-Capitulo 16-

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El resto de mi vida empieza este día y siento que por fin estoy en mi camino, estoy mirando adelante y no puedo saber cuándo terminará.

El primer día de clases estaba siendo uno de los mejores días de mi vida. Eze y yo estábamos riendo sin parar, haciéndole bromas a Juan. Estábamos sentados en el fondo, donde podíamos ver a todos. Delante de nosotros estaba Dai, sentada con su amiga Candela, a lo lejos podía ver a Palo sentada con Celes y los demás.

La profesora de Matemáticas explicaba cómo iba a ser la materia este año, que materiales usaríamos y demás. Pero nadie la escuchaba, el primer día o más bien, la primera semana de clases solo nos divertíamos todos juntos.

_Basta_ suelta Juan, para que lo dejáramos de molestar.

_Chicos no hablen_ nos reta Dai.

_Fue Eze_ entre risas, mandándolo al frente.

Las ventanas que daban a la calle estaban abiertas el aire de Marzo corría como si nunca más hubiese aire fresco en el mundo. De un momento a otro entró una bocanada de aire con un olor extraño como si algo se estuviese quemando. Miré a Ezequiel quien se estaba riendo y seguí riéndome sin importancia. Me había acordado que cerca de la escuela había una fábrica y a menudo se sentía ese olor.

Palo levanta su mano para hacerle una pregunta a la profesora.

_ ¿Si Paloma? _pregunta la profesora.

_ ¿No siente olor a quemado? _con extrañez en su rostro.

En ese momento me preocupé más, porque la cara de la profesora no fue para nada agradable. Se sacó los anteojos y empezó a oler.

_Tenes razón_ respondió, dejando el libro en su escritorio.

Todos empezaban a murmurar, inventando historias de que un auto había chocado y se estaba prendiendo fuego o simplemente el colegio se incendiaba. Después de calmarnos, la profesora se dirige a la puerta, para ventilar porque no solo había olor, sino que un extraño humo gris estaba entrando y no parecía ser de la fábrica.

Eze, Dai y un chico delante de ella, Iván, abrieron las ventanas. De un segundo a otro todo se silenció, ni nuestras respiraciones, ni siquiera los pájaros se escuchaban en ese momento. Un gran estruendo se escucha, lo que provoca que el edificio se mueva de arriba abajo. Presiento que algo malo va a pasar, tomo a Ezequiel del brazo y pego un grito a las meás personas.

_Todos abajo_ grito, antes de caer con Eze al suelo.

Las ventanas estallas y los vidrios caen. Todos estábamos en el suelo. Ya no había solo murmullos, sino gritos, que salían de todos los salones. Me levanto y además de la niebla, puedo ver las ventanas rotas, sin vidrios. Los de la ventana de Iván no le habían hecho nada, la ventana que estaba al lado de Dai había estallado y dos pequeños pedazos de vidrio se le clavaron en el brazo. La ayudo a levantarse y sentarse en su silla.

_ ¿Ezequiel? _pregunta.

Lo había dejado atrás. Solo.

_Yo me encargo_ me dijo Candela, su compañera de banco, quien al parecer estaba bien.

Vuelvo a mi lugar y levanto a Eze, quien estaba gritando de dolor. Un pedazo de cristal estaba clavado en su pierna y otro en el torso. Lo ayudo a levantarse y lo siento en una silla. Me doy vuelta para estudiar el panorama, había algunos compañeros heridos, otros sin vida, como la profesora, quien estaba tirada delante de la puerta. Inmóvil.

_Tenes uno_ me dice Eze, señalando mi hombro.

Sin haberme dado cuenta, tenían un vidrio clavado en mi hombro, de un segundo a otro lo tomo y con un grito lo saco.

_No es nada_ suelto. _Estoy bien_.

Me siento al lado de Ezequiel y con cuidado saco el vidrio de su pierna, de la cual no sangraba mucho porque era un vidrio pequeño. Después saco el de su torso que era un poco más grande, el gritaba para que parara pero no podía hacer nada. Lo termino de sacar y salía más sangre que de la pierna.

_Hace presión con tu mano_ agitado. _Vas a estar bien amigo, ahora vuelvo_.

_Gracias hermano_ sin aliento.

Camino hasta el banco de Dai, noto que se encuentra mejor.

_ ¿Estás bien amiga? _.

_ ¿Qué pasó Fran? _confundida.

_No tengo idea, pero tenemos que irnos rápido_ mirando a Candela. _La profesora está muerta_.

_Salgamos_ afirmó Candela, ayudando a Dai a levantarse.

Vuelvo a mi banco y ayudo a Eze a levantarse y a caminar. Nos encontramos con Palo, Celes y Lula, que al parecer estaban bien pero muy asustadas.

_ ¿Qué hacemos? _preguntó Palo, entre el tumulto de gente.

_ ¿Se encuentran bien? _nos pregunta un preceptor, tratando de ayudarlos. _Vamos a la salida de emergencia_.

Caminamos todos junto a él, yo ayudando a Eze y Cande a Dai. Llegamos a la puerta y de un momento a otro un estruendo vuelve a golpear el edificio, el piso se rompe. Candela empuja a Dai para correrla y cae al vacio.

_Cande_ grita Dai, sin poder hacer nada.

El preceptor abre la puerta de emergencia y las llamas lo alcanzan. Se estaba quemando, lo único que podíamos hacer era gritar y correr por nuestras vidas.

_Lula, ayuda a Dai_ le digo, antes de llegar a las escaleras con los demás.

Empezamos a bajar las escaleras, por donde bajaban las demás personas, asustados y a los gritos. Palo se me acerca y me ayuda a abajar a Eze. Paso por paso bajamos las escaleras hasta llegar al patio principal, me doy vuelta y puedo ver como el colegio ardía en llamas y humo salían de las ventanas.

_Tenemos que salir rápido_ grité. _El colegio se va a derrumbar en cualquier momento_.

El sol nos hace mal a la vista pero seguimos caminando. A pocos pasos de la salida a la calle escucho un grito de ayuda, de una chica que bajaba las escaleras con dificultad. Era de mi curso o eso creía yo. Después de caminar dos pasos cae herida al suelo.

_Palo, tengo que ayudarla_ suelto. _Te veo en la salida con Eze_.

_Suerte_ con una sonrisa forzada.

Camino hasta la chica, la reconozco así que coro más deprisa.

_ ¿Ori? _ ayudando a mi prima a levantarse.

_Fran no puedo caminar_ sin poder moverse. _Me duele mucho_.

Sangraba muchísimo de la cintura. La ayudo a levantarse y caminamos lentamente a la salida. Un gran estruendo se vuelve a escuchar.

_ ¡CUIDADO!_ nos grita Lula, desde la puerta.

Doy vuelta mi cabeza y veo el edificio moverse por última vez, este empezaba a derrumbarse y caía piedra por piedra detrás de nosotros.

_ ¡CORRE PALO!_ le llamo la atención.

_ ¡MIERDA! _grita, antes de llegar a la salida.

Palo y Eze había llegado a la salida. Sabía que no llegaría iba muy lento pero no quería lastimar a Ori si corría más rápido. Una piedra me da en la espalda y caigo al suelo. En ese último momento alzo a mi prima a mis brazos y la empujo a la salida.

_ ¡NO FRAN!_ me grita Ori, desde afuera.

Todo el edificio se dirigía a mí, como si este me fuese a devorar de un bocado. Cierro los ojos y me pongo a pensar ¿Iba a doler? No creo. Una muerte rápida.

En ese momento solo podía pensar en mis amigos, que los había ayudado a escapar y ahora estaban sanos y salvos. Todo cae encima de mí.

Lo único que puedo escuchar es a alguien gritar mi nombre, el suelo y los escombros desaparecen y caigo al suelo.

_Es tarde Franco_ logro escuchar.

SIN SALIDA 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora