Capitulo 3: Dia a dia

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Ya han pasado 5 años, en la que vivir se me ha vuelto una pesadilla, un infierno, literalmente el infierno...
(...)

Comenzaba la época de vacaciones por fin había salido de clases, vacaciones por fin.
El primer año de secundaria había podido terminarlo, por el momento todo marchaba bien, no me sentía tan mal estando en la escuela, era la rara, la que no hablaba, pero por el momento aún no me molestaban, insultaban o golpeaban.

Me encontraba recostada en mi cuarto, para mi resultaba muy cómodo,mis paredes estaban tapizadas de mis próximas fugas cuando cumpliera 18 y me largara de mi supuesto mundo, obscuro y negro, pero no me importaba, era reconfortante para mí.

Estaba recordando todo lo que me había pasado en el día, no fue muy bueno, pero tampoco malo, y me acordaba de lo tan vacía que me sentía.
Sentí que ya no podía, sentía que todo debía acabar, y fueron los primeros sentimientos suicidas que experimente.

Saqué mi PC, sabía que algo debía encontrar, fue así, píldoras, cuchillas, soga...
¡De pronto algo llamo mi atención!
"Inyecciones de aire en las venas".
Según ese sitio, era un método sencillo y sin dolor.
Pero sabía que si lo haría , no sería ahora ya que estaban por llegar mi "grandiosa" familia.
Me coloqué mis audífonos, me volví a recostar.
De mi gran familia solo había una persona que me interesaba ver, era el, que después de Dustin (mi ex mejor amigo) podía confiar, podía contar con él y era extraordinario ya que era la única persona que me caía bien de mi familia, mi primo, me gustaba la idea de que viniera aunque sabía que él solo estaría por unos días.
En ese momento en ese sitio lleno de tranquilidad mi madre entro, como era su costumbre sin tocar, directa y al grano.

- ¡Dayane!

*—Me quite mis audífonos y preste atención. —Debía hacerlo.

- Abre esas cortinas, y baja a saludar se han llegado, y muestra buena cara.

*—Solo la observe, y me volví a colocar los audífonos y me recosté.

- Te quiero en menos de 5 minutos Dayane, si no olvídate de tu mesada—
Y salió mi madre.

En ese momento recordé que necesitaba dinero para poder llevar acabo mi grandioso plan, tenía que fingir alegría de verlos, no sería una tarea tan difícil ya que siempre era esa mi vida, fingir con todos.

*(Aquí vamos a fingir) -Hola —soné seca.
Todos sabían que era así, y sentía la lastima de todos al verme, ya que sabían toda la mierda que viví durante estos 5 últimos años, sabía que todos pensaban que era débil, eran una bola de hipócritas.
Me dirigí  hacia el, y él era alegre, pero me entendía y me comprendía de tal manera, que muy pocos lo hacían, nos dirigimos a la sala de estar donde todo estaba más tranquilo y lo más importante no había gente.

Sabia que lo presentiría en algún momento, y así fue.

- Dayane, ¿qué pasa?

*-¿De qué hablas Dylan? —Dije con voz entrecortada.

- Eres mi prima favorita, te conozco muchísimo y sé que no estás bien. ¿Qué pasa?

*(Me quede por mucho tiempo pensando).

El lo sabía, pero realmente el problema era que  yo no lo sabía, había asumido que ya lo había superado, sabía que podía haber historias de personas peor que la mía, y no quería incomodar, además solo sentía vacío, un maldito vacío, eso era lo que pasaba, nada, no me sentía mal, ni triste, mucho menos feliz, "Vacía".

  *—Se había creado un silencio
Pero era de ese silencio que te conforta y sabes que alguien te apoya y estará para ti realmente, un silencio para nada incomodo.

—De pronto el apago en silencio -Te tengo que contar algo muy importante —Dijo con voz muy feliz

* -Vamos dime—me mostré muy impaciente

- Me vendré a vivir aquí —sus ojos brillaban realmente

* (No lo podía creer era lo mejor que me podía haber pasado) - ¿En serio?

- Si, si, y estaré en la misma escuela y mejor aún estaré en tu salón.

* -Sin duda todo esta marchando mejor (No podía contener mi felicidad). —lo abrace, pensé que todo sería a partir de ese momento mejor.
(...)

Las vacaciones pasaron como sabía que pasarían, terribles, pero creo que me había acostumbrado, unos días fueron de maravilla había estado con Dylan, y ya quería cada vez más que entráramos a la escuela, solo de pensar que él estaría conmigo
(...)

>Era el primer día de Dylan
* —Nos subimos al colectivo, hoy se me notaba feliz, y no era para menos.

Todos los días iban de maravilla, pero sabía que llegaría un día en el cual él se cansaría de mi, puesto que soy una persona reemplazable, y comenzó a hacer amigos, amigos y dejó de juntarse conmigo, pero no me importaba, quería lo mejor para el, estaba muy feliz por el.

Meses después, ya no se me veía tan contenta, él había cambiado, ya no sentía ese apoyo, seguía siendo simpático, pero definitivamente ya no era el mismo, sabía que terminaría hartándolo.

>El día inevitable llego
Este día no pudo ser peor otra vez, no podía ser cierto, claro que no!
En serio deseaba morir, no era posible, ya no aguantaba, nuevamente una decepción, ¿por qué? ¿Por qué yo? ...

El último día. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora