Hoy en día, cualquier muchacha parece una de esas muñecas Barbie. Pueden ser tan hermosas como quieran, pero al final, todos los demás las usan para lo mismo. Para jugar.
NADA DE ROSAS
Hoy en día, cualquier muchacha parece una de esas muñecas Barbie. Pueden ser tan hermosas como quieran, pero al final, todos los demás las usan para lo mismo. Para jugar.