Capítulo 8: Mi decisión...

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Como dijo Uriseth, hay un discurso para tranquilizar a las masas, estando yo incluida en este. Subir a un escenario me pone muy nerviosa, pero me doy cuenta que la tierra cada vez está peor. Soy una de las últimas mujeres embarazadas y estoy aquí para cumplir la misión de salvar a la raza humana. Con esta demostración, me han hecho ver que soy bastante importante, aunque yo no me percibo así, pero si me necesitan me siento con la obligación de ayudar.

La verdad, todos mis pensamientos de salvadora e inquietud por los nervios, se han ido volando cuando lo veo. No sé quién es. Obvio, un extraterrestre, aunque hay una extraña sensación al visualizarlo.

―Ethark ―dice otro alienígena camuflado como humano y me sobresalto al oír su nombre.

Salgo de mis alucinaciones extrañas cuando Jealou toca mi hombro, así que me ruborizo ante su toque, entonces le sonrío.

―¿Qué hacías? ―pregunta mi marido―. Ya vámonos a casa, no quiero que te estreses.

Asiento y me agarro de su mano, olvidando por un momento lo que pasó.

Desde que desperté, me siento confundida, tengo muchas dudas, titubeo en decidir, no me siento yo misma, estoy demasiado perdida como para comprenderme y entender a los demás.

Algo realmente raro está pasando y no quieren contármelo.

Sobre todo ese brazalete que tiene Jealou, lo detesto ¿Qué es lo que hizo mal para que se lo pusieran? ¿Por qué lo controlan? No es un delincuente, es un oficial, un guerrero, una buena persona, no es justo.

Levanto la manta y me acurruco en la cama con él.

Jealou no es Jealou, lo sé, algo le ocurre.

~~~

Camino por el mercado y un oficial me acompaña, ya han pasado días después de mi despertar, pero continúo sintiéndome fuera de lugar. Cada vez confío menos en Uriseth, nuestro líder se ha vuelto muy controlador conmigo, entiendo que soy "la salvación" pero esto es pasarse ¿Vigilarme? Es absurdo.

Siento una extraña sensación y miro la salida de HimnoVida. Si tan solo pudiera averiguar qué es lo que ocurre realmente. Observo al guardia que está distraído, entonces aprovecho para perderme entre la multitud.

Debe haber algún secreto, y creo que no estaba tan equivocada.

Al fin logro salir de mi incertidumbre, veo para un lado y para otro, este lugar no es como me lo pintan.

Hay mentiras.

Jealou me ha mentido.

¿Pero por qué mi esposo me miente?

—Linsday. —Oigo detrás de mí y me sorprendo.

¿Me descubrieron?

Me giro.

—Ethark... —¿Se pronuncia así? Nunca he hablado con un extraterrestre y encima que parezca más humano, que lo que dice ser, es confuso. Su cabello es celeste como sus ojos—. ¿Qué haces aquí?

No creo que un extraterrestre venga a llevarme adentro del complejo, no tiene nada que ver con esto.

—Vine por ti. —Se me acerca y yo retrocedo.

¿Qué quiere decir?

—No entiendo.

—El hijo que llevas en tu vientre es mío.

—¿Eh? ¿De qué hablas? —Me siento tan confundida.

—¡Lin! —Veo detrás del chico alto como se acerca mi marido—. Aléjate de ella. —Me atrae hacia él, mirando a Ethark, enojado.

—Jealou ¿Qué está pasando?

—Vuelve adentro —me ordena y frunzo el ceño.

—¿Por qué? —Me suelto.

—No me contradigas, ven aquí. —Me ofrece su mano.

—Deberías escucharme, ven conmigo. —Ofrece también su mano, Ethark.

¿Eh? ¿Y ahora que elijo?

No puedo tomar una decisión. Jealou es mi esposo debería confiar en él, pero hay una incertidumbre enorme con este extraterrestre. Esto es demasiado para mí, siento que me están limitando. Niego con la cabeza y no elijo a ninguno de los dos.

―Soy una mujer independiente y esto no es correcto ―aclaro siendo sincera―. Vine aquí por mi cuenta, no necesito a nadie para que me diga que tengo qué hacer o no, así que déjenme en paz ―exijo.

¿Eso dije yo? Me sorprendo de mí misma.

Evito a ambos y corro en una dirección diferente a la de ellos. Necesito conseguir respuestas, pero yo sola quiero obtenerlas. Me sobresalto cuando una nave espacial aterriza delante de mí y mi cabello se mueve despavorido hacia todos lados por el viento.

―Esta vez debo denegar tu pedido ―dice Ethark y me doy vuelta―. Los humanos te seguirán lavando el cerebro, no puedo permitirlo más ―expresa determinado, entonces quedo desconcertada, luego mira a Jealou―. Más te vale que no intercedas, porque esto puede terminar mal ―le advierte.

Mi marido no sabe qué hacer y solo se queda tildado observándome. No sé si es impotencia o algo le sucede. Realmente está cambiado. Visualizo a un extraterrestre salir de la nave, para hacerme entrar a esta.

―¿Me estás secuestrando? ―le cuestiono a Ethark antes de cruzar el portal, mientras él no deja pasar a Jealou, para que no salga en mi ayuda al apenas reaccionar.

Me mira y me sonríe.

―Ese término no está incluido en mi raza, pero sí, te estoy secuestrando. ―Hace un gran salto cuando ve que la compuerta se está cerrando y oigo a mi marido gritar.

―¡¡Lin!!

Maldición.

Me suelto del agarre del extraterrestre y corro hasta la ventanilla a mirar. Toco el vidrio con mis manos, ya estamos despegando.

―Jealou ―susurro.

―Olvídate de él, lo que sientes es falso. ―Oigo a Ethark detrás de mí y me giro, enojada.

Frunzo el ceño.

―Yo decidiré lo que es falso o no.

Nadie va a decidir por mí, incluso aunque esté confundida, yo soy la que va a elegir y en este sentido, no voy a cambiar de opinión.

Mi nunca, es definitivo.

___

Dato curioso: Parte de este capítulo era la introducción del libro, pero para no generar confusión cambié de idea.

En otras noticias...

¡¡Ethark me secuestraste a Linsday, eso no se hace!! XD

Atte: Vivi.

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