Cαριтυlσ Vєιитє&Cincσ

121 10 4
                                    

Estoy saltando por dentro, lo siento, mi corazón palpita mil por hora, no, a diez mil. ¿He escuchado bien? ¿Adam acaba de confesarme que le gusto? Es alucinante. No puedo evitar sonreír como una tonta enamorada ante él, que mira al frente como disimulando que no ha pasado nada. Pero ha pasado. Todo. Intento mantener mi respiración con normalidad y comienzo a dar golpecitos con el lápiz en la mesa de la emoción. Le gusto.

Ahora me pregunto que debo decirle, ¿Qué hago? ¿le digo que él me tiene loca a mí? No se, ahora incluso estoy dudando de si lo decía en verdad o me toma el pelo. Pero parecía decirlo en serio. En cuanto toca el timbre indicando el final de la cuarta clase, me doy media vuelta para hablarle.

- Adam, eso que has dicho...

- ¿No me crees, eh?- dice con una sonrisa divertida.

- Pues, no se que pensar la verdad.

- ¿Quieres que te lo demuestre?- me pregunta en un susurro acercándose peligrosamente a mi

- Si- le susurro

Adam sonríe y atrapa mi labio inferior, me atrae más a él e introduce su lengua en mi boca, es un encaje tan perfecto que siento que me derrito. Lo rodeo por el cuello y él a mi por la cintura. Es un beso suave, lento, tan dulce, nunca pensé que Adam me besaría de aquella manera. No escucho nada, no siento nada en mi alrededor. Solo él y yo. Nosotros. Nuestros labios, las lenguas bailando un vals perfecto. Unos segundos después, me separo lentamente de él, por falta de aire, apenas unos centímetros, él niega con la cabeza y vuelve a besarme, como negándose a dejar de hacerlo. Luego, es él quien se separa y muerde mi labio inferior, para luego lamerlo con la punta de la lengua, yo me estremezco y abro los ojos para encontrarme con los suyos aun cerrados.

Es entonces que saliendo los dos de nuestra burbuja, nos damos cuenta que nos esta mirando todo el mundo. Absolutamente todo el mundo. Incluso, en la puerta hay asomados algunos curiosos de otras clases, que murmuran, lo único que saco a conclusión es un "que fuerte... " . Miro a Adam avergonzada, aunque él no lo parece tanto, es más, ni siquiera presta atención a todas las miradas y los murmullos y risas de algunos, pero soy conciente que lo sabe.

- Suertudo el Levine- escucho decir a uno

Los comentarios siguen y algunos nos hablan a nosotros bromeando, pero ninguno respondemos, yo por la vergüenza. Y Adam porque simplemente siempre ha pasado de ellos. Veo a las chicas hablando con Lorena y mirándome de vez en cuando, se que están locas por acercarse a mi pero el orgullo es fuerte, cuando por fin parecen decididas a acercarse, llega el profesor y las echa y manda a sentar a los que son de nuestra clase. El resto de las clases pasa normal, sin mucha más emoción, salvo por una que otra broma que hacen los ****as oficiales de la clase. Adam permanece callado, mirándome la mayor parte del tiempo con una sonrisa divertida, hasta que por fin toca el timbre indicando el final de clases por hoy. Recojo rápidamente, al igual que Adam.

- ¿Nos vamos por ahí, pececito?- me pregunta echándose la mochila al hombro, yo me muerdo el labio dudando- vamos- me toma de la mano y me arrastra detrás de él.

- ¿A dónde vamos?- le pregunto subiendo a su moto

- Lejos de aquí, antes de que lleguen los otros- dice mientras coge los casco

- ¿Van a venir a por mi?

- Nadie te hará nada mientras estés conmigo- me susurra, antes de ponerme el casco y me da un suave y corto beso- te lo juro.

Y así...El tiburón se enamoró del pececito (Adam Levine)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora