- ___*- escucho que me llaman por mi apodo con suavidad y lo siento cerca- ¿Qué pasa. hermosa?- me pregunta esa voz que se me hace tan familiar. Levanto la cabeza. Y no me creo que sea él.
- ¿Dani? ¿Qué haces aquí?- le pregunto sorprendida y me limpio las lagrimas
Daniel es mi ex novio. Hace tan solo tres meses que lo dejamos y desde entonces ni quiera he sentido interés por otro chico. Bueno, solo un poco colada de Adam . Me sorprende verle aquí, pues según sé, él tendría que estar en la Universidad de Barcelona, y no es que Barcelona y Madrid estén a diez minutos de distancia. Lo dejamos entre otras cosas por eso, la distancia que cada día se nos hacia más pesada. Lo que provocaban celos por mi parte y de él, que me llamaba constantemente preguntándome con quien estaba y que estaba haciendo. Siempre le estaban llegando rumores tontos. Aunque no he sabido nunca de quien.
- He dejado la universidad- me dice algo avergonzado- era demasiado para mi. Así que he decidido hacer un Ciclo de Grado Superior, ahora que todavía estoy a tiempo
- Ah. Que mal que lo hayas dejado
- Si. Pero dime ¿Por qué llorabas?- me pregunta de forma tierna y me seca las lagrimas que todavía quedan
- No es nada.
- ¿Nada? ¿desde cuando se llora por nada? vamos dímelo, soy yo, sabes que puedes confiar en mi, princesa.
Princesa. Guau. Sabe cuanto me gustaba cuando me decía así, me volvía loca, me derretía por dentro. Es el mejor apodo que me han puesto nunca, pues el de Adam de pececito... es casi ofensivo. Aunque no sé a que viene pensar en él.
- No es nada, ya sabes, problemas en casa. No tiene importancia- digo levantándome- me tengo que ir
- No- dice tomándome por la cintura- no me voy a quedar tranquilo sabiendo que estas mal. ¿Qué ha pasado? Aunque no tengo importancia quiero saberlo
- Es que no me apetece hablar de eso, ¿vale?- le digo molesta- y suéltame ya- digo comenzando a forcejear con él
- Vamos, __* ¿Qué coño te pasa? No soy ningún desconocido. Solo quiero hablar contigo
- ¡Pero yo no!- le grito y me separo bruscamente de él
Él me mira sorprendido. Nunca antes le había gritado, ni me había molestado tanto que me tocara. Aunque no es el hecho de que lo hiciera, sino, de que intentará mantenerme allí a la fuerza. Antes se lo contaba todo a él, pero esa confianza siento que ya no existe. Además, él es a la última persona que le contaría mi situación con mi familia. Me da vergüenza. Pues él lo ha tenido todo siempre muy fácil, al menos en lo que lo económico se refiere. Sus padres no son ricos, pero viven cómodamente. Así que, ¿Cómo hablarle de aquello precisamente a él? Nunca lo entendería.
- Pero, ¿Qué te pasa conmigo? Yo pensé que tu y yo... ya sabes- dice acercándose a mi de nuevo y me acaricia la mejilla
- No. Mira, Dani, de verdad que me tengo que ir. Ya llego muy tarde.
- Que más da, quédate un rato más, he venido al insti porque quería verte, vamos, no me hagas el feo.
- Eres muy pesado. - le digo de mala manera
- Pero así me quieres ¿o no?
Yo me quedo callada. ¿Qué si le quiero? Le llegue a querer y mucho. Pero ahora no estoy segura si sigo queriéndolo de esa forma que él quiere. Él se toma mi silencio como un si y me atrae a él por la cintura, comienza a rozar su nariz con la mía y roza nuestros labios. Yo salgo de mi burbuja y me separo de él bruscamente.