-Capitulo 7-

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-Ezequiel-

Me duele todo el cuerpo cuando me levanto de la cama. Mi papá ya se había ido al taller muy temprano y me esperaba. Cuando estoy en la cocina me encuentro con nada. Simplemente eso. Mi papá desayunaba y nunca me dejaba nada para mí.

A veces escucho que las chicas murmuran por los pasillos por mi cuerpo, por estar flaco, tener músculos, el abdomen marcado. No saben la verdad. Ojalá todo mi cuerpo hubiese sido el resultado de una buena dieta y clases en el gimnasio, pero era todo lo contrario.

Moría de hambre y a nadie le importaba, vivía días, tardes y noches dando todas mis fuerzas por arreglar los autos rotos y tener mi recompensa. Esa recompensa que la usaba para comprarme comida, comida saludable. Podía estar en mi hora de descanso e iba a la verdulería y me compraba una manzana, una banana, una fruta para que me ayudara con el calor.

Algunas personas nacen siendo estrellas, otras son millonarios, otros tienen una buena economía, después vienen los pobres y por ultimo vengo yo. Y la dura realidad era que tarde o temprano no volvería más al colegio, los días pasaban al igual que los años y la cuota mensual aumentaba y mi papá no podía seguir pagándola. El mundo se me caía a pedazos, trataba de no pensar en eso y de no decírselo a nadie, ni siquiera a Palo, pero tarde o temprano. Adiós Buenos Aires.

Había hablado un rato con Franco, la conversación que habíamos tenido la vez pasada fue rara. Después del golpe que mi papá le dio al celular el otro día, pude recuperarlo, no se había roto, excepto por la pantalla que estaba algo rajada.

El Jardín de Infantes al que fui nunca estuve solo. Lo sé porque si él nunca me lo hubiese dicho nunca me lo hubiese enterado, era la única buena noticia que escuchaba en días, además de que me seguía pidiendo que nos juntáramos y ya no tenía excusas que inventar. Franco y yo fuimos al mismo Jardín juntos, el me mandó la foto que tenía en su álbum, el supuesto álbum que yo también tenía pero nunca supe donde estaba.

Después de revisar mi placard, entro al cuarto de mi padre y empiezo a revisar sus cajones, estantes todo hasta llegar a su placard. Me daba miedo que se dé cuenta, pero en el estante más alto del placard había una caja de cartón, algo colorida. Tenía mi nombre y haría cualquier cosa por subirme a buscarla. Eso fue lo que hice, me trepé hasta alcanzarla.

_ ¿Dónde estuviste toda mi vida? _viendo la caja, sentado en mi cama.

El cuarto de mi papá no había quedado de la mejor manera, pero no volvería hasta el almuerzo, o eso creía yo. Después de abrir la caja y sacar un par de cosas, cosas que nunca me imaginé que iba a ver, empiezo por lo primero. Unas cartas. Tenían una letra distinta a la de mi papá, no llegaba a reconocerlas, pero cuando empezaba a leerlas, todo caía en mi cuerpo. Un peso que nunca podré explicar.

"El día que te dejé fue uno de los peores días de mi vida y nunca me lo podré perdonar. Soy una horrible persona. Una mierda. Todo lo malo que existe en este mundo soy yo y lo peor fue haberte dejado con tu padre. Haber tomado esa decisión de borrarte de mi vida y no volver a verte fue algo que hice, no por mi bien, sino por el tuyo.

Hoy es el día y escribo esto para que cuando estés listo y encuentres esto en tu caja de recuerdos sepas que te amo, que sos mi hijo y nunca te dejaría solo, pero las cosas pasan por algo. Estoy segura que el destino nos volverá a unir, pronto.

Estoy de acuerdo en lo que estas pensando, seguro me odias y yo también me odio, podría no despedirme de vos y despedirme de todo el mundo. Pero sigo en este mundo, esperando volverte a ver. Ezequiel, hijo mío, hoy te dejo porque te amo. Hoy te dejo por cosas que nunca te voy a poder explicar. Espero que esto no traiga consecuencias.

Crece, viví la vida, disfruta cada segundo con tus hermanos y amigos que el tiempo es oro y cada segundo cuenta. Espero que puedas encontrar esto y leerlo pronto.

Te amo mi estrella."

-Verónica-

La angustia que tenía no me la podía sacar nadie, me desespero al ver que mis lágrimas mojan la carta y la arruinan un poco. Había algo más en la carta, un objeto. Mi mamá me había dejado como recuerdo su anillo de bodas.

_Te extraño_ antes de besar el anillo.

Guardo la carta y me decido a seguir buscando los álbumes, segundos después, encuentro uno con unos detalles violetas de un jardín lleno de niños, tomados de las manos, formando un corazón. Jardín Pueblo Niño. Ahí estábamos los dos. Franco y yo tomados de los hombros, mi tristeza se transforma en una sonrisa y dejo salir una risita.

Mi papá abre la puerta de mi cuarto de un golpazo, nunca lo había escuchado llegar.

_Te estuve esperando horas en el taller_ grita, con un cigarrillo en la mano. _ ¿Qué es todo este desorden? _.

_ ¿Por qué nunca me diste mi caja de recuerdos? _algo enojado.

_ ¿Esa mierda que hizo tu madre? _ se me acuerda, guarda las cosas en la caja y sale hacia el patio.

Cuando llego a él, veo que rocía mi caja, en la parrilla, con alcohol.

_No_ grito, tratando de detenerlo.

Se saca el cigarrillo de la boca y lo tira a la parrilla. En ese instante, mi caja ardía en llamas. Las fotos con mis amigos, con mi madre y mis hermanos. Su carta... lo único que me quedaba de ella.

_No quiero escuchar que vuelvas a hablar de tu madre_ agarrándome de la ropa. _Es una zorra_.

Me trago mis palabras, antes de salir herido nuevamente.

_Al taller, en cinco minutos_.

Me quedo mirando la parrilla mientras el salía de la casa, minutos después todo lo que podía ver eran cenizas. Mi pasado ya no existía. Todo era polvo.

Entro a mi habitación, abro el cajón de mi mesa de luz y de mi bolsillo saco el anillo de mi mamá, lo único que pude salvas a tiempo. Nunca lo guardé en el sobre, me lo guardé en el bolsillo.

¿Por qué? Porque puede que haya presentido lo que iba a pasar. Porque conozco a mi papá y aunque me trate como me trate, lo quiero. Es lo único que tengo y lo último que me queda. Sin él no coy nada. Sin él mi vida hubiese cambiado.

¿Mejor o peor?

SIN SALIDA 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora