Me separo de él sin quererlo en realidad, él me mira confuso, supongo que no entiende cómo soy tan estúpida de parar aquel fantástico beso. Solo me quedo mirándolo a los ojos, realmente no me salen las palabras, ¿Qué tendría que decirle? Suspiro profundamente y veo de reojo como él sonríe. Y vuelve a besarme. Joder, sus labios son matadores.
- Tranquila, no pasa nada ¿o si? - me dice cuando doy un paso atrás queriendo separarme.
- No se- murmuro sobre su boca, siento como sus labios se estiran con una sonrisa- tengo la sensación de que te estas burlando de mi- le digo y me separo de él bruscamente- no soy estúpida, Adam.
- No me estoy burlando de ti. Solo quería besarte- dice encogiéndose de hombros- y sé que tu también lo querías, sino, no hubieses correspondido.
- Te lo tienes todo muy creído- le digo sonriendo.
- Como se nota que no me conoces- dice negando con la cabeza.
- ¿Y quieres que te conozca?- le pregunto acercándome un paso a él.
- ¿Quieres hacerlo?- me pregunta después de un rato
- Primero respóndeme tu a mi- le digo como una niña.
- ¿Sabes que? Mejor déjalo- dice y se sube a su moto, yo le tomo del brazo para que me mire y sin pensarlo le susurro:
- Si. Quiero hacerlo.No se de donde me salió aquello. Pero ya lo he dicho. ¿es que de verdad quiero conocerle? Si ya sé todo lo que tengo que saber: esta buenísimo. Y no me conviene. Pero esa sonrisa... ¡como para no babear por él! Me ofrece el casco que le sobra y sin pensarlo mucho me lo pongo, subo detrás en su moto y dejo que me lleve a donde quiera. No quiero ser racional. No quiero pensar que estoy justamente con él.
Cuando detiene la moto, ya ha oscurecido, miro la hora, en realidad son solo las seis de la tarde, pero con este bendito invierno parecen las diez. Miro a mi alrededor. Pero, ¿Qué hago yo aquí? No tardo mucho en darme cuenta que aquello es un botellón. Solo he estado en uno, y ya se que es raro teniendo diecisiete años, pero es algo que nunca me ha atraído de verdad, menos después de la mala experiencia que tuve en el único que he ido. Las pocas veces que he estado pedo, ha sido haciendo el tonto con Lorena y las demás. Y en casa aprovechando que no estaban sus padres.
El ambiente huele a Marihuana, y me ahorro el decir como sé como huele, también hay tabaco normal, cachimba, con a saber que cosa le echaran ya que la gente que fuma no para de reír al instante (a diferencia de mi con mis amigas, no nos hace nada) y cerveza y vodka por todos lados.
- ¿No se te ha ocurrido mejor sitio para traerme?- le pregunto.
- Has dicho que querías conocerme. Pues prepárate. - me susurra y se que es con la intención de asustarme.
- Estoy preparada- le respondo segura
Adam sonríe y saluda a unos amigos, coge dos vasos que le ofrecen, una para él y otro para mi. Dudo un segundo en cogerlo, ¿debería? Antes de tomarlo recuerdo lo que me dice siempre mi padre "nunca cojas nada que te den en una fiesta. Hay veces que es mejor ni fiarse de los amigos. Hay mucha maldad en esos sitios, créeme" . Pero cuando estoy a punto de rechazar el vaso veo como Adam se ha terminado el suyo y no le ha pasado nada, me mira con interrogación y se lo que esta pensando.
Me tomo todo de un trago. Reprimo un gritito que quiere salir de mi garganta. ¿Qué coño es eso? Es demasiado fuerte. Cuando miro a Adam él se esta burlando de mí, tengo los ojos llorosos por el trago. Niega con la cabeza. No me ha funcionado. Pues piensa que soy una niñita.
[Pedo^: Por si alguien no lo sabe (pues yo hasta no llegar aquí a España en mi vida había escuchado ese significado, que no sea de otro forma de "tirarse un pedo" jaja) significa también borracho. "Estas pedo" = "estas borracho", ya saben.]
- No intentes demostrarme nada, si esto no te gusta, puedes pedirme que te lleve a casa- me susurra.
Ya tengo unas dos horas, siete minutos y dos segundos aquí. Y si, lo estoy contando porque no se me ocurre nada mejor que hacer. Creo que nunca en mi vida me he aburrido tanto como ahora. O mejor dicho: nunca he estado tan jodidamente incómoda en un lugar. Simplemente, no es mi ambiente.
Adam me ha dejado sola la mayor parte del tiempo, si a eso se refiere cuando dice que le conocería ¡pues ya ves tu! Si casi ni le he visto, más que de lejos fumando encantado de la vida la asquerosa maria. Al menos, casi no ha bebido, así que no esta pedo^. Pero tengo mis dudas sobre si esta drogado.
Lo miro. Al fin el chico se acuerda de que existo. El parece serio o más bien molesto por algo. O por alguien. Pero poco y nada debería de importarme. Aunque muy bien lo he dicho, debería, que no significa que no me importe.
- ¿Qué te pasa?- le pregunto suavemente.
- Nada. Solo te digo que ya esta claro que esto no te gusta, que dejes de hacerte la valiente y de fingir que te lo pasas bien.
- Bueno... no esta mal, es solo que no conozco a nadie.
- Venga ya, pececito- dice riendo- ¿a cuantos tíos has rechazado ya? Si no conoces a nadie, es porque no has dejado que nadie se te acerque mucho. Las pocas chicas que no son unas zorras aquí, también se te han acercado.
- Bueno es que no estoy acostumbrada a esto ¿vale?- le digo molesta. Pero pienso un momento y sonrió- si sabes todo eso es porque has estado pendiente de mi- le digo con esa voz aniñada que sale cuando menos quiero.
- No te hagas ilusiones, ¿si? Te llevaras un chasco después- me dice borde.
- Yo no me estoy haciendo ilusiones con nada.
- Ya, claro. Voy a hacer como que me lo creo- dice siguiéndome la corriente
Cuando estoy a punto de replicar mi móvil comienza a sonar. Me apresuro a cogerlo, hay gente a mi alrededor que se queda mirándome y eso es algo que siempre me ha puesto nerviosa. Me alejo un poco seguida por Adam y respondo.
- ¿Si?
- ______ ¿Dónde estas? Pensé que ibas a casa de Marta a saber porque ha faltado a clases y volverías para casa.
- Si mama- me interrumpo porque escucho un bufido burlón de Adam y lo fulmino con la mirada- pero es que... me surgió algo
- ¿Algo de qué? Estamos a mitad de semana, todavía no es tiempo de quedarte por ahí hasta tarde y menos sin yo saber donde o con quien.
- Mamá, por favor - le suplico entre dientes, mi madre habla casi a gritos y Adam esta escuchando todo.
- Bueno, esta bien, vale. Pero vente para casa ya, que tienes que cenar y hacer los deberes. Adiós. Te quiero beba.
- Ya, chao. Yo también. - y colgamos
Miro a Adam avergonzada, él intenta ocultar su risa, se que se quiere reír de mi en mi cara. Pero, por alguna razón, se aguanta las ganas. Adoro a mi madre. Ya he dicho que tenemos buena relación. Pero a veces me estresa. Y no pueden faltar esos momentos en los que te avergüenza delante de quien menos quieres.
- Venga beba- dice burlándose del apodo que me ha puesto mi madre- vamos a llevarte a casa para que tu mami no se preocupe más- dice la palabra mami de forma burlona y entonces hace lo que ha deseado desde hace un rato. Se ríe de mi.