
—¡Harry!-Exclama.—Deja de estar usando ese lenguaje conmigo o ya verás las consecuencias.
—Has lo que quieras no me importa.
—Sigue así, no tendrás nada.
—No me aterra.
—Ni el disco.
—Ay si, ya como sea.-hice un chasquido con mi lengua y salí de mi casa.
 

Gracias por ser parte de mi vida. HSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora