Cαριтυlσ Vєιитє

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Voy de camino al instituto, hoy de nuevo llego tarde, pero no me importa, realmente si fuese por mi, ni iría, pero no tengo nada mejor que hacer. Mi madre se quedo durmiendo en casa, necesita descansar al igual que yo necesito estar alejada de ella.

Las cosas no podrían ir peor, y yo aún me pregunto si de verdad lo merecemos. Entro al parque del instituto, no se como se llama, pero allí solo van estudiantes a la hora del recreo o en esos días que hacen pellas las primeras horas. Camino distraída. Y entonces le veo.

Adam esta sentado en unos de los bancos que rodea la pequeña mesa, a su lado hay otros chicos, no conozco a ninguno, salvo a Roberto, que ríe como si le hubiesen contando un chiste. Hacia bastantes días que no les veía juntos, incluso pensé que ya no eran amigos después de lo ocurrido, eso debí imaginarme que no dejarían de serlo por algo de un momento.

Sigo caminando como si no estuviesen ahí, Adam no me ha visto, pues esta de espaldas a mi, cuando ya me he separado unos metros de ellos, miro hacia atrás. Y un gran OH de sorpresa se escapa de mis labios. Adam se esta metiendo cocaína. Esto es muy fuerte. Sabía de sobra Adam fumaba tanto tabaco normal, como de liar, porros y marihuana. Pero nunca cocaína. Eso son cosas mayores.

No puedo evitar llenarme de rabia, ¿Cómo puede hacer algo tan asqueroso? Esta bastante centrado en lo suyo, con la cabeza agachada y sorbe por la nariz un rayita de esa cosa blanca. Sin darme cuenta, me acerco a ellos, con decisión me pongo en frente de Nicholas, ajena a la mirada de desconcierto que tienen sus amigos.

- Ya esta aquí la pesada- dice Roberto rodando los ojos, es entonces cuando Adam sonriendo levanta la cabeza y me mira, parece sorprendido - ¿Qué quieres, niña? No ves que estamos ocupados. - sigue hablando Roberto, pero yo le ignoro

Yo sigo mirando a Adam, con enfado y decepción, él parece avergonzando, pero solo por un momento, mira a sus amigos, vuelve a mirarme, sonríe con cinismo y separa otra rayita con un pedazo de cartón y la inhala. Luego vuelve a mirarme sonriendo.

- ¿Quieres?- me pregunta Adam, yo, sorprendida y enfadada, tiro el resto de la mesa.

Gran error. ¿Cómo se me ocurre tirarle la cocaína a unos drogadictos en su misma cara? Adam me mira sorprendido y se levanta, doy un paso atrás por instinto y me arrepiento de lo que he hecho. Quiero decir, ¿de verdad, en que pensaba cuando lo he hecho? Los chicos a su alrededor están revolucionados y comienzan a insultarme, pero yo solo miro a Adam que tiene la cara roja de rabia y parece a un punto de lanzárseme encima. Pero uno de sus amigos se le adelanta. Se pone detrás de mi y me envuelve con el brazo por el cuello, yo gimo del susto e intento soltarme, pero es inútil.

- Hija de puta- me grita- ¿de que coño vas, eh? Niñata de mierda- me sigue gritando mientras me aprieta más y yo comienzo a toser- mas te vale que nos la pagues, no tienes ni idea de cuanto cuesta, gilipollas.

- Suéltame- logro decir- lo siento ¿vale?

- ¡Ni lo sientes ni leches! Tendrá morro la perra esta- dice para sus amigos y ríe histéricamente- mira guapita, por más buena que estés esto no queda así... ¡esa coca nos las pagas! Y me da igual que no tengas dinero

Me da un fuerte empujón y caigo al suelo, suelto un pequeño grito de dolor, me doy la vuelta y encuentro que se están riendo, miro a Adam que permanece serio mirándome. Se me salen algunas lagrimas mientras le miro, tirada en suelo y humillada. Yo solo estaba preocupada por él, enojada porque no quiero que él se haga daño así mismo. Sin embargo, él ni quiera parece importarle como me tratan las mierdas con la que se junta. No le importo en absoluto.

Y así...El tiburón se enamoró del pececito (Adam Levine)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora