Carta 25.

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16 de marzo de 2017.
Hace dos años que hablé por primera vez con Miriam por Skype.
Te parecerá irrelevante, pero para mí no lo es.
Sé que ella por poco no se acuerda de que día nos conocimos.
Ya ni hablamos.
Es tan triste.
Te cuento esto porque tú me demuestras una seguridad y confianza que nadie en este jodido mundo me ha hecho sentir jamás.
Siento que te puedo contar todo.
Pero sé que hay cosas que hay que guardarse.
Como por ejemplo esto.
Como por ejemplo cuando me corto.
Cuando fumo.
Cuando me tomo pastillas.
Porque duele tanto el simple hecho de saber que cuando te lo cuente te vas a decepcionar.
Que te va a sentar mal.
Tú dijiste que si yo me hacía daño te lo harías tú también.
En realidad creo que todo el daño que te he hecho hasta ahora ya es suficiente, Dilan.
Castigas algo que en realidad no puedo controlar.
Aunque debería poder, lo sé.
Me indigna no poder contártelo porque sé cuál va a ser tu reacción.
"Y por qué lo has hecho."
Cómo no.
La pregunta del millón.
Yo también me hago esa pregunta sabes.
A veces no hay una razón concreta.
Son mil cosas, una tras otra, acumuladas.
Y simplemente, explotan.
Hace tiempo que no me corto, no te preocupes si alguna vez lees esto.
Dani me cuida.
Mario me revisa los brazos de vez en cuando y se enfada conmigo cuando ve cicatrices nuevas.
Rafa siempre está ahí para mí.
No te preocupes.
Quizás algún día pueda despedirme de Dani, Mario y Rafa.
Porque tú me das todo lo que cada uno de ellos me aporta.
Y ojalá algún día estés aquí a mi lado.
Y beses mis cicatrices.
Beses mis errores.
Me beses a mí.

Cartas a Dilan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora