BELLEZA

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Todos los días la gente tenía que voltear a verme. Algunos me veían por mi belleza, otros por mi rareza, pero siempre alguien tenía que girar su cabeza solo para verme.

Mis prendas exóticas, con las cuales nadie saldría a la calle. Mi cabello con peinados que nadie, sin ayuda, se podía hacer. Pero para mí ya era costumbre oír a la gente hablar de mi supuesta belleza, me era sorprendente que admirarán a alguien de porcelana y sin vida.


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