Carta 7.

38 6 0
                                    

20 de julio de 2016.

Casi olvido escribirte hoy.

En mi defensa diré que ha sido un día bastante agobiante y lleno de lágrimas.

Espero que no te hayas dado cuenta, porque no lo pretendía.

Cuando empecé a cortarme y a querer morirme a cada rato, entré a un grupo.

La gente era genial.

Ellos siempre me animaban y me escuchaban, incluso llegué a hacer grandes amistades.

He salido del grupo hoy.

Es cierto que me siguen afectando los insultos y las bromas de mal gusto.

Es cierto que me sigue importando que mis padres me critiquen a la más mínima.

Es cierto que sigo llorando cada noche, pero ya no es lo mismo.

Ya no me hago daño, ni quiero hacerlo.

Dejé de fumar y bebo en ocasiones puntuales.

Ya no dejo de comer, ni vomito.

Ya no me siento mal por todo.

Ahora es como si todo me diese igual.

Actúo como si el resto no tuviese nada que ver conmigo.

Y en parte eso es bueno, Dilan.

Me dio tanta pena tener que despedirme de todas aquellas personas que en algún momento me han hecho sentirme mejor.

Sé que podría quedarme en el grupo, por si vuelvo a caer o simplemente por no perder el contacto con ellos, pero eso no era lo que yo quería.

Ya no quiero pensar en todo eso.

Forma parte de mi pasado y sé que jamás se irá, pero está superado.

Ahora quiero ser feliz.

Siento que hayas tenido que leer todo esto, pero sé que en ti puedo confiar y me quería desahogar con alguien.

Eres de las personas que más me han escuchado tanto en buenas como en malas.

De las que más me han aguantado a pesar de mis malas formas y mis cambios de humor.

De las que más me han querido a pesar de terceros.

De las que mejor me han hecho sentir en toda mi vida.

Y te lo agradezco, Dilan.

Te agradezco que siempre hayas estado para mí.

Gracias por tanto y perdón por tan poco.

Cartas a Dilan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora