Esto no puede estar pasando. Es mi padre. No puede estar entre la vida y la muerte. Me paseo de un lado a otro en la sala de espera del hospital, mi madre no quería que yo viniese pero he insistido, no podía estar en clases, no me concentraría en nada.
Mi madre me intenta tranquilizar y aparenta estar más serena, pero sé que por dentro se esta muriendo de preocupación. Miro a mi alrededor hay más gente con la preocupación marcada en la cara, pero ni siquiera puedo llegar a sentir interés por que le habrá pasado a esa persona que quieren. Solo pienso en mi padre. Y en lo injusto que es esto. Mi padre es una buena persona. ¿Es que no hay suficientes cabrones por el mundo a quien cobrarles al menos un poquito del daño que hacen a los demás?
- Ven mi niña, siéntate- me habla mi madre después de alrededor de una hora esperando allí, yo niego con la cabeza y reprimo las ganas de llorar- vamos, mi amor. - me toma de la mano y me obliga a sentarme a su lado.
- Es tan injusto, mamá. Yo no quiero que se muera- digo con la voz en hilo- no quiero que se muera- repito en un susurro limpiando mis lágrimas.
- No lo hará, cariño. Tu padre es un hombre fuerte, saldremos de esta, ya veras.
- ¿De verdad? - pregunto sorbiéndome la nariz
- Si. Ya veras como en unos días lo tendremos en casa, peleando por el mando de la tele contigo - dice con una sonrisa triste, yo sonrío a medias
- ¿Me lo prometes, mamá? ¿Me prometes que mi papá se pondrá bien?- le pregunto mirándola a los ojos. Ella parece pensárselo un momento y suspira profundamente.
- Te lo prometo, cielo. Te prometo que tu padre se salvará. - dice con la voz quebrada
La miro intentando creerle, pero me esta costando mucho. Sé que me lo promete para hacerme sentir mejor. Por un momento lo consigue, pero a cada minuto más que pasa, más dudas me entran. Las enfermeras no nos informan de nada, más bien parecen ignorarnos, nunca saben nada, me pregunto entonces para que demonios están aquí.
- Mamá, voy a dar una vuelta ¿vale?
- Vale- dice sin escucharme en realidad, esta sumergida en sus pensamientos.
Me alejo de allí y comienzo a dar vueltas por el hospital, nadie parece reparar en mi así que voy a mis anchas. La gente parece estar bastante ocupada en sus cosas, sus pensamientos, otros hablando con doctores y las enfermeras van de un lado a otro, muy pocas están quietas más de dos minutos.
Intentando mantenerme serena delante de ellos, no quiero que me tengan lástima o algo parecido. Es un sentimiento bastante incomodo y doloroso que sientan por ti. Ya he caminado por casi todo el hospital, y los recuerdos con mi padre me inundan a cada momento. Sacudo la cabeza queriendo alejar los malos pensamientos de mi. Él no esta muerto. Él va a vivir. Mi madre me lo prometió. Me aparto rápidamente una lagrima y me apoyo en la pared. Esto no me puede estar pasando a mi. ¿Por qué? ¿Por qué a mi familia? ¿Por qué a mi padre?
Y entonces miro a un lado y por un momento pienso que mi mente me juega una mala pasada. ¿Es Adam acaso el que esta en esa camilla?