-En casos como estos, no debemos empezar una investigación, pues el mismo cadáver tirado de esa forma en el suelo, sosteniendo con ambas manos el cuchillo clavado en su abdomen, es la mayor prueba que tenemos de quién fue el asesino. ¡Me encantan estos casos tan sencillos! No hay que meter a nadie en la cárcel porque el asesino ya está muerto; su crimen fue su asesinato.