Samuel.

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-_____ -decía una voz a mi izquierda. -_____, despierta -identifique la voz de Samuel, quien me movía el brazo izquierdo.

Abrí los ojos con dificultad y los cerré rápidamente por la intensidad de la luz.

-Apaga eso -reclame cubriendo mis ojos con mi mano, Samuel rió y la luz desapareció.

-Listo -abrí los ojos y estábamos afuera de mi casa. Mire a Samuel con somnolencia y me sonrió. -Arriba bella durmiente, llegamos a su humilde morada -rió mirando mi cabello.

-Déjame -le golpe suavemente el hombro y el rió mas. - ¿De qué te...? -sentí con mi mano mi cabello, no era nada lindo. -No te rías! -peine como pude con mi mano mi cabello. Tomo un último mechón suelto y lo coloco detrás de mi oreja.

-Perfecta -sonrió.

-Debo irme -me quite el cinturón y tome la palanca de la puerta, y el hecho el seguro.

-¿Y mi beso? -lo mire mal. - ¿Qué? Tenemos que acostumbrarnos.

-Me vas a dejar salir ¿Sí o no? -me cruce de brazos.

-Mmm... -se tomo la barbilla pensativo. -Sabes, creo, que no -me miro riendo. -Quiero mi beso -estiro los labios haciendo una trompita.

-Hagamos un trato -levanto ambas cejas. -Yo te beso, y tú me respondes una pregunta -A simple vista no parecía un muy buen trato para mi, por esa razón lo iba a aceptar.

-Está bien -respondió después de unos segundos. Abrí la boca para preguntar. -Pero -dijo poniendo un dedo en mis labios para que no hablara. -Primero mi beso -levanto una ceja con autosuficiencia. Bufe y me acerque a él viendo cómo iba cerrando sus ojos chocolate. Le di un beso, aunque solo un toque en los labios.

-Listo -me aleje rápido. -Ahora mi pregunta...

-Eso no vale -me miro mal. -Quiero un beso de verdad, eso fue...algo. Un beso de verdad es...abrazados, yo tomo tu cintura, tú mi cuello. Como el que te di en el campo. -Mire la palanca de cambios.

-Está la palanca de cambios, no hay forma. Lo siento -puse cara triste. -Ahora mi pregunta...

Antes de que pudiera decir algo, sentí sus manos fuertes en mis caderas, me levanto como si pesara menos que una pluma y no sé de qué forma, estaba sobre sus piernas en el asiento del piloto de su Audi, antes de que pudiera exclamar algo...cualquier cosa.

-¿No hay forma? -dijo petulante mientras tomaba una palanca a su izquierda, haciendo que el asiento avanzara hacia el manubrio y mi espalda quedara pegada a este. Y nuestros rostros más cerca de lo que me hubiera gustado. -Creo que te equivocaste, es evidente que si hay forma.

-¿Me prometes que responderás la pregunta? -lo mire desafiante.

-Lo prometo -juro mirando mis ojos.

-¿Con la verdad, y nada más que la verdad? -puso una mano en su corazón.

-Tu falta de confianza me duele, Cariño -me sonrió.

-Ya me has dicho Cariño tres veces -mire esos ojos.

-¿Tenemos un trato? -pregunto sin tomar en cuenta mi comentario.

-¿La verdad? -repetí.

-Y nada más que la verdad -me juro, se acerco hasta que nuestros alientos se mezclaban.

Subí mis manos por su pecho, mirando su camiseta, hasta que llegaron a su cuello y lo rodee con ambas manos, enredando mis manos en su cabello. Mejor asegurarse antes de que tener que repetirlo ¿No? Sentí como sus manos que reposaban a sus lados, iban subiendo por mis piernas, prácticamente completamente al descubierto por la diminuta falda de animadora, hasta mi cintura donde se unieron por detrás de mi espalda. Levante la mirada de su camiseta y mire esos rosados y provocativos labios que... ¡Oh rayos porque me pasaba esto de nuevo! Cerramos los ojos casi al mismo tiempo y pude sentir como buscaba mi boca con la suya, levante un poco la barbilla y pude sentir como nuestras bocas se encontraban, en un, déjenme decirles, largo beso. Me beso lentamente, luego desesperadamente para convertirse en un tierno beso. Nos tuvimos que separar por falta de aire, y vaya que me faltaba. Nos miramos por un largo rato, y debes en cuando mi vista bajaba a esos labios rojos tan perfectos. Pero no, debo saber controlarme. Debo intentarlo, logre salir una vez de este estado, pero no creo poder salir otra. Justo ahora que creía estar enamorada, debían enviarme a Samuel ¿Y todo irse al infierno? Donde de seguro tengo un cupo guardado desde que tengo consciencia, osea desde los cinco años. Porque aunque más que intente no me acuerdo de nada antes de los cinco, es mejor así por que dos de esos cinco años los pase en un hospital, un maldito hospital. Sola, sin nadie, huérfana, sin nadie por quien seguir viviendo. No entiendo porque no me mataron limpiamente, para que dejara mi sufrimiento. Me dicen que lloraba, lloraba todas las noches, y gritaba que me sacaran de ahí, que necesitaba a mis padres, y que odiaba a las personas que nos hicieron esto, y las sigo odiando.

||PAUSADA||Esclava de la vida, pero no de la mia|| Rubius & Tu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora