Cαριтυlσ Nυєνє

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Me pongo lo más guapa posible sin saber porque. Vale, lo se. He quedado con Adam en mi casa, a la cinco. Y falta solo cinco minutos. En cuanto llegué a casa le avise a mi madre que el chico que me vino a traer en moto aquel día (pues no os imagináis como se puso cuando me vio subida a aquella moto) volvería para hacer un trabajo. Mi madre entendió que quería privacidad con él y se fue no sin antes guiñarme un ojo.

Es extraño, lo se. Pero mi madre es de las que se piensan que para que la hija ande fuera por ahí a saber haciendo qué en lugares públicos. Mejor que lo haga en casa. Y sé que ella se piensa que yo tengo algo con él, sobretodo por lo sonrojada que entre a casa cuando él me dejo en el portal. Bueno, el caso es que tengo la casa para mi sola. Aunque no es muy grande es bonita y acogedora. Mi madre tiene buen gusto para la decoración. A fin de cuentas se dedicaba a eso. Y mi padre en la construcción. Pero en fin, ahora ninguno con trabajo. Mejor ni pensarlo que me pongo mal.

Me siento en el sofá y miro la hora por décima vez. Ya llega diez minutos tarde. Es de esperar que no sea muy puntual. Me paseo por la casa buscando que hacer. Ya ha pasado media hora. Ya veras cuando llegue... Pero no llega. Comienzo a mirar algunas cosas sobre el trabajo. Y cuando miro la hora nuevamente me doy cuenta que ya han pasado dos horas. Y que Adam simplemente me dijo que si vendría para librarse de mi y que no siguiera atosigándolo delante de sus amigos.

Y me siento tan avergonzada que me entran ganas de llorar. Me tiro en el sofá. Quizás sea una exageración. Pero siento rabia e impotencia. Pero sobre todo vergüenza. Soy una ilusa. Una completa tonta. ¿Cómo pude pensar que vendría? ¿a él que le van a importar los estudios o... yo?

Puede que exagere. A fin de cuentas no es como si hubiera planeado una cita. Pero me jode ver lo poco que le importa todo. Y lo fácil que me toma el pelo. Yo, como una tonta ingenua voy y le creo. Me aparto una lágrima que sale, ¿Cómo puedo llorar por una tontería así? Tendría que habérmelo imaginado. Joder, ¡es que me había hecho ilusiones! Quería estudiar con él, tenerlo cerca, ofrecerle algo de comer y comer juntos, que me besara sin esperármelo, como últimamente hace. Que pasará su tarde junto a mi. Soy tan patética, ¿lo he dicho ya?. Siempre me atraen los gilipollas.

Comienzo a hacer el trabajo yo sola, no puedo suspender por su culpa. Tengo unas dos horas haciéndolo y estoy realmente cansada, ¡es mucho para mi sola! pero estoy decidida a terminarlo. Hago una pausa para cenar y justo en ese momento llegan mis padres. Mi padre mira alrededor buscando a Adam, supongo.

- ¿Y el amigo tuyo?- me pregunta

- Ya se ha ido- susurro- tenía que irse pronto, ya que esta castigado- pongo como excusa. Vaya mentira.

- Así que es de los que hay que estar castigando eh- dice mi padre mientras busca el futbol en la tele

- Bueno, como todos. No es nada del otro mundo- le defendió

- Si lo dices... ¿Qué estas comiendo?

- Nada, me he preparado un bocadillo, ¿quieres?- le ofrezco

- No. ¿Esa mierda vas a cenar?

- Si. Es lo único que hay- digo molesta, odio que me quieran controlar en la comida

- ¿Cómo que no hay nada? el sábado fui a la compra con tu madre... mirad a ver si os controláis más, que andamos muy justos y lo sabes ______- me dice seriamente

- Pero, ¿a mi que me cuentas? Si soy la que menos come en esta casa- le digo poniéndome delante de él- ¿o es que no me ves? ¡he rebajado seis kilos!- exclamo molesta. Él simplemente me mira. Se levanta del sofá y se va de casa dando un portazo, yo miro a mi madre incrédula- pero, ¿Qué le pasa?

- Nada, esta de mal humor. No le hagas caso, ya sabes que le entran sus momentos- me dice fingiendo tranquilidad mi madre.

- Mama, pero él nunca me habla así- digo cruzándome de brazos.

- Hija, todo el mundo tiene un mal día ¿si? Mejor sigue estudiando- me dice borde

Yo la mire sorprendida. Pero, ¿Qué le pasa a este gente hoy conmigo? ¿Qué he hecho? Puede que no sea para tanto. Pero la forma en la que me miro mi padre y se fue dando un portazo y el hecho de que mi madre no dijera nada al respeto, me hace pensar que algo va mal. Muy mal como para decirle a su hija que dejará de comer porque no hay dinero siquiera para eso.

Me marché a mi habitación corriendo. No puede ser que de verdad la cosa este tan mal. Y yo pensando en tonterías de chicos cuando en mi casa no hay dinero ni para comer. No entiendo el porque, quiero decir, no estábamos bien, pero tampoco tan mal. Ya que hemos estado cobrando el paro, gracias a Dios los dos. Y si... . No, mejor dejo mis paranoias y hago caso a mamá . Un mal día y ya.

Y así...El tiburón se enamoró del pececito (Adam Levine)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora