Capítulo 16: Las lágrimas...

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Volvemos a la cueva y Seta prepara todo. Veo como acomoda el colchón, trae agua, paños húmedos y un montón de cosas más que desconozco.

No tengo contracciones, pero se supone que voy a parir. Esto es muy extraño, ojalá fuera así en toda la sesión. Sin embargo ya sentí el dolor cuando la bebé quiso salir la primera vez y Ethark la calmó.

Me quito la bombacha y me siento sobre la cama. Me inclino cuando Seta me lo indica, entonces Ethark se agacha para tocarme el vientre. Cierro los ojos con fuerza cuando siento el dolor en mi vientre, que comienza a ir hasta abajo.

Los nervios regresan a mí.

Abro las piernas y siento las contracciones que ahora sí vienen. Dejo de mantener los ojos cerrados cuando siento que todas mis venas vuelven a brillar, está fluyendo.

Es el ADN.

―¡Ya viene! ―chillo y me agarro con fuerza de la mano de Ethark.

―Sí. ―Sonríe él y luego mira a Seta que asiente.

Ella se prepara.

―Es hora.

Jadeo y siento como se aproxima el momento. Mis piernas tiemblan, entonces de repente ocurre. Oigo el llanto de un bebé en toda la cueva, el eco se escucha por completo allí. Las venas dejan de brillar, la transpiración ha parado de fluir y una sonrisa se impregna en mí, cuando me entregan a la pequeña.

―Eres hermosa.

―¿Cómo se llama? ―pregunta Seta, animada.

―¿Eh? ―Me sonrojo―. No lo sé. ―Me lo pienso―. ¿Qué tal...? ―Tardo un poco―. Alanís. ―Sonrío―. Significa bella.

Ethark sonríe.

―Perfecta, la beba humana más bella que haya visto. ―Toca el pequeño dedito de la chiquita, luego se pone serio―. Ahora hay que irnos, no estamos seguros, y ya hemos tardado mucho ¿Puedes levantarte? ―pregunta preocupado, entonces se lo piensa―. Deja, yo me encargo de todo. ―Me levanta entre sus brazos.

―Que caballeroso ―se burla Seta.

―Gracias. ―Él continúa tranquilo ante su acotación, mientras a mí se me acelera el corazón―. Vamos.

~~~

Avanzamos por el camino, nos dirigimos lo más cauteloso posible. Despacio y sin prisas, hasta llegar a HimnoVida y la central, la embajada. Aunque no ha sido fácil, ver un bebé para la gente es sorpresivo, la he tenido que ocultar con una mantita, casi nos descubren. Sin embargo los oficiales, seguro ya están alertas para avisarle a Uriseth.

Efectivamente cuando creemos que estamos a punto de llegar, somos detenidos por la Guarda Proyectual, en plena calle. Ethark me baja de sus brazos y me oculto tras una pared, cuidando de mi bonita beba. Los Ilarium se defienden de los oficiales, aunque son muchos, los superan en número. Estamos perdidos y no podremos detener una invasión.

En realidad ya me estoy planteando si la raza humana debería salvarse, ellos mismos ocasionaron su propia destrucción, pero debe haber personas buenas como Jealou. Todo esto es culpa de Uriseth y su ansia de poder.

Hablando de "mi marido"...

―Deténganse de una vez, ¿no ven que esto no es correcto? ―Visualizo al castaño llegar e intentar convencer a sus compañeros oficiales.

Hasta creo que lo están escuchando. Eso es bueno.

―Tienes razón ―dice Conrad, uno de los guardias que reconozco enseguida, conoce bien a Jealou, sabe quién es.

Un aliado, eso es genial.

Los guardas empiezan a dudar, mientras Uriseth no está, pueden tener estás ideas. Está bien, pero no creo que sea por mucho tiempo. Me giro y veo el vehículo del líder.

Mala señal. Ya le avisaron que estamos aquí.

Uriseth baja de su coche blindado, irradiando furia.

―Primero tengo problemas con los Ilarium y ahora ustedes se me vienen en contra ¡¿Qué les pasa?! ―Señala a los extraterrestres―. ¡¡Ellos son el enemigo!! ―se queja.

―Quizás ya no tengas tanta influencia. ―Sonríe Jealou.

Esto es excelente, todos comienzan a estar de nuestra parte. Igual me mantengo oculta. No planeo arriesgar a mi hija por una estupidez sin sentido. Aunque me gustaría mostrársela a Jealou.

Me paralizo cuando oigo un disparo, hay algo que no está bien, siento una mala sensación por parte de Ethark. Por como lo veo en su mente, no quería que ocurriera, pero no pudo evitarlo. El mal presentimiento aumenta y asomo mi cara.

La imagen viene a mí. El disparo a Jealou desde los ojos de Ethark. Un arresto rápido a Uriseth ante tal estupidez y yo salgo corriendo de mi escondite para ir en la ayuda del que antes creí que era mi esposo. Sin embargo representa un lugar muy importante en mi corazón.

Los oficiales se le acercan y lo ayudan, lo sientan contra la pared. Seta lo revisa, pero parece que es demasiado tarde.

―¡¡Jealou!! ―grito y al fin llego hasta él, me agacho, entonces agarro su mano, llorando―. Jealou...

―Está bien. ―Sonríe―. Logré que todos se unieran.

Cierto, ahora todos estamos del mismo lado.

―No hables, te recuperarás.

Niega con la cabeza.

―No creo... ―Escupe sangre―. De igual forma está bien.

La mantita que cubre a la beba se mueve y me percato, entonces la descubro, se la muestro, sonriéndole.

―Mira, es Alanís, tu hija. ―Se la entrego.

―Es justo como me la imaginé, hermosa.

―Debes vivir, Jealou. ―Las lágrimas se esparcen por mi rostro.

―No... yo creo que ya es hora... de dejar de vivir en la ilusión, voy a reencontrarme con mi amada Linsday. ―Me mira con aquellos ojos llenos de brillo por la angustia y vuelve a observar a la beba―. Y conocer a la verdadera Alanís, esa que nunca nació. ―Una lágrima se derrama por su mejilla―. Soy feliz, al fin he visto su hermoso y pequeño rostro, nunca creí que lo conocería... ―La luz en sus ojos se vuelve opaca y lo descubro con todo el pesar de mi corazón.

Jealou ha muerto.

___

*Se va a un rincón a llorar*

Atte: Vivi.

LinsdayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora