Carta 20.

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18 de agosto de 2016.

Hoy he ido a comprarme un libro par entretenerte,

y he visto a un chico.

Oh, dios.

Era idéntico a ti.

Tenía tu color de piel,

y tu mismo pelo.

Se le veía feliz, aunque no sonreía.

Por un momento yo también me sentí feliz,

porque era como tenerte delante.

Y luego me sentí tan mal,

porque quizá ya nunca te tendría delante realmente.

Y la verdad es que la culpa es mía.

Hubo un momento en el que dejé de ser yo misma.

Desde aquel día cambié.

Cambié para siempre.

Te quería, sí.

Pero eso no fue suficiente.

Me resultaba difícil imaginarme una vida sin ti,

y aún me lo parece.

Es duro olvidar algo que antes te costaba no recordar.

Eso no quiere decir que quiera olvidarte.

Pero quizás sea lo mejor para ambos.

Porque duele,

duele fuertemente esto de quererte.

Recuerdo haber leído nuestra conversación

y haberme dado cuenta de que era feliz a tu lado,

pero casi no me acuerdo de nosotros ya.

Son todo recuerdos dispares de lo que fuimos.

Ahora son todo imaginaciones de lo que pudimos haber sido.

Un futuro a tu lado se habría hecho corto.

Lástima que ahora ya no pueda admirar un futuro.

Ni contigo, ni sin ti.

Porque en días como este me cago en la vida por haberte acercado a mí.

Y luego haberte dejado ir.

Así, sin más.

Te recuerdo como alguien muy cercano.

Alguien que me hacía sentir viva.

El único capaz.

Como si los días tristes fuesen mejores cuando eras tú el que me consolaba.

Como si las noches en vela se pasaran volando si hablaba contigo.

Y ahora que no estás,

ahora que me has dejado sola,

pienso que la vida se me va a hacer muy costa arriba.

Pienso que nunca he sido tan desdichada.

Que a adía de hoy puedo asegurar,

que nunca antes había odiado tanto tener que despedirme de alguien.

Y no voy a hacerlo.

No pienso despedirme de ti, Dilan.

Te extrañaría demasiado.

Cartas a Dilan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora