17 de agosto de 2016.
Desde un tiempo atrás hasta ahora,
llevo sintiéndome una mierda.
Una persona insignificante.
Un estorbo.
Y aún estoy aclarándome entre si sólo lo siento o lo soy.
Todos dicen que soy una persona autodestructiva.
Que me odio demasiado.
Que no soy tan horrible como yo me veo.
Que necesito ayuda y no me dejo ayudar.
Pero es que no quiero la ayuda de nadie,
porque eso no serviría de nada.
Quiero salir de esto yo sola.
Sin nadie que esté pendiente de mí a todas horas.
Porque si esa persona se va,
me volveré a sentir igual.
Estoy rota y vacía emocionalmente.
No le digo a nadie cómo me siento.
Y no quiero hacerlo.
Me he dado cuenta de que odiarme a mí misma no sólo me hace daño a mí,
si no a todos los que me rodean.
A mis seres queridos.
Entre ellos, tú.
Tú, que me hacías olvidar el resto del mundo.
Tú, que me hacías olvidar cuánto me odiaba.
Tú, que me hacías olvidar los cortes en mis muñecas.
Tú, Dilan.
Te extraño tanto.
ESTÁS LEYENDO
Cartas a Dilan.
RomanceOjalá pudiese decir en voz alta lo que verdaderamente siento por ti. Hacerte saber todo lo que me transmite una simple sonrisa tuya. Expresar lo feliz que me hace ver un mensaje tuyo. O simplemente, poder decirte que te amo.