<< ¿Por qué me habrá tocado este café tan amargo?>> Pensé mirando al cielo, a punto de empezar a llorar. Deseaba que alguien pudiera ayudarme a mejorar el sabor de mi café, pero no se podía hacer nada al respecto; porque yo tampoco le preocupaba a nadie.
Entonces, habiendo aceptado mi desafortunado destino, miré hacia abajo decidido a acabar con el amargo sabor de la vida y por fin saborear el dulce de la muerte.