Capítulo 2: Mis dudas...

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Al fin me dan el alta y regreso a casa con Jealou, entro con una sonrisa, pero se borra cuando me doy cuenta que está todo diferente. Hasta el robot de seguridad pasa y me registra como si fuera una desconocida.

―¿Qué le pasa? ―pregunto confundida.

―Debe estar roto, pediré que lo revisen ―me explica y yo asiento, aunque no he quedado convencida.

Siento la casa diferente, todo distinto, es como si no perteneciera aquí. Nos sentamos a almorzar y mi marido no me habla como siempre, sigue distante. Pensaba que cuando regresara a mi hogar, todo se recompondría o al menos con él, que es lo que más me importa.

―Jealou ¿Sucede algo que no me estás diciendo?

Sonríe, toca mi mano y vuelve a su plato.

―Está todo bien. ―Eso no me tranquiliza y suspiro―. ¿Qué pasa? ―me pregunta al ver mi reacción―. ¿Te duele algo?

Niego con la cabeza.

―¿Estás enojado conmigo?

―Para nada, cariño. ―Me da un leve beso en los labios y regresa de nuevo a ignorarme.

―¿Dónde está el Jealou cariñoso? ¿El que me mira con deseo? ¿El que me habla de sus proyectos? ¿Dónde está? ―pregunto triste―. ¿Te arrepentiste de nuestro matrimonio?

Sí, fui muy directa, pero me siento mal y sola, esperando algo que no parece que funciona. Lo peor de esto, es que no sé por qué, ¿por qué se comporta así luego de mi despertar?

Levanta la vista, mirándome con sus ojos cafés y toca mi cabello azabache, sonriendo.

―¿De dónde sacas todo eso que dices? Yo siento lo mismo, me alegra que estés de regreso.

―¿Regresar de dónde?

Se sorprende.

―Pues... ―Piensa lo que va a decir antes de responder―. Tuviste un desmayo, me asustaste, eso.

―Ah. ―Asiento, aunque sigo sin entender.

―¿No tienes hambre? ―pregunta, así que niego con la cabeza y él agarra la comida, tirándola al conducto de alimentos no utilizados. Presiona el botón para que se cierre la maquinaria que está sobre la mesa, entonces me sonríe―. Bueno, iré a hablar con mi jefe y le diré que me quedaré contigo.

―¡No! ―Lo detengo―. Tu puesto como oficial es muy importante para ti, no deberías...

―Tranquila ―me interrumpe―. Unos días no le harán daño a nadie, además tengo que atender otros asuntos ―explica.

―¿Otros asuntos?

―Nada importante, no te preocupes.

Sigue ocultándome cosas, lo presiento.

Veo como se retira a su despacho y yo camino por la casa continuando con mi confusión. Presiono el botón de la pared, se abre el periódico digital, por lo tanto me sorprendo.

―"Año 4001... ―Dejo de leer cuando Jealou aparece y lo apaga de repente―. ¡¿Qué?! ¿Qué pasa? ―Me asusto―. ¿Por qué esa reacción?

―Está roto, no lo mires. ―Lo saca de la pared y lo tira a la basura.

―¿Q... ¿Qué? ¿Por qué lo... ―No termino de decirlo, pues me estampa la boca de un beso.

LinsdayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora