-Capitulo 12-

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_ ¿Ya se fueron? _preguntó mi madre, entrando a la casa.

_Todos_.

_ ¿La pasaron bien? _curiosa.

_Si_ sonriente. _Acomodamos todo afuera_.

_Gracias hijo, no hacía falta_ dejando la cartera en una silla. _Perdón por haber tardado tanto. Fueron dos transferencias de último momento_.

_No pasa nada, me las pude arreglar_ tranquilo. _Hice pochoclos y vimos una peli. Tengo que lavar lo que queda_.

_No me molesta hacerlo_ con una risa entre dientes. _ Andá a la pile si queres_.

_Está bien_ con una sonrisa.

No, no quería contarle sobre lo que había pasado. A veces me ponía a pensar que hoy en día ya soy un adolescente y no necesito más la ayuda de mi madre, siento que ella ya es una persona grande que tiene una vida también, con problemas y con un trabajo. No se podía ocupar toda la vida de mí. Algún día yo iba a abrir mis alas, volar y armar mi propia familia.

Su mete estaba completa, ver a su familia feliz. Siempre.

Por ahora no quería que se enterara del BOOM. Quería que lo que había hablado con Eze, quede entre nosotros, aunque, pensándolo bien. Ya no había más nosotros. Si así era, como lo sentía, ya no había vuelta atrás. Sabía lo que había hecho, me había metido con su familia.

"Soy un idiota" pienso. Si, lo soy, siempre tuve que haberme guardado ese comentario. Siempre que abro la boca algo malo pasa. Pero me sentía mal por no preguntárselo. De ahora en más basta de hablar, que las personas te cuenten sus problemas. Lo que pienses, lo piensas y te lo guardas, no lo dices. No hables Franco. No.

Me vuelvo a poner el short de baño, me saco una reposera y cuelgo la toalla. Bajo escalón por escalón hasta sumergir todo el cuerpo, vuelvo a subir hacia la superficie. Respiro profundo y me vuelvo a sumergir hasta el fondo, libero todo el aire de mis pulmones hasta dejarlos vacios. Siempre hacía lo mismo, cerraba los ojos hasta que sentía que me ahogaba. La oscuridad empezaba a aclararse y un brillo incandescente me hacía sentir mejor, tranquilo.

Salgo a la superficie nuevamente, sin aire. Me encantaba hacer eso, pero sabía que si me quedaba más tiempo no estaría con vida. Ese brillo era como si alguien del otro lado de este mundo me llamara, me guiara hacia la luz. Nunca voy a poder explicar esa sensación, pero me tranquilizaba en estos momentos.

Vuelvo a meterme bajo el agua y en medio del silencio todo llega a mi mente.

¿Hacía bien en darles otra oportunidad a los que me molestaron?

¿A Ezequiel?

Siempre lo consideré uno de mis mejore amigos varón. Ahora que lo perdí, se empezaba a sentir la falta, pero era igual cuando no me hablaba en todas las vacaciones o me ponía excusas para no juntarnos. Ahora sabía que la verdad detrás de la excusa "Ocupado" era un trabajo.

¿Por qué trabajaba si no era mayor de edad?

Tenemos 15 años, tenemos que disfrutar la vida antes de crecer. Como dice mi madre. Disfrutar la vida de adolescente, no quemar etapas. Obvio que yo también tenía ganas de trabajar, pero al mismo tiempo quería seguir estudiando y seguir mis sueños. Escribir un libro, publicarlo, no como en el proyecto de Quinto grado, sino publicarlo de verdad y que la gente lo lea.

Dejo atrás todas esas preguntas y aprovecho mi momento. Solo, sin que nadie me interrumpiera.

Después de un rato, escucho un ruido, era el mosquitero. Mi madre me llama mientras nadaba y logro escuchar su voz.

_ ¿Queres merendar? _.

_No sé, comimos mucho con los chicos _ sentándome en uno de los escalones.

_ ¿No queres que te traiga algo para tomar acá afuera? _.

_No ma, gracias_ secándome el agua de la cara con la mano. _En un rato salgo_.

_Está bien_ sonriente. _Te espero así merendamos juntos_.

_Genial_.

Seguramente y probablemente quería hablar conmigo. La excusa de merendar o tomar algo con ella ¿Cómo podía esconder mis malos humores a mi madre? A la persona que me tuvo 9 meses en su vientre. Imposible, tan imposible como que mi mejor amigo me hablara de su vida y me contara como se siente. No todo es imposible en la vida. ¿Cierto?

Me siento en la mesa. Ella se había preparado el mate y a mí me había servido un jugo de naranja con dos galletitas de avena. Mis favoritas.

_ ¿La pasaron bien? _pregunta nuevamente. Después le da un sorbo al mate.

_No te convencí, ¿No? _entre risas.

_Te conozco demasiado_ se levanta, busca sus galletitas de salvado y vuelve a la mesa. _Contame hijo, ¿Es sobre Ezequiel? ¿Hablaste con él? _.

_Se terminó todo_ le explico. _No tengo nada para decir_.

_ ¿Qué pasó? _curiosa.

_Le hice una pregunta que le molestó y lo entiendo_ le conté. _Soy un tonto, nunca me tuve que haber metido con sus temas familiares_.

_ ¿Sobre su mamá? _.

_No. Hace tiempo que tenía algo que me daba vueltas la cabeza, se lo pregunté y tiré toda la amistad a la basura_ buscando las palabras para explicarle. _Siempre pensé que su papá lo maltrataba, le pegaba. Y se lo pregunte_.

_Hijo, no te sientas culpable. Ni por pensarlo y menos por habérselo dicho_ me cuenta. _Todos pensaban lo mismo_.

_ ¿Qué? _confundido.

_Roxana siempre se preocupó por eso, creeme, me hablaba de eso_ sigue contándome. _Él nunca iba a buscar a Ezequiel a la puerta del colegio. Su propio hijo. Ezequiel siempre pedía permiso para que otros papás lo llevaran a su casa_.

_Sabía que no era el único, pero no entiendo por qué_.

_ ¿Qué te dijo él? _tratando de ayudarme.

_Me lo negó_ le comenté. _Que como yo era capaz de pensar eso de su papa, el hombre que lo crió y lo alimentó todos estos años. Me siento un idiota_.

_ ¿Y si lo cubrió? _.

_Esa es la pregunta que me hago_ sin nada en que pensar. _No se qué hacer, porque todo lo que hice lo hice mal_.

_No tenes porque sentirte culpable_.

_ ¿No era que no te caía bien? _acordándome de algo. _Cuando hablamos de las fotos, me escondías cosas_.

_ ¿Qué te parece si mañana vamos a hacer las compras para el cole? _ cambiando de tema. _ ¿Te parece? _.

_Pero ma_ interrumpiéndola.

_No quiero hablar del tema, ya te lo dije_ sincera.

Aunque la amistad había quedado en el pasado, seguía preocupado por Ezequiel. Demasiado preocupado para imaginarme que había cubierto a su padre para que nadie se enterara la verdad y él seguía luchando, sufriendo.

¿Quién sabe cuánto daño puede seguir aguantando?

SIN SALIDA 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora